(Carlos Ruano ha tenido la amabilidad de pasarme la síntesis de la tesis que defendió hace una semanas en la Universidad de Barcelona y que fue dirigida por Salvador Martín, Director de Productos especiales de Cogesa Correduría de seguros. También me consta que su trabajo ha sido apoyado y financiado por la Compañía Reale.
Me pregunto si el trabajo de Carlos no podría tener aplicación práctica a través de la Fundación Reale de la misma forma que lo están haciendo otras fundaciones y compañías aseguradoras como por ejemplo DKV España o la Fundación Münchener Rück).
Microseguro: Una oportunidad para todos
En los primeros años de esta década empieza a utilizarse el término microseguro” para describir la provisión de productos aseguradores a familias de bajos ingresos en países en vías de desarrollo.
Este término (importado de las microfinanzas), ¿indica que estamos ante una nueva práctica, aún cuando se incluyen esquemas de protección seculares? ¿O, como algún autor indica, no es más que una nueva manera de“empaquetar” algo viejo? ¿Qué es realmente el microseguro y para qué puede servirnos a nosotros, aseguradores en un país de economía avanzada?
A estas preguntas intenta responder este estudio, para lo que vamos a beneficiarnos de los trabajos realizados por el CGAP Working Group on Microinsurance desde 2004, quienes realizaron detallados estudios de casos
concretos de provisión de microseguro en los cinco continentes y derivaron conclusiones en compendios y conferencias internacionales.
El término “microseguro” empezó a utilizarse en círculos académicos y de cooperación internacional en los 90, derivado del concepto de microcrédito.
Como la microfinanza, el microseguro también responde a dos propósitosdistintos pero convergentes:
Extender la protección social a los más pobres, aquellas personas situadas justo en el umbral de la pobreza (SOLIDARIDAD).
Desarrollar un modelo de negocio adecuado para incorporar segmentos omitidos al mercado asegurador (NEGOCIO).
En nuestro mundo viven 4.000 millones de personas con menos de dos dólares al día. De éstos, sólo 10 millones tienen acceso al seguro para protegerse de los riesgos más básicos, es decir un 0,25%. ¿Por qué? Además de las deficiencias estructurales generales que existen en los países que albergan a los más desfavorecidos, las personas de bajos ingresos han resultado un mercado olvidado y difícil para la oferta comercial de seguros. Son personas a menudo analfabetas, que se mueven en círculos de economía informal y que no disponen de cultura aseguradora. El encaje de primas que puede derivarse de ellos es escaso, los gastos para administrar la oferta altos y falta la infraestructura más básica para sostener las operaciones.
Es instructivo estudiar cómo se protegen las poblaciones “en la base de la pirámide” de sus riesgos. En general, observamos que existe muy poca previsión y mucho mecanismo de respuesta basado en el crédito (formal e informal) y en la reducción de la calidad de vida de toda la familia, en especial los niños. El seguro sólo aparece como respuesta minoritaria. En cuanto a los riesgos que más preocupan a este segmento de mercado, sobresale la salud como una prioridad unánime, seguida del fallecimiento accidental.
Estas prioridades contrastan con la evidencia recogida sobre la provisión real de microseguro en los 100 países más pobres del mundo (en un trabajo muy citado de Jim Roth, Michael J. McCord y Dominic LIber para el Microinsurance Centre en 2007). Los datos muestran que el producto más distribuido es el seguro de vida (riesgo), mayoritariamente vinculado a una operación de microfinanzas, y las coberturas de accidentes o incapacidad anexas. También existe demanda y provisión (en gran parte en formatos informales) de seguro de decesos. El seguro de salud es suministrado fundamentalmente por entidades caritativas sostenidas con fondos solidarios. En conjunto, nos encontramos con un universo de no más de 78 millones de personas (en 2006) cubiertas con alguna forma de microseguro.
Los estudios de cinco casos concretos de suministro de microseguro en Colombia, Uganda, Bangladesh, Polonia y Francia nos permiten dibujar cuáles deben ser las principales características diferenciales del microseguro:
_ Relevante para los pobres. Deben cubrirse las grandes áreas de vulnerabilidad de las poblaciones de bajos ingresos.
_ Inclusivo. Deben limitarse al mínimo las exclusiones en suscripción y en coberturas. Debe incluir mecanismos de capacitación de la mujer.
_ Primas asequibles. En cantidad y ciclos de pago adecuados a las disponibilidades de las familias aseguradas.
_ Formato colectivo. Para minimizar costes y negociando con el colectivo las coberturas y condiciones adecuadas.
_ Simplicidad contractual. Contratos breves, en lenguaje simple, multiidiomáticos.
Tarifas muy simplificadas para facilitar la gestión por intermediarios poco capacitados.
_ Rapidez y simplificación en la gestión de siniestros. Limitar los requisitos documentales y maximizar la rapidez en el pago o prestación.
_ Promoción y educación. El microseguro debe tener una voluntad de educación y transitoriedad, para acabar incorporando a las poblaciones al mercado regular de seguros. Los pobres de hoy son la clase media de mañana.
Repasamos también los diferentes modelos de gestión utilizados por el microseguro, destacando el modelo socio-agente como el preferido. En este modelo, un asegurador comercial concierta la distribución de un seguro muy simple y estandarizado con una organización ya operativa en el mercado de bajos ingresos (entidad de microcrédito, cooperativa, empresa de servicios públicos, etc.).
En otra parte del estudio repasamos cómo la supervisión y regulación del mercado de seguros afecta a la provisión de microseguros en cinco países representativos (Colombia, Filipinas, India, Sudáfrica y Uganda), concluyendo que el microseguro supone una defensa del derecho del consumidor a tener una oferta asequible de seguros, y que dicho derecho debería protegerse con:
_ Una regulación específica del microseguro, con requerimientos de capital reducidos y facilidades de distribución por diferentes canales.
_ Un itinerario de regularización para los formatos informales de seguro.
El actual proyecto de regulación en Sudáfrica puede ser un revulsivo.
El campo de acción que supone para los donantes solidarios y el papel que el reaseguro puede jugar en el microseguro son otros dos temas abordados en este estudio.
En la parte final del trabajo nos preguntamos sobre las oportunidades que el microseguro ofrece a los aseguradores españoles e intentamos anticipar cuáles pueden ser las líneas de desarrollo futuro en el mundo.
En nuestro mercado, sugerimos que el microseguro es una excelente oportunidad para los programas de Responsabilidad Social Corporativa. Incluir un compromiso concreto en microseguro supone recuperar el valor intrínsecamente solidario de nuestra industria y, además, nos ofrece la oportunidad de colaborar no sólo económicamente sino también aportando experticia y trabajo personal. Además, siguiendo el ejemplo de dos experiencias de microseguro en Francia que reseñamos, también nos da pistas sobre la existencia en nuestro propio mercado de zonas ciegas en la oferta regular de seguro y cómo abordarlas.
¿Hacia dónde va el microseguro? Es innegable su actual dinamismo y proponemos que dicho crecimiento debe venir acompañado de un salto de calidad:
_ Es fundamental que al microseguro se incorporen los aseguradores comerciales internacionales, para inyectar alta tecnología y eficiencia.
Existen importantes razones, que en el estudio detallamos, que justifican la entrada de los aseguradores comerciales en este segmento.
_ La oferta debe extenderse con decisión al sector de salud y a los seguros de daños, en especial para cultivos y ganado. En esta última línea, los seguros de índice, o paramétricos, son una herramienta prometedora.
_ Debe universalizarse la protección reaseguradora de los programas de microseguro
_ En el mercado de bajos ingresos debemos desarrollar acciones que incrementen la cultura aseguradora y prepararlo, con el microseguro, para el acceso al mercado regular de seguros.
Un acreditado profesional, Michael J. McCord lo expresa indicando que el microseguro debe ser mejor, más rápido, más eficiente, menos trabajoso, fácil de aprender, duradero y propulsado por la innovación tecnológica.
Finalmente, no debemos olvidar que no todo se soluciona con seguro. La provisión universal de salud y la asistencia a los más pobres de los pobres requiere el compromiso de los estados y la generosidad de los donantes internacionales, a los que pueden incorporarse los proveedores microaseguradores.
El microseguro
(como el seguro) es un panorama de números y resultados, pero sobre todo es una historia de personas. En las fronteras del mercado, con condiciones operativas precarias, escasa o nula remuneración pero fuertes convicciones, entusiasmo e imaginación, numerosas personas se esfuerzan para ofrecer a los más necesitados una red de seguridad eficaz y asequible, apoyados por profesionales de primer orden de todos los países que han entendido que ésta es una tarea que anticipa un futuro mejor para todos. Su esfuerzo recupera los principios fundadores de la industria del seguro y merece nuestro mayor interés y reconocimiento.