Mar Ramos, Coordinadora del IIM&E de Comunity of Insurance
Neus Valles es Directiva del Grupo Zurich y Coach especialista en Proyectos de Cambio Cultural. Actualmente responsable del Proyecto de Liderazgo Consciente y cambio cultural en Zurich Italia.
Licenciada en Matemática Financiera por la Universidad de Barcelona, es Master en Psicoterapia Individual del Instituto de Interacción (Universidad Comillas) y Coach Certificado por la International Coaching Federation.
Neus, con la generosidad que la caracteriza, comparte con nosotros su testimonio en primera persona. Ambos, tanto ella como el Directivo que le propuso el proyecto, nos dan una lección magistral de que si a las mujeres se les da la oportunidad, no solo compatibilizan perfectamente su parcela profesional con la personal, sino que esa experiencia puede enriquecer tanto a la persona como a la empresa. Ojalá cada vez más mujeres encuentren en su camino a profesionales que valoren a la persona y a sus aptitudes, y no atiendan a prejuicios sexistas.
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Escribe: Neus Vallès, Directiva del Grupo Zurich – Coach, Especialista en Proyectos de Cambio Cultural
Era febrero del 2007, y en uno de esos altibajos que toda carrera tiene, en uno de esos momentos en los que la vida te hace parar, levantar la cabeza y pensar ¿Qué quiero hacer? Mi respuesta fue clara: tener un hijo.
¡¡¡Tener un hijo a los 40¡¡¡ pero no cualquier hijo… el tercero. ¿Eso es diversidad? ¿O quizás convenimos en que para una directiva quedarse embarazada seria lo diverso?.
En ese momento aprendí lo que ya sabía: que diversidad es valorizar a la persona, aceptándola sin importar su condición y/o circunstancia.
Como ya sabéis en el mismo momento en el que uno toma una decisión, la vida te pone a prueba, y te manda algo para comprobar cuan fuerte es esa decisión. Así que un antiguo jefe mío, que por modestia prefiere no ser citado, me llama y me propone un proyecto profesional muy ilusionante y motivador para mi. Podríamos decir que era el proyecto de mi vida.
El dilema estaba claro, hijo o trabajo: ¿Madre o directiva? ¿Igualdad o diversidad?
Os imagináis como trabajó mi cabeza. Pros, contras. Y como se peleó con mi corazón. Emociones contra razones. Imágenes contra dinero. Llegadas puntuales al colegio versus salidas tardías de la empresa.
Mi respuesta fue que lo sentía muchísimo pero que no podía aceptarlo porque quería tener un hijo
Él me miró muy tranquilo y me preguntó:
- ¿Tu querrás seguir trabajando después de tener a tu hijo?
- Sí, claro a mí me encanta trabajar.
- Entonces para mí no es ningún problema, yo quiero que te jubiles con nosotros, te quiero por cómo eres, cómo trabajas y por tus valores, así que adelante…
Yo acepté y en ese momento sentí que yo como mujer no habría tenido el valor de decidir con la libertad que lo hacía él. Decidir sin los prejuicios que implica fichar a una persona que potencialmente puede estar de baja maternal después de poco tiempo…
Y curiosamente aquella aceptación me dio la oportunidad de ver mi propia, mi auténtica diversidad. Hecha de la enorme fuerza de reconocer que yo ya había elegido ser madre y de poder cambiar el sentimiento que había tenido en el pasado de sentirme, muchas veces, muy poco adecuada porque no iba a buscar casi nunca a mis hijos al colegio y tantas otras muchas cosas, ahora lo sé, por las que tantas mujeres nos juzgamos. Mi verdadera diversidad, lo distinto, lo diferente, fue la oportunidad de repetir experiencia con una nueva visión y una madurez que me ha permitido vivir las mismas circunstancias con mucha coherencia y autenticidad en mis pasos. En definitiva, poder contribuir empresarialmente, socialmente y a la vez aumentar mi familia y dedicarme a ello con conciencia, me ha enriquecido y me ha hecho afrontar nuevas posiciones y retos que jamás habría imaginado, como por ejemplo irme a trabajar al extranjero.
Mi jefe tuvo el coraje humano y la visión empresarial de tomar esa decisión. Coraje humano porque no pensó en el que dirán; y visión porque él buscaba unas cualidades y competencias que se daban en mí y eso lo mantuvo, a pesar de que la decisión era difícil.
Entré en la empresa con una mezcla de sensaciones, por una parte muy comprometida con la persona que había creído tanto en mí y por otra parte con la sensación del qué dirán si me quedo embarazada.
Afortunadamente después de 7 meses me quedé felizmente embarazada y hoy casi 8 años después de este “insight” sigo sintiendo que es uno de los ejemplos de diversidad más importantes.
Os invito a reflexionar personalmente cómo sería nuestro entorno si tanto mujeres como hombres pudiéramos incluir e integrar a las personas sin juzgar, por ejemplo, que una baja maternal es un impedimento para fichar a una persona, que es algo que nos va a generar un coste, una pérdida de recursos, esfuerzos, etc. y que lo más importante es integrar a personas que aporten las cualidades y competencias que estoy buscando y que con ello soy capaz de generar más compromiso y crear las condiciones de desarrollo óptimas para las personas y de contribución máxima en los proyectos empresariales.
¿Hasta cuanto estaría yo dispuesto a tomar la decisión de fichar a una mujer a punto de quedarse embarazada?
¿Cuáles son los pensamientos que se me disparan, cuáles son mis temores en esta situación?
¿Cuánto estoy dispuesto/a a experimentar nuevas formas y a arriesgarme?
¿Qué recursos necesitaría para poder integrar estos comportamientos?
¿Cómo sería gestionar desde la aceptación profunda de mi mismo y del otro?
Hoy gracias a esta vivencia, que me puso en el camino, me he especializado en la gestión del liderazgo consciente y en ayudar a mis colegas directivos a explorar en el autoconocimiento, en la autoconsciencia para aceptarse, conocer y aceptar más a su equipo y en generar entornos de contribución, lo que llamo el “healthy environment” con el deseo que sea un terreno fértil a la diversidad.