[vc_row][vc_column][vc_separator color=»blue» border_width=»2″][ad id=»31503″][vc_separator color=»blue» border_width=»2″][vc_column_text]
Por Alejandro Jadad, Director Instituto para la Salud Global, Universidad de Toronto.
Probablemente sientas que lo sabes y que puedes responder esta pregunta fácilmente.
Ahora, intenta por favor utilizar palabras para describir su significado precisamente.
¿Qué dirías?
No te apresures, por favor.
Haz una pausa e intenta responder, tan precisamente como puedas:
¿Qué es la felicidad?
Si realmente te das permiso para notarlo, muy pronto te será claro que lo que parecía tan obvio, no lo es.
Si desde el principio sabías que responder esta pregunta no es simple como muchas personas piensan que lo es, por favor date permiso para pensar en las razones detrás de dicha dificultad.
Lo que sucede cuando se intenta describir el significado de la felicidad con palabras es similar a lo que ocurre con otros términos, como el amor, la salud, o la belleza.
Lo primero que notamos es una brecha, un espacio, entre lo que sentimos que sabemos y lo que podemos expresar. Esta brecha es lo que se llama “la dimensión tácita” (1).
En muchos casos, intentamos salirnos del atolladero buscando una definición en el diccionario.
Si vas al de la Real Academia de la Lengua, verás que la felicidad se define allí como “un estado de grata satisfacción espiritual y física”, o “ausencia de inconvenientes y tropiezos” (2).
Esfuerzos como este, usualmente nos dejan con una sensación de insatisfacción. Al leer cualquiera de las dos opciones que ofrece esta fuente de información tan llena de autoridad, es inevitable que se generen nuevas preguntas, que terminan complicando la situación:
¿Qué es “un estado”? ¿Qué quieren decir con “grata”, o con “satisfacción”, o con “espiritual” o aún, con “física”?
Por el otro lado, ¿Se puede definir la felicidad como la ausencia de algo, en este caso “de inconvenientes y tropiezos”?
Esta dificultad para definir palabras ha sido notada y estudiada por filósofos por mucho tiempo. Es más, hay quienes insisten que nada puede definirse, en términos generales, ni siquiera una silla (3).
Una alternativa para poder expresar el significado de algo es conceptualizándolo. Este es un proceso que permite convertir ideas abstractas en palabras o diagramas con los que se intenta explicar lo que pensamos que quieren decir, sin requerir una descripción precisa y aceptada por todas las personas, en todos los contextos, como lo exige una definición, especialmente de diccionario (4).
La palabra felicidad ha sido conceptualizada por miles de años, especialmente en el mundo de la filosofía. Aun cuando muchos pensadores en la antigüedad mencionaron la felicidad, se piensa que los esfuerzos más significativos los hizo Aristóteles, quien se enfocó en la palabra griega “eudaimonía”, la cual se considera como su equivalente. Usando esta palabra, Aristóteles propuso que la felicidad es el fin o bien último de la vida para los seres humanos, y consideró que para lograrla se requiere “virtud”, o lo que resulta cuando se actúa, habitualmente, en una forma que genera placer, bienestar y satisfacción (5).
La conceptualización de Aristóteles tuvo gran impacto en el cristianismo, especialmente a través del trabajo de Tomás de Aquino, quien también consideró a la felicidad como algo que se logra luego de una “vida moral”, o una “vida de amor” o de “amistad con Dios” en la que, como también lo es para Aristóteles, la bondad es un elemento esencial (6).
Ambos filósofos consideraron a la felicidad como algo que se logra sólo cuando somos capaces de aprender a desear aquello que más nos conviene y a comprometernos a ser buenas personas (7).
Estos planteamientos sugieren algo muy importante: que la felicidad es una habilidad. También crean por lo menos dos grandes dificultades: por un lado, posicionan a la felicidad como algo que sólo puede juzgarse al final de la vida, y por el otro, dicen poco sobre cómo lograrla.
Estas dificultades fueron eliminadas por otro grupo de filósofos que podrían considerarse como los “anti-eudiamonistas”. El primero en la lista se piensa que fue Aristipo – un discípulo de Sócrates y compañero de Platón – quien postuló que sentir placer es el objetivo más importante para los humanos. Para él, así como para sus seguidores, incluyendo a Epicuro, la felicidad se construye en la medida en la que acumulamos placeres durante la vida (8).
Esta visión de la felicidad como algo que creamos los humanos, bien sea a través de la virtud o la moralidad, o el placer, resuena con una teoría reciente que – basada en la síntesis de investigaciones en neurociencias, psicología, antropología y biología – considera a las emociones como algo que podemos y solemos construir en cada momento de nuestras vidas con base en el análisis continuo de las señales que recibe nuestro cerebro de todo nuestro cuerpo y del mundo exterior (9).
De ser cierta, esta teoría podría darnos un elemento adicional importante con respecto a la conceptualización de la felicidad, ya que la posicionaría como una emoción que se construye momento a momento durante nuestra vida.
Si bien esto le da más forma a la conceptualización de la felicidad, aún no nos dice cómo podríamos lograrlo.
La clave podría estar en una frase que ha sido atribuida a Gandhi, quien aparentemente dijo que “la felicidad sucede cuando lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos están en armonía” (10).
La felicidad es una emoción que construimos momento a momento, y que refleja el placer que percibimos en la medida en que lo que más nos gusta sentir se alinea con lo que pensamos, con lo que decimos y con lo que hacemos.
¿Eres feliz ahora?
Alejandro (Alex) R. Jadad, MD DPhil FRCPC FCAHS FRSA LLD
Director, Instituto para la Salud Global, Equidad e Innovación
Fundador, Centro para la Innovación en eSalud Global
Profesor, Dalla Lana School of Public Health
Universidad de Toronto
Canadá[/vc_column_text][vc_separator color=»blue» border_width=»2″][vc_column_text]Referencias
- Polanyi M. The Tacit Dimension. University of Chicago Press; 2009.
- Real-Academia-Española. Felicidad. Diccionario de la lengua española. [[http://dle.rae.es/?id=Hj4JtKk]
- Angelo RW. Philosophy’s First Question. Wittgenstein’s Logic of Language. [http://www.roangelo.net/logwitt/first-question-philosophy.html]
- Blalock HM. Conceptualization and Measurement in the Social Sciences. First Edition. SAGE Publications, Inc; 1982.
- Kraut R. Two Conceptions of Happiness. Philos Rev. 1979;88(2):167–97.
- Aquinas T. Treatise on Happiness. University of Notre Dame Press; 1984.
- Wadell PJ. Happiness and the Christian Moral Life: An Introduction to Christian Ethics. Rowman & Littlefield; 2016.
- O’Keefe T. The Cyrenaics on Pleasure, Happiness, and Future-Concern. Phronesis. 2002;47(4):395–416.
- Feldman-Barrett L. How Emotions Are Made. Pan Macmillan; 2017.
- Mehta AJ. Lessons in Non-violent Civil Disobedience from the life of M. K. Gandhi and his Legacy. Free-eBooks.net. [http://www.free-ebooks.net/ebook/Lessons-in-Non-violent-Civil-Disobedience-from-the-life-of-M-K-Gandhi-and-his-Legacy]
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