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China, segunda potencia mundial de seguros

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"No hay garantías de que China vaya a dominar - siquiera económicamente - el siglo XXI, pero sí de que su ascenso rivaliza con el actual hegemón en solitario (EE.UU) y de que esa rivalidad entre China- EE.UU. por el liderazgo va a condicionar la agenda geopolítica durante las próximas décadas."

Nota Editorial.

Según el informe Sigma de Swiss Re, China recaudó el 10% de las primas mundiales pasando a ser la segunda potencia mundial de seguros. Y esta posición se ha logrado en 40 años, años en los que la economía ha crecido anualmente por encima de los dos dígitos e influyendo notablemente en el desarrollo de múltiples países del planeta. China se ha convertido en la segunda potencia mundial y la mayoría de expertos pronostica que para el 2030 superará a los Estados Unidos.

El estigma de la guerra fría entre dos bloques que creíamos íbamos a superar con la desaparición de la Unión Soviética ha dado paso a una situación todavía más compleja con dos países enfrentados por la hegemonía mundial, Estados Unidos y China, pugnando por el control del mundo con las tecnologías más avanzadas, el incremento de los presupuestos de defensa y el comercio global.

En el contexto de la IX edición de Insurance World Challenges celebrado en Madrid este miércoles, 22 de marzo, hemos invitado a Julio Ceballos, autor del libro “Observar el arroz crecer» y gran conocedor de China a que nos dé una opinión autorizada sobre su momento actual y nos ayude a interpretar con más tino lo que puede pasar en un próximo futuro, lleno de incertidumbres geopolíticas que tendrán, no cabe duda, repercusiones económicas y sociales para la humanidad.

Somos optimistas y deseamos que surja con fuerza un nuevo orden mundial donde prevalezcan valores de respeto, entendimiento y reparto de la riqueza de manera justa a toda la humanidad.

No va a ser fácil, pero tenemos que construir un mundo sobre bases sólidas de entendimiento y comprensión mutuos, el diálogo y no las bombas debe ser la base para la construcción de un nuevo orden mundial.

Con la ayuda inestimable de Cristina Vila, ofrecemos esta entrevista e información del libro de Julio Ceballos.

Entrevista a Julio Ceballos

Julio Ceballos

Especialista en internacionalización, estrategia de mercado y negociación comercial, Julio Ceballos Rodríguez (Reinosa, 1979) es abogado-economista y su carrera profesional se ha desarrollado en Finlandia, Alemania, Austria, Reino Unido y China. Desde 2006, como consultor independiente, junto a un equipo de expertos locales, asesora a empresas occidentales en sus negocios de compraventa, multiplicación de mercado y procesos de implantación en el mercado asiático.

Julio Ceballos es conferenciante e imparte cursos sobre la actualidad geopolítica de China y talleres de cómo hacer negocios con el gigante asiático. Asimismo, apoya, en sus planes estratégicos, a organismos privados e institucionales y es miembro de las asociaciones sin ánimo de lucro “Los18.org”, “Cantabria Overseas”, “Red de Talento” del Plan Cantabria2030 y “Cátedra China”. Además, es columnista de opinión (Grupo Vocento) y en 2023 ha publicado el ensayo “Observar el arroz crecer. Cómo habitar un mundo liderado por China” con el Grupo Planeta (ed. Ariel).

¿Quién es Julio y cómo acaba un joven de cuna aseguradora enamorándose de un nuevo mundo?

J.C. Hoy, hace 20 años o hace siete siglos (cuando la visitó Marco Polo) China fascina a cualquier persona curiosa, con espíritu emprendedor y ganas de aprender. Yo llegué a China con 25 años, en un momento en el que la economía china (y su clase media) despegaban, donde se demandaba talento internacional y la mayoría de las multinacionales europeas estaban en pleno proceso de implantación y expansión.

Yo venía de trabajar como jurista en Europa y, al llegar a China, nunca pensé que allí se abría para mí un capítulo de casi dos décadas. Las oportunidades laborales y profesionales que el mercado chino me ha brindado no han dejado de multiplicarse desde el 2006 y, con un sector asegurador local muy regulado y limitado a la inversión extranjera, no ha sido difícil apostar por mi especialidad: el desarrollo de mercado de marcas de consumo occidentales.

Como observador durante 17 años desde dentro, defiendes en tu libro la tesis de que el mundo será más achinado en el horizonte de 2050, sobrepasando a Estados Unidos en PIB. También afirmas que a China lo único que le interesa es avanzar en el bienestar de los 1.420 millones de chinos y hacer negocios con todos los países del mundo. ¿Vislumbras un nuevo modelo de relaciones internacionales y por ende un nuevo modelo de economía y estado de bienestar para el futuro, en un horizonte de 25 años?

J.C. No hay garantías de que China vaya a dominar – siquiera económicamente – el siglo XXI, pero sí de que su ascenso rivaliza con el actual hegemón en solitario (EE.UU) y de que esa rivalidad entre China- EE.UU. por el liderazgo va a condicionar la agenda geopolítica durante las próximas décadas. China contiene hoy todos los dilemas y todas las problemáticas que ya enfrenta el mundo a nivel global: envejecimiento poblacional, disparidad de renta, escasez de recursos hídricos, transición ecológica y lucha contra el cambio climático, aceleración tecnológica, insostenibilidad de su modelo de crecimiento económico, etc. Quienes gobiernan China saben de la magnitud de esos desafíos y que de un crecimiento económico sostenido – y sostenible – depende su legitimidad en el ejercicio del poder, la estabilidad institucional y la paz social en el país. Por ello, las soluciones que están desarrollando los chinos para resolver muchas de sus propias problemáticas nacionales nos pueden servir como referencia o inspiración para, nosotros también, perfeccionar nuestro sistema o gestionar muchos de nuestros propias problemas y vulnerabilidades.

¿Y cómo pueden afectar a la realidad comercial – incluida la realidad aseguradora – y a la competitividad con Occidente?

J.C. Actualmente vivimos una situación paradójica en la que China se postula como una promotora del multilateralismo a ultranza, la globalización y el libre comercio, mientras que el promotor del orden mundial actual (y de la propia globalización), EE.UU., adopta medidas cada vez más conservadoras y proteccionistas, apoyando la regionalización de muchas cadenas de suministro y limitando la expansión del libre comercio. Pese a una desacelaración en el proceso de globalización, China seguirá siendo un actor clave – sino el primordial – para la mayoría de los países del mundo. Actualmente más de 140 países ya tienen a China como principal socio comercial (desde 2022, China ya es el primer proveedor de bienes de España, por delante de Alemania y Francia).

Europa debe aprender a convivir pacíficamente con esta nueva realidad y, también, a competir más eficazmente con ella, reindustrializando Europa – o acercando a países vecinos la producción – para no resultar demasiado dependientes de China en la fabricación de bienes estratégicos y de primera necesidad, controlando de manera más estricta las inversiones chinas en Europa y reequilibrando ciertas prácticas empresariales (habituales para las empresas occidentales presentes en China), con un tratamiento recíproco a las empresas chinas que hacen negocio en Occidente.

En el plano asegurador, como en el de los bienes de consumo, China va a seguir siendo el motor de crecimiento global para la mayoría de las ramas de seguro. Actualmente, la penetración del seguro en China apenas supera el 5% y el margen de crecimiento es muy grande gracias al crecimiento en la renta per cápita de su población, la rápida adopción del Insurtech, el impacto positivo de la pandemia Covid en la sensibilización de la clase media a protegerse (vía seguros de vida, enfermedad o accidentes), así como dos de las principales megatendencias en curso:  el proceso de urbanización y el envejecimiento poblacional.

En concreto en términos de expansión, vemos movimientos estratégicos de enorme calado como la Nueva Ruta de la Seda, la inversión en África y la apuesta aeroespacial (con retos tan importantes como establecerse en la Luna o llegar a Marte). ¿Qué nos podrías contar de estos temas?

J.C. China conoce las barreras geográficas y topográficas que condicionan su crecimiento: “atrapada”, por el Suroeste, entre la cadena montañosa más alta del planeta – los Himalayas -, dos grandes desiertos – Gobi y Taklimakán – en el Noroeste, un gigantesco altiplano – Tibet – en su Oeste, las estepas mongolas – en el Norte y el Noreste- y una franja marítima rodeada de aliados – Vietnam, Filipinas, Corea del Sur, Japón – de la potencia naval dominante en el Pacífico. China no puede dejar que sus mercados de exportación y su abastecimiento de recursos naturales y energéticos dependan, a futuro, casi exclusivamente del tráfico que discurre a través del Estrecho de Malaca (que controla EE.UU.).

Para liberarse de esas barreras, lograr una mayor conectividad por tierra – Eurasia – con el exterior, asegurar un suministro estable de materias primas y energía – a través de Rusia y de puertos del Índico – o abrir nuevos mercados de exportación para sus productos de consumo y para sus empresas de infraestructura, China lanzó en el año 2012 un plan que supone toda una reordenación del tablero geopolítico. Sus diferentes denominaciones – One Belt, One Road (OBOR) o Belt and Road Initiative (BRI) o la Nueva Ruta de la Seda – es un ambicioso plan de reactivación del “Hinterland” chino que pretende contribuir a desplazar el centro geopolítico mundial allí donde se concentra el crecimiento económico y demográfico mundial en las próximas décadas: Asia. El plan no sólo es infraestructural, sino también financiero, político, cultural, tecnológico, etc. Liderando, reactivando y reconectando Eurasia (una región a menudo olvidada por la Historia), China se posiciona como potencia dominante regional y logra, además, que todos los caminos acaben llevando a Pekín.

Por su parte, tanto en África como en la carrera aeroespacial, China está apostando por una inversión largoplacista: sentar las bases de una mayor autonomía en sus capacidades geopolíticas, asegurándose recursos y activos estratégicos que dependan cada vez menos de Occidente. Por este motivo, la carrera por el espacio es, a la par, tecnológica (con claras derivadas militares, de seguridad y defensa) y geoestratégica pues tomar la vanguardia en la exploración (y explotación) de la Luna y otros planetas puede asegurar a China suministro en elementos muy valiosos para su autonomía energética y productiva.

A nivel internacional imperan las noticias de riesgo bélico en el Indo-pacífico entre las dos grandes superpotencias mundiales. ¿Crees que hay un riesgo real de que esto ocurra en los próximos 5 años?

J.C. Yo no soy experto en geopolítica ni defensa, pero la mayoría de los analistas militares coinciden en que el Indo-pacífico (en concreto el Mar de la China Meridional), por la importancia que tienen sus aguas en el tráfico de mercancías globales, la fuerte presencia de bases americanas en la vecindad de la superpotencia ascendente (China), los conflictos por la soberanía territorial de diversas islas, la situación no resuelta de Taiwan y la proximidad a Rusia & Corea del Norte, es una región donde un conflicto armado no sólo no es descartable sino que entra dentro de lo peligrosamente posible. La administración Obama ya aprobó la estrategia “Pivot to Asia”, que ponía el foco en China y en las inmediaciones de la potencia ascendente, con el ánimo de asegurarse mecanismos de contención y confrontación futura. EE.UU. es la aún potencia dominante en el IndoPacífico y no va a ceder el testigo fácilmente. 

En mi opinión, China no está aún capacitada ni dispuesta a un enfrentamiento militar con EE.UU. – ni siquiera a través de un tercer estado Proxy, aliado – y hará todo lo posible por evitar cualquier conflicto que lastre su crecimiento económico y desestabilice la región. No le interesa. Nada de eso beneficia a China, pero Pekín tiene sus líneas rojas (entre otras, la llamada “línea de los 9 puntos”) no va a permitir que nadie las traspase, va a defender sus reivindicaciones en la zona y no va a hacer concesiones que debiliten su posición.

Desde el punto de vista tecnológico, ciertos informes declaran un posible sorpasso tecnológico de China a EEUU y de facto ya generan más patentes. ¿Qué opinión tienes sobre el tema?

J.C. China sabe bien que, tras ser el primer PIB mundial durante milenios, perdió el tren de la revolución industrial y la modernización tecnológica. Esa falta de reactividad condenó a China a siglo y medio de retraso frente a las potencias occidentales. A las puertas de alcanzar a EE.UU. en PIB, Pekín está decidido a que la historia no vuelva a repetirse y, para ello, el gobierno quiere convertirse en punta de lanza de tecnologías disruptivas como son la IA, la robótica, el cloud computing o la supercomputación.

Aunque EE.UU. sigue llevando entre décadas de ventaja a China en liderazgo creativo, innovación disruptiva y nuevos desarrollos tecnológicos, hay datos contundentes que ya colocan a China a la cabeza mundial en inversión en I+D+I y talento, como el número de ingenieros y científicos que titula cada año (el doble que Alemania, USA y Japón juntos), de doctores STEM que se gradúan cada año (el doble que USA), su liderazgo en artículos de investigación, registro de patentes. etc. Esta estrategia es coherente con la meta de Pekín de ganar en autonomía en tecnologías clave que hoy domina Occidente. En este sentido, el plan “Made in China 2025” pretende precisamente alcanzar la autosuficiencia en 10 sectores tecnológicos clave, evolucionar su modelo productivo enfocándose en la fabricación de productos de mayor valor añadido (como los nuevos materiales, los vehículos eléctricos, la industria aeroespacial o los semiconductores), y lograr la independencia de los proveedores extranjeros de productos y servicios estratégicos.

Sin embargo, es preciso mencionar que la mayoría de los desarrollos tecnológicos chinos son, aún, mejoras incrementales de innovaciones disruptivas que todavía parten – a menudo – de modelos no locales generados fuera de sus fronteras. El grueso de la investigación elemental y de la tecnología fundacional sigue generándose en Occidente y es ahí donde China está intentando ganar autonomía.

Si nos fijamos en el ámbito asegurador, China ha pasado de ser insignificante en el seguro mundial en 1980 a representar el 10% en 2021 y se observa un interés enorme por el seguro de salud y vida. Hay compañías aseguradoras chinas que no existían hace 40 años que controlan el crecimiento utilizando todos los canales, incluidos los digitales, que coexisten con grandes corporaciones europeas y americanas que se han instalado en China desde hace años ¿Cómo ves el mercado de seguros privados en China y cuál es la actitud del chino medio hacia la protección de riesgos?

J.C. La ciudadanía china sabe que entre los objetivos programáticos del gobierno de Pekín está el fortalecimiento del sistema de salud estatal, pero no la creación de un estado de bienestar con esquemas de seguridad social universal equivalentes a los occidentales. Por esta razón (y por la prudencia secular de los chinos, fruto de siglos de escasez y padecimientos), el sector asegurador chino sigue creciendo a un ritmo mayor que el global y se espera que casi el 50% del volumen total de las nuevas primas globales provenga de China antes del 2030. Pese a la ralentización de la economía, el gobierno ha marcado el impulso de la penetración de los seguros en la ciudadanía como una de las metas de su último plan quinquenal y se espera que el ritmo de crecimiento sectorial anual se mantenga en tasas próximas al 15-20%. La mayor parte de este crecimiento lo representa el ramo de “vida”, en parte por la promoción gubernamental a este tipo de instrumentos de ahorro. En el ramo “no vida” también se espera un crecimiento potente, pese a la ralentización en la venta de nuevos automóviles, gracias al boom que han experimentado los seguros de salud y enfermedad a consecuencia de la pandemia Covid19.

¿Qué aprendizajes podemos sacar del Nuevo Retail digital y basado en datos? ¿Qué interés pueden tener las empresas foráneas para trabajar allí?

J.C. La ultracompetitividad local, el dinamismo empresarial y la temprana adopción de nuevas tendencias tecnológicas hacen de China el mercado más ágil y – a la par – más exigente del mundo para las empresas de consumo. El New Retail nació en China y supone toda una nueva forma de hacer negocio, de interacción entre marcas y usuarios; también, de gestión de los datos que genera el mercado. Gracias a sus enormes cifras poblacionales, a la digitalización del consumo y de los medios de pago en China y a la enorme capilaridad del conocimiento que pueden llegar a alcanzar los operadores de sus usuarios, China es hoy el mayor y mejor laboratorio de tendencias Retail del planeta.

Las empresas occidentales presentes en China no sólo están aprovechando todas las posibilidades que conceden la omnicanalidad, la digitalización del comercio o la gestión del mercado basada en Big Data, sino que muchas de esas megatendencias que hoy son exclusivas de China acabarán trasladándose a Occidente. China es, para la mayoría de las marcas internacionales, un mercado irrenunciable por su tamaño y, también, como laboratorio de tendencias futuras en el que aprender a competir antes de que esos modelos de negocio y operación se instalen en sus propios mercados domésticos.

En otro orden de cosas, ¿cómo se vive la acción sobre la sostenibilidad y cambio climático, teniendo en cuenta el peso que tendría su concienciación en modificar la situación?

China es el primer emisor de gases – efecto invernadero del planeta, pero también es el líder global en implantación de potencia energética renovable y principal inversor global en transición energética. Pekín sabe que no puede mantener el modelo de crecimiento que ha potenciado durante las últimas cuatro décadas: el retorno de la inversión en activos cada vez es menor, el envejecimiento de la población obliga a modelos productivos de mucho mayor valor añadido y menos contaminantes. Además, el nivel de destrucción de ecosistemas y la contaminación ambiental ponen en riesgo la propia productividad y la población cada vez está más concienciada del impacto que ese modelo productivo tiene en su salud.

El libro da una visión muy antropológica de la realidad China y nos invita a acercarnos a ellos y conocerles desde la empatía y la apertura de la diversidad de formas de ver la vida que tan mal se nos da a los occidentales. ¿Cómo es la visión de la familia y la tradición?

J.C. 5.000 años de Historia pesan mucho y la familia sigue siendo la principal estructura social en China. No por casualidad, la palabra “país” en chino es 国家 (GuoJia), es decir: el país-familia. Los valores ancestrales de deber paternofilial, obediencia jerárquica, respeto a los ancestros, solidaridad y ayuda entre parientes y las dinámicas relacionales basadas en el parentesco (o la afinidad) siguen siendo claves para entender cómo funciona hoy China. El propio gobierno tiene un modelo paternalista de gestión y la ciudadanía respeta sus decisiones de manera parecida a como respetan los hijos las de un pater-familias.

¿Cómo está afectando la política de hijo único y la alta longevidad del país en términos de cuidado de los mayores (capacidad financiera, económica y gestión de la soledad)?

J.C. La política del “Hijo Único”, sumada a las dinámicas propias de la des-ruralización de la economía y un acelerado proceso de urbanización combinado con la mejora en capacidad adquisitiva, han logrado una prolongación notable de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil, pero han generado una serie de distorsiones que – a futuro – suponen un desafío demográfico y todo un reto para transformar el modelo económico. Con un sistema de seguridad social y de sanidad aún precarios, las familias siguen dependiendo fundamentalmente de sus propios recursos y de su ahorro para combatir los imprevistos y las vicisitudes. China sigue siendo uno de los países con tasas de ahorro doméstico más altas del planeta, eso explica que el consumo interno, como motor de crecimiento económico, esté tardando más de lo previsto en despegar. El gobierno, controlando la inflación, quiere incentivar el seguro privado, la protección público-privada a los ancianos (hasta ahora atendidos casi exclusivamente por sus familiares) y activar mecanismos de asistencia social que deriven al consumo una parte de cuanto hoy los ciudadanos dedican a ahorro. No obstante, los retos que plantean los contrastes que aún conviven en China (mundo rural y urbano, desfase poblacional entre géneros por preferencia secular por los varones, deber paternofilial que obliga a atender a los ancianos en casa, ultracompetitividad del mercado de trabajo, etc.) componen un fenómeno sociológico de dimensiones insólitas y consecuencias imprevisibles.

Por último, en el libro das varios consejos para acercarnos a la cultura y realidad China. Danos un consejo para complementar nuestra visión del futuro.

J.C. Nuestro futuro será más chino de lo que es el presente y el siglo XXI no se comprende sin haber estado en China. Deshazte de estereotipos y ve a China, toma contacto con ese país en primera persona, con su gente y con su forma de ver la vida. El mundo se ve de manera muy diferente desde Asia y la mayoría de quienes habitan el planeta comparten esa mirada.

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Descripción y sinopsis del libro

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