- Las relaciones satisfactorias en la vejez están asociadas con un menor riesgo de depresión y ansiedad
La percepción social sobre la vida afectiva y sentimental de las personas mayores sigue marcada por estereotipos y tabúes que limitan su reconocimiento pleno. Sin embargo, en el contexto actual, el concepto de envejecimiento saludable y activo ha transformado esta visión, destacando la importancia del bienestar emocional en esta etapa de la vida.
Según el informe la «Proyección de Hogares 2024-2039”, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2039 habrá 7,7 millones de hogares unipersonales en España, lo que representará el 33,5% del total de hogares. Esto supone un incremento del 41,9% respecto a 2024, convirtiéndose así en el tipo de hogar más frecuente, por delante de los hogares de dos personas. Esta realidad impacta aún más en el caso de las personas mayores, ya que muchas tienen que enfrentarse a la conocida como “soledad no deseada”.
En este contexto, el amor y las relaciones afectivas desempeñan un papel crucial en la salud emocional y física de los mayores. De hecho, las relaciones satisfactorias en la vejez están asociadas con un menor riesgo de depresión y ansiedad, además de favorecer la autoestima y la estabilidad emocional. “El amor en la madurez es una combinación de experiencia, complicidad y emociones genuinas. No desaparece con los años, sino que se transforma en un vínculo más consciente y sólido”, explica Miryam Piqueras, directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores. “A menudo se olvida que la necesidad de cariño, compañía y deseo sigue presente en las personas mayores, pero el edadismo en nuestra sociedad tiende a invisibilizarlo”, añade.
Por su parte, María Calle, psicóloga de Blua de Sanitas, señala que “la presencia de una pareja o una red de apoyo afectiva genera beneficios directos sobre la salud. La oxitocina, conocida como la ‘hormona del amor’, se sigue liberando en la madurez, reduciendo los niveles de estrés y promoviendo el bienestar psicológico”. “Además, el contacto físico y emocional fomenta la sensación de pertenencia y reduce el sentimiento de soledad, uno de los principales desafíos en esta etapa de la vida”, apostilla.
Ante esta situación, los expertos de Sanitas Mayores destacan la importancia de respetar y fomentar los lazos afectivos que se generan en este sector poblacional. “A diferencia de lo que se cree, en las residencias no solo se crean amistades, sino también nuevas historias de amor. Los mayores encuentran compañía, se enamoran y reconstruyen su vida emocional, algo que debemos apoyar desde una visión integradora y respetuosa”, relata Piqueras de Sanitas Mayores.
En cuanto a la sexualidad, existen factores como la menopausia, la andropausia o ciertas enfermedades crónicas que pueden modificar la respuesta sexual. Sin embargo, no eliminan la capacidad de disfrutar de la intimidad. “El mayor reto es cambiar la mentalidad social y entender que la sexualidad es parte del bienestar integral de cualquier persona, independientemente de la edad”, enfatiza la psicóloga de Blua de Sanitas.
A pesar de la evidencia, persisten falsos mitos que desvirtúan la realidad afectiva de los mayores. Los expertos de Sanitas Mayores destacan algunos de los más comunes:
- “Las personas mayores ya no se enamoran”: las emociones y el deseo de conexión siguen activos a cualquier edad. El amor activa circuitos cerebrales relacionados con el placer y la recompensa, independientemente de los años.
- “El deseo desaparece con los años”: la libido cambia, pero el deseo persiste. La clave está en la comunicación y adaptación. Múltiples estudios demuestran que la intimidad emocional influye más en la satisfacción sexual que la edad.
- “Las relaciones en la vejez solo son de compañía”: las relaciones pueden ser profundas y apasionadas. El bienestar emocional y cognitivo mejora con vínculos afectivos sólidos, reduciendo la ansiedad y el aislamiento.
- “El amor en la vejez es infantil”: este estereotipo desvaloriza la autonomía de los mayores. La psicología del envejecimiento muestra que el amor en esta etapa refuerza la identidad, la autoestima y la resiliencia emocional.