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Por Enrique González, actuario y miembro de Community of Insurance
El pasado miércoles se celebró El Foro El Español INSURTECH, bajo el lema “la gran oportunidad para el sector seguros”. En las tres mesas de diálogo, participaron actores relevantes del mercado español de seguros, patronal, autoridad de control, aseguradoras, consultoras, y como es natural, innovadores del mundo Insurtech.
Los mensajes de la patronal fueron medidos y esperanzadores, dando datos relevantes sobre la potencia del sector, volumen de asegurados, interlocuciones con clientes con ocasión de siniestros, importes globales de las indemnizaciones, proyectos de mejoras de gestión y oferta de servicios en todos sus campos, a medida que avance la digitalización y la regulación; que esperan sea más abierta, sin pérdidas de derechos y seguridad jurídica para la clientela.
La patronal no teme, ni se opone a la entrada de nuevos actores en el mercado, en la medida en que todos tengan las mismas obligaciones y derechos en el mercado, la misma seguridad jurídica y los mismos requisitos de solvencia. La distribución de seguros no es tampoco un problema en los términos de la Ley, la actual y la que viene de camino.
Desde la administración, el mensaje fue muy similar; mostrando la diferencia entre ser un regulador independiente, como la CNMV, o depender un ministerio, como es el caso de la DGSFP. También se decantó hacia la modificación y la implementación de medidas que permitan agilizar el avance del sector hacia la modernidad del siglo XXI, gracias al avance tecnológico, pero sin menoscabar la seguridad jurídica y la protección de la clientela de seguros.
Manifestó el anacronismo de la obligación legal de hacer el contrato de seguro en papel y firmarlo a mano, aun cuando ya se permita cualquier formato electrónico duradero.
Relevante fue la opinión relativa al riesgo de exclusión, que la personalización de las ofertas de seguros, pueda generar de un rechazo sistemático a los riesgos agravados, haciendo imposible la contratación, por los elevados precios a los que estas personalizaciones de riesgo pueden llegar a determinar, al romper el marco de la mutualización de riesgos que el mundo del seguro hace.
Señaló la dificultad de actualizar la LCS de 1980 y de adecuar más la LOSSEAR a los desarrollos tecnológicos; tal como está hoy la situación parlamentaria, en la que parece que los acuerdos no son posibles. Admitió que en el procedimiento administrativo necesario para la legislación reguladora, los tiempos de proceso son notablemente más lentos que el desarrollo tecnológico y del mercado; la legislación siempre irá por detrás. El secreto del éxito es evitar que esa situación impida el desarrollo económico.
Los aseguradores presentes, apostaron todos por la digitalización y por la modernización de productos y servicios al cliente. Admitieron, en la mayoría de los casos, que las relaciones con la clientela son con ocasión de pago del recibo, siniestros y ofertas de nuevos productos. No coincidieron en necesidad de una comunicación sistemática en régimen de habitualidad con el cliente. Tampoco temen la llegada de nuevos actores en el sector, en el mismo marco legal.
Reconociendo la utilidad y avances tecnológicos que generan las herramientas de las empresas insurtech, coincidieron en la necesidad de adaptarlas al sector asegurador; señalando la falta de consideración y visión del riesgo, como de las demás obligaciones que impone la ley y el regulador a la actividad de seguros.
Las empresas de insurtech presentes, comentaron las ventajas de sus modelos de mercado y las herramientas, con las ventajas que ellas podían generar para el sector asegurador. Pidieron una regulación única para todos los países de la UE y que los mercados regulados no pongan freno al desarrollo tecnológico.
En otras palabras, se decantaron por una desregulación de todos los sectores regulados, manifestando que ellos son los primeros interesados en la defensa del cliente.
Hubo quien manifestó que lo mismo que en el sector financiero cualquier actor puede montar una plataforma de financiación crowdfunding, era una traba que en el sector de seguros no pudiera ser posible, por la necesidad de aportar un elevado capital previo a la iniciación de la actividad. Afirmó incluso, que de no ser por esa regulación restrictiva, él mismo acapararía todo el mercado asegurador, echando por simple competencia a los aseguradores tradicionales.
Otro de los componentes de la mesa de empresas de insurtech, llegó a afirmar, que las pensiones públicas deberían abandonar la exclusividad del sistema de determinación de la pensión en base a los importes cotizados y a los años de cotización; introduciendo conceptos de mejora del importe de la pensión por incentivos, como la calidad de trabajo realizado, los cursos voluntarios de formación, las actividades sociales de ayuda a los demás y la participación en actividades de ONG’S. No han entendido que no se trata tanto de aumentar las pensiones, sino de garantizar su viabilidad y sostenibilidad; pues sin ellas no hay pensiones.
Estas afirmaciones, entiendo que se hacen desde la óptica del que no es consciente e ignora, que para asumir riesgos como hacen las aseguradoras, o pagar pensiones como hace el sector público, cualquier asegurador y cualquier fondo de pensiones; lo primero que hay que tener es capital que soporte el pago, el primero y los sucesivos hasta que se extinga la obligación de pago de la pensión o de la indemnización por el riesgo ocurrido.
Que esto se hace con las primas y aportaciones que hacen los afiliados, la clientela de los aseguradores o de los fondos de pensiones. Esta acumulación de patrimonio, se protege mediante las provisiones matemáticas, o de riesgos en curso, o derechos consolidados; y que esa protección es propia de cualquier asegurador responsable; además, es controlada por el regulador mediante las leyes, que en opinión de algunos actores de insurtech restringen la actividad del mercado.
Quiero suponer que los autores de estas afirmaciones no dirían nada, ni protestarían, ni exigirían del Estado, la asunción de sus pagos por siniestros o pensiones, cuando sus quiméricas empresas desreguladas dieran en quiebra y no pudieran hacer frente a sus obligaciones contractuales.[/vc_column_text][vc_separator color=»custom» border_width=»2″ accent_color=»#dd3333″][vc_basic_grid post_type=»ids» item=»31938″ grid_id=»vc_gid:1521998658131-d30c70c8-26bb-8″ include=»32853, 32875, 32886″][vc_separator color=»custom» border_width=»2″ accent_color=»#dd3333″][/vc_column][/vc_row]