Escribe: Oscar Villanueva Cañizares, Co-Founder & CEO at Nymiz
En los negocios, como en la vida, hay dos tipos de deseos: los estándares, los que se pueden contar; y los sensibles, los que uno teme verbalizar por el qué dirán o por temor a que no ocurran nunca. Un deseo empresarial estándar es, por ejemplo, convertirse en la opción preferida para los clientes, ser una marca líder en su sector. Pero la versión sensible de este deseo va un paso más allá: ser líder a nivel global, romper barreras y marcar el camino a seguir en cuanto a técnicas, procesos o creatividad. Dejar huella y ser recordado. Este objetivo está al alcance de muy pocos y no responde a una ciencia exacta, aunque ayudan el tesón, el trabajo duro, contar con equipos diferenciales y un pensamiento innovador que pueda replicarse y ser útil en diferentes ámbitos. Ah, y debe marcar la diferencia en la vida de las personas, mejorarles el día a día. Casi nada.
Históricamente, la industria aseguradora ha ostentado esa posición de liderazgo y lo ha hecho gracias a un recurso que siempre ha estado ahí pero que, hasta el siglo XXI, pasaba bastante desapercibido: los datos. Dada la naturaleza de la actividad del sector seguros -de dar cobertura de riesgos de todo tipo (vida, siniestros, salud, casa, coche, etc.)-, ha tenido acceso a una gran cantidad de datos personales sobre sus clientes y ha alcanzado el éxito por una inteligente y pionera manera de recopilarlos, analizarlos y utilizarlos que, hoy por hoy, otros replican. Pero este posicionamiento líder de la industria aseguradora se encuentra en la actualidad en peligro por dos dilemas que afectan a su principal materia prima y a su posicionamiento en la mente del consumidor.
El primero, ¿cómo seguir siendo referente cuando el uso de los datos se observa con ojos recelosos por parte de los consumidores e, incluso, se penaliza? La investigación “Privacidad de datos en el mundo: lo que realmente piensan los consumidores”, llevada a cabo por la Global Alliance of Data-Driven Marketing Associations (GDMA) e impulsada en España por ICEMD (Instituto de Economía Digital), resalta que los clientes son más conscientes que nunca de cómo se recopila y utiliza su información personal desde la aparición del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y el creciente interés de los medios por este tema. El estudio desgrana que la transparencia (86%) y el control (83%) en lo que respecta a sus datos son aspectos fundamentales para que confíen en una empresa y decidan compartir información con ella. En este sentido, las aseguradoras manejan información catalogada como “datos sensibles” en su artículo 9.1. Esto hace referencia, por ejemplo, a datos biométricos o relativos al estado de salud, información sobre menores de edad o sobre personas imputadas por algún delito. Sin duda, las compañías de seguros deben dar con una fórmula que garantice la confianza de sus clientes en que su información será debidamente tratada y protegida.
Pero cumplir con el reglamento de seguros y de la RGPD y contar con un DPO no son suficientes ante otro problema creciente que plantea el segundo dilema: ¿Cómo inmunizarse ante la amenaza del cibercrimen, asegurar la protección de los datos de los consumidores y, al mismo tiempo, cumplir con la ley? Según un informe elaborado por PwC junto con el Centre for the Study of Financial Innovation, esta es la segunda mayor preocupación para las compañías de seguros como consecuencia «del aluvión de ataques cada vez más sofisticados» y cuyas consecuencias pasan, entre otros, «por la pérdida de información». Como primera reacción instintiva, esto ha motivado la contratación de seguros de protección de datos en las empresas.
La anonimización de los datos personales, especialización de la startup vasca Nymiz, es una solución innovadora que resuelve ambos dilemas. Por un lado, el poder velar e invisibilizar los datos que corporaciones o clientes seleccionen garantiza que esta información jamás se vuelva de conocimiento público -ni siquiera en caso de ciberataques-, al tiempo que ayuda al cumplimiento de la legalidad vigente. Y por último, y no menos importante, la seudonimización preserva la posibilidad de almacenar los datos, analizarlos y, por ende, mantener su valor. Si una empresa optara por borrarlos por completo para asegurar su protección, resultaría imposible interpretarlos; mientras que si los seudonimiza, todavía es posible trabajar con ellos y extraer valor de los mismos.cumplir con la regulación vigente a la hora de almacenar información y evitar penalizaciones. La anonimización, poco frecuente todavía, se presenta así como una oportunidad de oro para las empresas aseguradoras. Recurriendo a ella no solo reforzarían su posicionamiento como entidades sólidas, de confianza y seguras, sino también como entidades disruptivas. Explorando y capitalizando su lado más digital y volviendo a ser pionera en el tratamiento de los datos -aplicando técnicas como el machine learning para anonimizarlos-, la industria aseguradora tiene todo de su parte para seguir siendo líder y convertirse en ejemplo de mejores prácticas a la hora de salvaguardar la privacidad de las personas.