Si partimos de la base de que nuestra profesión consiste en minimizar los riesgos … ¿que hacemos en los casos en los que no podemos evitar que el riesgo se vea incrementado?
Pues lo primero sería trabajar en dispositivos que sean capaces de detectar estos incrementos de riesgo, con el consiguiente aviso al asegurado.
Pero si el asegurado decide asumir dicho incremento de riesgo, podríamos ofrecerle una extensión de cobertura a su póliza básica.
Por ir concretando, os imagináis…
– NAVEGADORES GPS: que cuando busque una ruta, el propio dispositivo me proponga una extensión de las coberturas de mi seguro de coche, tanto durante la ruta como la estancia en el destino. Vamos que si tengo un seguro a terceros, y sólo hago un par de viajes largos al año, durante esos dos viajes el coche lo tenga asegurado a todo riesgo.
– REDES SOCIALES GEOLOCALIZADAS: cada vez es mas frecuente a través de las redes sociales, saber donde y qué estamos haciendo … por ejemplo, haciendo «check in» de forma periódica en un gimnasio desde la propia red social se puede proponer una extensión del seguro de salud que contemple coberturas más especializadas para deportistas. (me apunto !!!)
– DOMÓTICA: ya hay «casa inteligentes» en las que es posible controlar todo, y por supuesto conocer al detalle el uso que se hace de la electricidad, del agua, cuando no hay nadie en casa, cuando se activa la calefaccion/aire acondicionado, incluso el consumo de comida, … Con todos estos datos es posible detectar «patrones» de viviendas con una serie de riesgos añadidos y ofrecerles extensiones de coberturas a sus pólizas de hogar básicas.
– …
En definitiva, consiste en una «personalización extrema y automatizada» de nuestros seguros, orientada a que nuestros clientes se encuentren lo más protegidos posible.
— Publicado desde mi iPad 2
PS: evidentemente, y para tranquilidad de nuestros compañeros actuarios, el coste de la prima de estas extensiones exigiría formulas específicas para evitar la antiseleccion del riesgo.