(Por Juan José Lecanda)
Recientemente en una reunión del sector asegurador, con espíritu crítico aunque sin especial acritud, mencionaba que una parte de los directivos deberían realizar un ejercicio de humildad.
Consideraba, y lo sigo haciendo, que el éxito del sector en cuanto a resultados se debe en una parte significativa a una serie de factores externos e internos que los han facilitado.
Quizás algunos han creído que solo se debía, el éxito, a su gestión.
Ahora que la crisis financiera y económica afectará al sector asegurador será bastante más difícil el éxito. Los previstos decrecimientos de la facturación, el consecuente incremento de los gastos y la repercusión en el pulso equilibrado para mantener una estrategia adecuada, provocarán nuevas situaciones que “pondrán a cada uno en su sitio”.
Globalmente, el sector aguantará bien y aprovechará para corregir aspectos mejorables, pero habrá débiles o arrogantes que resultarán castigados por la nueva dinámica.
Leía en un artículo reciente que la Arrogancia, la Incompetencia y la Avaricia han constituido el modo de operar de algunos de los grandes fiascos a nivel mundial.
La Arrogancia y la estética como valor clave, los excesos en los planteamientos y en los sistemas de retribución han constituido un modo de hacer de algunas grandes corporaciones multinacionales financiero-aseguradoras. Contrariamente a ello, siempre he considerado que el sector asegurador español, salvo en muy contadas excepciones y algunas de ellas no permanentes, no han cometido este pecado.
El seguro es una actividad rigurosa, poco llamativa o “glamourosa”, que debe ser más seria e incluso aburrida que espectacular.
Los grandes grupos –algunos de los cuales he conocido personalmente- responden a tal orientación aunque sin renunciar, sino todo lo contrario, a los más modernos métodos de gestión de todo tipo.
La competencia del sector es evidente en términos generales. A partir de los años 1980, el sector creció de tal modo que incorporó a todo tipo de magníficos profesionales de las diversas disciplinas que han crecido de forma brillante. Las diversas fusiones o liquidaciones fueron modificando “el paisaje y el paisanaje”. En mi criterio, durante los años noventa, se incorporaron herramientas de gestión muy potentes y flexibles que han permitido un alto dominio del negocio. El sector y, sus dirigentes, son competitivos. Ciertamente, este proceso no ha sido generalizado: no todas las Entidades son generalistas y a la vez eficientes.
Ahora bien, también se han desarrollado Entidades especializadas con notable éxito en su ámbito de actividad, geografía o canal de distribución.
En cuanto a la AVARICIA, entiendo que el vicio mayor es de una excesiva CODICIA. Creo que se han producido actuaciones lícitas pero poco razonables, de objetivos “desmesurados” de crecimiento y especialmente de mantenimiento de unos ratios muy elevados de resultados técnicos. En ocasiones, parecía que la razonabilidad desaparecía y que se olvidaban algunos principios o reglas del mercado.
Si los resultados son brillantes es absolutamente lógico el incremento de la competencia en precios. Bajar los precios y mantener los ratios combinados es posible pero no fácil. Ciertamente, tal orientación se ha producido, por ejemplo en el Seguro de Autos, pero tiene su límite. Los resultados técnicos han sido altos en sí mismos y más si se llevan a los ROE. Parecía en ocasiones que tal situación se enmascaraba voluntariamente o no con la referencia a una “batalla de precios”.
Excepto en contadas ocasiones, se ha tratado muy poco de la explicación relativa a la creciente competencia del sector en precios… basada en los resultados técnicos.
Entre tanto, el sector, ayudado con una demanda creciente y en una gestión no rompedora de los precios de cartera, se ha hecho más eficiente y consecuentemente más competitivo.
En resumen, ni la ARROGANCIA, la INCOMPETENCIA y la AVARICIA o CODICIA han caracterizado ni caracterizan, salvo excepciones, a nuestro sector asegurador. Afortunadamente.
Todo lo indicado, además de otros factores tales como la existencia y desarrollo del Consorcio de Compensación de Seguros, hacen que el seguro español se encuentre en una situación, en términos propios de negocio, de notable solvencia.
Cabría decir que la RESPONSABILIDAD, EFICIENCIA Y EQUILIBRIO se adecúan bien a nuestro sector asegurador.
Recientemente me pareció observar que nuestro Director General de Seguros se mostraba orgulloso y razonablemente tranquilo con el sector asegurador. Todo parece indicar que responde a una situación sólida del mismo.
El futuro será duro pero hay muchos factores que pueden garantizar que nuestro seguro se confirmará como uno de los que lo superará de forma notable. Lo hará sin caer en la Arrogancia, la Incompetencia y la Avaricia
¿Arrogancia, incompetencia, avaricia?
Fecha
Carlos Biurrun
Especialista en modelos de distribución de seguros, fusiones y adquisiciones, socializador del conocimiento, Comunicador y conferenciante. Ex Consejero – Director General de AXA AURORA VIDA, Ex DG de AURORA, Ex Consejero de sociedades participadas del BBVA. Asesor de entidades aseguradoras en varios países europeos y de Corredurías internacionales. Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, Curso de Post grado en Dirección de empresas de UC Deusto.
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