En mi opinión, el éxito de los últimos años en cuanto a los resultados del sector asegurador se debe en un porcentaje significativo a una serie de factores externos que los han facilitado. Sin embargo, unos pocos han interiorizado que sólo se debía a su gestión.
Ahora que la crisis financiera y económica afecta al sector, es mucho más difícil el éxito. La reducción de la facturación, el aumento de los ratios de gastos y la repercusión en el mantenimiento de una estrategia adecuada provocarán situaciones que “pondrán a cada uno en su sitio”
El seguro aguantará bien la crisis y corregirá siquiera parcialmente aspectos mejorables pero habrá algunos débiles o arrogantes que resultarán castigados.
La arrogancia y la banalidad, los excesos en planteamientos y en los sistemas de retribución tampoco han faltado en algunas Entidades. Ciertamente, salvo en contadas excepciones, y algunas de ellas no permanentes, las Aseguradoras españolas no han cometido tales errores.
El seguro es, y debe ser, una actividad rigurosa, poco llamativa o “glamourosa”, más seria e incluso aburrida que espectacular.
Se ha producido una corriente de excesiva codicia, con actuaciones poco razonables de crecimiento pero también de resultados técnicos, que han sido altos en sí mismos y más en ROE. Parecía en ocasiones que dicha estrategia se enmascaraba voluntariamente con referencias constantes de “batallas de precios”.
Lo cierto es que, excepto en contadas ocasiones, se ha explicado muy poco que la competencia en precios se basaba en los buenos resultados técnicos.
En resumen, ni la arrogancia, ni la incompetencia, ni la codicia han caracterizado ni caracterizarán, salvo excepciones, a nuestro sector asegurador. Afortunadamente.
Más bien, cabe decir que la Responsabilidad, la Eficiencia y el Equilibrio se adecúan a nuestro seguro. Esperemos que el futuro próximo, aunque sea duro, confirme la situación y supere las dificultades que le acechan.
Juan José Lecanda
juanjolecanda@hotmail.com