(Conozco a James Singer desde 1994 cuando coincidimos en los prolegómenos de lo que poco más tarde se convirtió en AXA Université, la escuela de negocios de los dirigentes de AXA de todo el mundo. James fue el asesor de Françoise Colloch, la directora de RR.HH. del Grupo en su diseño y puesta en marcha. Mi intervención anual como profesor de aquella en Cantenac Brown, en pleno corazón del Medoc (Gironde), fraguó entre nosostros una buena amistad e incluso la realización juntos de actividades de consultoría al iniciar mi proyecto empresarial en 2000, entre otras un ecargo de AXA en América Latina. Con este artículo, que publico en español y en francés, se inicia una colaboración periódica sobre temas de management y gestión del cambio de cuyas materias James es especialista. La opinión de James se alinea muy bien con la iniciativa de Antonio Garrigues Walker, Miquel Roca y Guillermo de la Dehesa, estosololoarreglamosentretodos.org
Escribe : James Singer, consultor de estrategia empresarial y factor humano.
Esperamos de los gobiernos que se entiendan para definir las nuevas reglas de juego de las finanzas y del comercio mundial, que reduzcan el paro, gestionen los déficits públicos, relancen el crecimiento esperando que todo vuelva a ser como antes.
De hecho, nada es menos seguro, y nos dejamos embaucar por los resultados económicos esperanzadores de final de 2009, arriesgándonos a olvidar que nos encontramos ante cambios profundos que cuestionan los pilares de la economía mundial que se construyeron a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
No encontraremos las soluciones replegándonos sobre nosotros mismos, sino más bien, aceptando cambiar para afrontar el mundo que se construye hoy. En consecuencia, dejemos de tener miedo.
Dejemos de tener miedo. El discurso ecológico se nutre de este miedo en nombre del futuro de las generaciones venideras, tratando de oponerse al crecimiento y al progreso. La conferencia de Copenhague acaba de mostrarnos que, en nombre de las generaciones actuales, los países emergentes y del tercer mundo aspiran al crecimiento y al desarrollo. Creer que serían insensibles a las cuestiones medioambientales sería un craso error. Solamente en la búsqueda de la innovación, en otros términos, aceptando la asunción de riesgos podremos hacer frente a los retos del siglo XXI.
Dejemos de tener miedo a las economías emergentes, como China o India. Dejemos de de juzgarlas en base a nuestros criterios. Dicho de otra manera los países occidentales no son los amos del mundo y no están en condiciones de obligar a aceptar sus puntos de vista. Debemos escuchar, tratar de comprender lo que los nuevos actores nos enseñan. Aprendamos a vivir en un mundo multipolar.
¡El miedo conduce a comportamientos proteccionistas, nos apura a querer regular todo cuando no de prohibirlo! El miedo se nutre de la ignorancia.
Cambiar no es posible más que si retomamos la confianza en el futuro, lo cual no quiere decir que el mundo no vivirá nuevas crisis, que seguirá en continua transformación.
Recordemos que en treinta años, seremos dos mil millones más de habitantes sobre la tierra y dejemos de soñar con una gobernanza mundial que pueda regular todo para nuestra tranquilidad.
Texto original en francés a continuación.
S´adapter, changer en temps de crise ?
Nous espérons de nos gouvernants qu’ils s’entendent pour définir les nouvelles règles du jeu de la finance et du commerce mondial, qu’ils réduisent le chômage, gèrent les déficits publics, relancent la croissance en espérant que tout redeviendra comme avant.
En fait, rien n’est moins sûr, et nous ne laissons pas leurrer par les résultats économiques encourageants de la fin de l’année 2009, qui risquent de faire oublier que nous sommes face à des changements profonds qui remettent en cause les piliers de l’économie mondiale tels qu’ils se sont construits au cours de la seconde moitié du 20éme siècle.
Ce n’est pas dans le repli sur soi que nous trouverons les solutions, mais en acceptant de changer pour affronter le monde qui se construit aujourd’hui. Ainsi cessons d’avoir peur.
Cessons d’avoir peur de l’avenir. Le discours écologique, se nourrit de cette peur au nom de l’avenir des générations futures, il cherche à s’opposer à la croissance et au progrès. La conférence de Copenhague vient que de nous montrer, qu’au nom des générations actuelles les pays émergents et du tiers monde aspirent à la croissance et au développement. Croire qu’ils seraient insensibles aux questions environnementales serait une grossière erreur. Ainsi ce n’est que par la recherche et l’innovation, autrement dit en acceptant la prise de risque que nous pourrons faire face aux enjeux du 21éme siècle.
Cessons d’avoir peur des économies émergentes, comme la Chine ou l’Inde. Cessons de les juger à l’aune de nos critères. Autrement dit les pays occidentaux ne sont plus les maitres du monde et ne sont plus en mesure de faire accepter leur point de vue. Nous devons écouter, essayer de comprendre ce que ces nouveaux acteurs nous enseignent. Apprenons à vivre dans un monde multipolaire .
La peur conduit à des comportements protectionnistes, elle nous pousse à vouloir tout réglementer lorsqu’il ne s’agit pas d’interdire ! Elle se nourrit de l’ignorance.
Changer n’est possible que si nous reprenons confiance dans l’avenir, ce qui ne veut pas dire que le monde ne va vivre de nouvelles crises, qu’il cessera de se transformer.
Rappelons nous que dans trente ans, nous serons deux milliards d’êtres humains de plus sur la terre et cessons de rêver à une gouvernance mondiale qui pourrait tout réguler pour notre tranquillité.