Día 3 de agosto
Me gusta Hendaia, en la costa de Iparralde (País Vasco) donde paso de forma ininterrumpida parte de las vacaciones de verano desde hace 25 años.
No tiene el glamour de Biarritz o Donibane Lohitzun (San Juan de Luz) pero cuenta con una playa larga y ancha donde los paseos, cuando sale o se pone el sol, son inolvidables.
Sólo hay una cosa que no me gusta, es el edificio reconstruido del antiguo casino que en los años 20 y 30 del siglo pasado hizo la competencia al de Biarritz y que ahora es un conjunto de apartamentos y restaurantes que no creo que alcancen nunca el estrellato Michelin.
Su reconstrucción, en los años 90, se hizo siguiendo el mismo estilo primigenio, como si fuera un palacio de “Las mil y una noche” pero en cutre. Y además me quitó, parcialmente, la magnífica vista de los acantilados de “las dos gemelas”.
Hendaia es una villa tranquila durante 10 meses del año y bastante en julio y agosto. Quien busque marcha nocturna mejor aquí no la encontrará. Pero si quiere dar buenos paseos por las colinas de los alrededores o por el litoral, con zonas de especies protegidas, además de jugar al golf en campos espléndidos, aquí estará en su salsa.
Me gusta pasear por la bahía de Txingudi, compartida con Irún y Ondarribia muy de mañana, lo mismo que por la zona protegida del Domain de Abadia, junto a las Dos gemelas, donde las gaviotas se animan bulliciosas entre ellas.
Esta tarde he recorrido mis lugares habituales con mi cuñado Enrique y he sacado algunas fotos. Era un atardecer de agradable temperatura, con nubes grises que nos han respetado todo el día. La playa ha estado a rebosar.