Puedes descargarte pdf desde aquí
Estimado amigo: Me gustaría, Carlos, comentar contigo otra actividad fotográfica muy placentera.
Hoy podíamos repasar las enormes posibilidades que nos ofrece la convivencia con los animales.
Ya sabes que aunque a veces parezca lo contrario, en este mundo no vivimos únicamente los humanos.
Compartimos espacio con los más variopintos compañeros de viaje.
Es verdad que hoy el hombre tiene cierto sentido de dominio sobre el resto de los habitantes del planeta, pero no siempre ha sido así y además se puede cuestionar durante cuanto tiempo lo seguirá teniendo.
De hecho nosotros nos hemos incorporado al club hace cuatro días.
Durante millones de años el planeta Tierra se las ha arreglado sin nosotros. Y a la luz de los numerosos problemas que la actividad humana le viene proporcionando, se puede pensar que antes vivía más tranquilo.
Por primera vez en su dilatado periplo interestelar, uno de sus inquilinos tiene a su alcance la capacidad para eliminar masivamente al resto de sus habitantes.
Gracias a Dios, la capacidad de regenerar la vida que tiene el tercer planeta del sistema solar es enorme, de momento, y ese es nuestro mejor seguro.
Y aunque las crónicas nos muestran su empobrecimiento alarmante, la vida florece aún a nuestro alrededor, en la tierra todavía pastan animales libres, en los mares las ballenas amamantan a sus crías en sus cada vez más sucias
aguas, y los cielos en algunas ocasiones aún se oscurecen al paso de las bandadas de aves en sus rutas migratorias. Lo que por desgracia no sabemos, es por cuanto tiempo.
Lo que está fuera de duda es que en un número cada vez mayor de la población humana está tomando conciencia del peligro que supone para los animales nuestra presencia y nuestra expansión demográfica. Cada vez son más las voces que se alzan contra las matanzas de las ballenas, la deforestación, la pesca masiva, o la contaminación irresponsable. Y es que la vida está por todas partes y si no tenemos muy interiorizada la cultura hinduista de que todo lo vivo es sagrado (porque no sabemos si mañana nos reencarnaremos en cigüeña), al final, terminamos por dañar a muchos de nuestros vecinos.
Este cambio de mentalidad está afianzándose incluso en sectores que antes eran un foco de destrucción, como los safaris, por ejemplo, que están siendo sustituidos con gran éxito por los safaris fotográficos, que no ocasionan víctimas y permiten regresar con el trofeo vivo de la imagen de los animales, en vez de las cornamentas para adornar con dudoso gusto las paredes de los salones.
Y no hace falta ir hasta el Serengeti para observar a los animales. También los tenemos a nuestro alrededor. Bien es cierto que el salvaje aspecto de un cocodrilo, nos transmite una emoción que tiene poco que ver con la que nos producen las humildes lagartijas, pero todos, temibles o no, son merecedores de nuestro respeto.
Es en el mundo de lo pequeño donde tendremos muchas más oportunidades para nuestros safaris particulares, ya que con los insectos sucede lo mismo que con las florecillas silvestres, una vez que las descubres, luego las ves por todas partes.
Precisamente dicen los biólogos, que nuestro mundo está caracterizado por la ingente cantidad de vida que aportan los seres minúsculos, y que los insectos son los más representativos.
Los insectos son legión y están muy al alcance de nuestras posibilidades fotográficas.
Hombre, tampoco se trata de que nos pongamos a emular a la National Geographic, pero podemos obtener instantáneas dignas y bellas con ayuda de una sencilla cámara compacta que tenga una buena función Macro. Con cámaras profesionales que permitan la posibilidad de armonizar los macros con el zoom, entonces ya podemos afrontar los retos más complicados.
Con los insectos, ya lo comentamos al tratar de la lengua de las mariposas, hay que tener más paciencia que un pescador, porque no se están quietos y dan mucha guerra. Pero lo que cuenta es la foto y no el tiempo que hemos invertido en hacerla.
Además al sacar un insecto junto con las flores- aquí les vemos posando en los ranúnculos- podemos potenciar la sensación de sinergia, pues les sumamos el encanto de la florecilla silvestre y además trasmitimos una lectura connotativa, pues asociamos, junto al insecto y a la flor, un ambiente campestre, de libertad, de naturaleza. Y todo, amigo mío, en una foto.
De entre los insectos las abejas son mis preferidas, pues como están a lo suyo, a fabricar miel para su reina, no te hacen mucho caso y puedes sacar fotos sin que se enfaden.
Bueno, la verdad es que hay que tener un poco de temple, para verlas revolotear a tu lado y no ponerte a bracear cual aspas de molino, pero como trabajadoras responsables que son, no se distraen y hacen poco caso a los “paparazzi” . Eso sí, no hay que molestarlas, pues a nadie le gusta que le estropeen la hora del almuerzo.
Otra ventaja adicional que tienen los insectos libadores, es que como trabajan en las corolas de las flores, el fondo de las fotos siempre es muy hermoso, al contrario de los mosquitos y otros bichos de mal vivir, que al igual que hacienda, se empeñan en chuparnos la sangre y no nos dan ni la satisfacción de un entorno agradable.
Las aves también son un objetivo potencial para nuestras cámaras, ya que muchas están adaptadas a nuestra presencia. Son esquivas, pero se las puede engañar con unos pedacitos de pan y lograr que se acerquen a uno, como esta chova anillada, sacada a más de 2.000 mts. en los Picos de Europa. Simpáticos gorriones, palomas, símbolo de la paz, atrevidos pechirrojos o lavanderas colilargas, son fáciles de atrapar y pueden proporcionarnos buenas instantáneas.
La fotografía submarina, ya es algo más complicada pues hace falta, además de saber nadar, una funda especial que se adapta a las cámaras o bien cámaras especiales estancas, que resisten la presión y dotadas de buen flash, ya que debajo del agua, la luz escasea en cuanto se profundiza unos metros. La única opción que tenemos los profanos del asunto es fotografiar en los acuarios y hacer que parezcan los fondos coralinos del Caribe. Todo un arte.
El hombre siempre ha sentido la proximidad de los animales y ha establecido lazos con ellos desde la antigüedad. Hay frescos cretenses de 1.500 años antes de Cristo que ya muestran a niños jugando con los delfines.
Y la relación con el perro, se pierde en la noche de la prehistoria. Hoy más que nunca el hombre está sacando del perro todas sus potencialidades, y le vemos colaborar en la búsqueda de víctimas en los desastres, sean o no naturales, guiando ciegos o detectando droga. Los psicólogos destacan su valor como animal de compañía y su presencia como mascota se ha generalizado entre nosotros (ocasionando a veces molestias a los vecinos). Los gatos, buenos cazadores de ratones, también han compartido con el hombre su pasado y ahora que ya no hay ratones en las casas, sigue acompañándole desde su papel de mascota. Muchos animales viven en nuestro entorno y son potenciales objetivos para nuestra cámara, cabras ariscas, mansas ovejas, aves corraleras, vacas algo descocadas, toros valientes, burros o caballos son un modesto panorama de la vida rural.
Todo un mundo de grandes o de pequeños amigos que comparten con nosotros este viaje apasionante que llamamos: La Vida.
Hasta la próxima, recibe, Carlos, un fuerte abrazo.
Javier