22/2/2011.- Esta mañana me he levantado y en ayunas he ido a la Clínica Virgen Blanca de Bilbao, acompañado de mi hijo Errapel, que ha hecho de chófer, y de Carmen, mi esposa. Tenía que hacerme a las nueve y media una colonoscopia. Ya se sabe, siempre hay que cuidarse y más a partir de cierta edad. Desde que cumplí los 50, hace ya bastante tiempo, me hago chequeos anuales como mecanismo de prevención. Felizmente el resultado ha sido bueno.
Justo cuando estaba preparándome para ir a la clínica, he oído en la radio la noticia de que Esperanza Aguirre tenía cáncer. Más tarde la he podido ver en TV cuando, en la inauguración de una obra, ha tenido el valor de comunicarlo y decir que iba a estar unos días – espero que pocos, ha dicho – además de señalar que se le había detectado un bulto en el pecho en una revisión rutinaria.
Esta tarde, poco antes de escribir estas notas, leía en el Correo un reportaje dedicado a María San Gil a la que también se le detectó un cáncer de mama hace cuatro años, en marzo del 2007, justo poco antes de las elecciones de de mayo de ese año. “Lo primero que pensé, señala, ¡uf!, me viene fatal ponerme enferma”.
También ha recordado la prensa de hoy la entereza y naturalidad del alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, para hacer público hace algún tiempo el tratamiento de cáncer de próstata. Ha dado testimonio de la compatibilidad del cuidado de la salud y del trabajo, sin que éste prevalezca sobre aquella.
A María San Gil e Iñaki Azkuna no los conozco más que por los medios de comunicación. A Esperanza Aguirre tampoco, salvo por su actividad pública y de una cena en 1995 a la que asistí junto con ella y tres personas más en el Restaurante Castelló 9 de Madrid. Aguiire era entonces teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid y pude descubrir tres facetas de su personalidad, su ultraliberalismo, su desparpajo para hablar de todo, incluso de lo que no sabía y su carácter y simpatía en la distancia corta.
Sin duda, Esperanza Aguirre ahora y María San Gil e Iñaki Azkuna hace algún tiempo, han dado unos testimonios magníficos a todos los ciudadanos, afrontando con entereza una situación dura y haciéndola pública, no escondiéndola, explicando lo que, para mí tiene un valor enorme, dar ejemplo de la importancia de tomar medidas preventivas.
Además, en los casos de San Gil y Azkuna también dieron un testimonio muy importante, primero la salud y después todo lo demás. Testimonio muy aplicable a muchas personas que anteponen sus ocupaciones profesionales a su propia salud y nunca tienen tiempo para ocuparse de ellas mismas.
Por eso, esta mañana, cuando me recuperaba tranquilamente de la colonoscopia, magníficamente atendido, pensaba en estas cosas, la importancia de la prevención y tener muy claro lo que es prioritario en la vida.
Fijemos bien la estrategia a seguir, por uno mismo, por sus más allegados, por sus amigos, por responsabilidad con sus compromisos empresariales o laborales, nunca olvidemos lo importante en esta vida.
Ha sido un buen día, aunque lluvioso y ventoso, como los de antes en Bilbao