Escribe: José Ángel Campos, socio de Biurrun Consulting
Seguros como cualquier otro área de consumo, no es inmune a la crisis. Otra cuestión es, como la gestiona y que consecuencias trae para las compañías.
Existe un elemento diferencial que debemos destacar que la crisis llega siempre con posteridad a otros sectores, dos años o tres más tarde. Lo que conlleva una ventaja, pero también un elemento adicional que puede resultar negativo. Podemos llegar a pensar que nosotros no vamos a ser arrastrados por esa corriente devastadora que supone la palabra “crisis” y si pensar como titulaba Supertramp en uno de sus álbumes “Crisis? what Crisis?”.
Todavía nos es resulta más difícil entender que después de tantos años de bonanza, donde nos hemos llegado incluso a creer, sin tener en cuenta la evolución del mercado en general, que gracias a nuestra excelente visión, una estrategia bien estudiada y una toma de decisiones acertada, que no puede llegar un día en el que todo cambie y lo que hasta ayer fueron días de vino y rosas, de la noche a la mañana se torne en lloros y lamentos. Es también significativo que los síntomas de la crisis acceden en un principio poco a poco para después introducirse con toda su fuerza que casi siempre les pasa a los otros, nosotros nos mantenemos indemnes.
Los ejecutivos en lugar de preparar el barco para el temporal que se avecina siguen inmersos en sus prácticas habituales, hasta que eso sí, llega un día en el que se preguntan, ¿pero, qué está pasando? Y en ese momento suena la alarma y al igual que ocurre en los submarinos cuando son descubiertos por el enemigo, inmersión, inmersión, nosotros decimos, crisis, crisis .Ha llegado la crisis.
Con la llegada de tan temido enemigo, surge el nerviosismo, el miedo, que se filtra en toda la organización y entonces la dirección de la compañía se plantea que ha llegado el momento de la toma de decisiones, de cerrar las compuertas y de establecer una nueva estrategia, “la de gestionar el negocio en época de crisis”.
Surgen las grandes aportaciones y novedosas soluciones: Cerrar el grifo, reducción de gastos a través de un reparto equitativo entre todos los departamentos, siendo los más habituales los de personal, que normalmente afectan más a los que menos ganan (a pesar del famoso dicho de que las batallas las pierden o las ganan los generales), los de formación, los de publicidad, limitar la comunicación con la famosa frase “Comunicación de baja intensidad”, por supuesto, se paralizan los proyectos, a los comerciales se les aplica la estrategia del vamos, vamos, vamos, “hay que robar pólizas a la competencia”, todo esto conlleva como resultado, el l estrés en la red. O sea, más o menos lo de siempre.
La pregunta que me viene a la cabeza: ¿Es conveniente aplicar siempre la misma medicina en estos tiempos? ¿No debería ser este el momento de incentivar la aplicación prácticas más imaginativas?, ¿Por qué?, una vez finalizada la crisis unas compañías salen más reforzadas que otras, incluso más fuertes que antes.
La solución al problema y capear el temporal puede venir también por valorar la aplicación de nuevas opciones más imaginativas. Por poner ejemplos:
– Aprovechar la coyuntura para incentivar la innovación
– Compartir la opinión de los empleados a través de una comunicación bidireccional implicando en ella a toda la estructura
– Reforzamiento las áreas más sensibles, como por ejemplo las que afectan al servicio
– Reforzar la competitividad premiando la eficiencia
– Incrementar la cercanía a nuestro cliente final y a los mediadores.
Otras opciones muy simples pero también efectivas con respecto a la reducción de gastos, teniendo en cuenta que se paralizará la inversión, podrían ser,
1. Gastar menos en formación pero sin reducir su aplicación a través de e-learning
2. Modificar la aplicación de la publicidad tradicional por una mayor implicación en las cada día más importante y más barata utilización de la social media.
3. Externalización de los servicios que aportan menor valor
No nos debemos olvidar que la crisis pasará y que entonces nuestro barco tendrá que estar bien orientado para que llegado ese momento podamos tomar el buen rumbo y sacando ventaja a nuestros competidores.
Quedémonos con lo que decía Victor Kiam, Director General de Remington Corporation “Los empresarios son simplemente aquellos que entienden que hay poca diferencia entre obstáculo y oportunidad”