Escribe: Juan Arsuaga, Presidente y Consejero Delegado de Lloyd´s Iberia
No es una casualidad que Lloyd’s lleve mas de 300 años funcionando.
Empezamos siendo un asegurador de barcos y de grandes expediciones, es lo que tocaba hasta el siglo XIX donde el comercio y las relaciones entre los distintos continentes estaban basadas principalmente en el tráfico marítimo.
Lo que comenzó siendo una actividad basada en el sentido común y muy guiada por los intereses de unos pocos comerciantes, enseguida se convirtió en un complejo esquema sin el cual se hacía imposible que los que se jugaban el capital pudieran poner en riesgo sus patrimonios.
Desde entonces ha llovido mucho. El mundo de aquellos años poco tiene que ver con el actual. Han evolucionado los sistemas productivos, los transportes y sin duda las necesidades de las personas. Hoy en día vivimos en un mundo donde viajar en avión está al alcance de muchísimos ciudadanos, donde muchos afortunados tenemos viviendas rodeadas de todo tipo de aparatos electrónicos. Tenemos coches, ordenadores y ahorramos para poder cubrir nuestras necesidades cuando seamos viejos o nos enfrentemos con posibles incidencias futuras.
Las fuentes de energía evolucionan, las pautas de consumo cambian constantemente y nos enfrentamos a riesgos no tan lejanos que en la mayoría de los casos no somos capaces de entender ni de asimilar.
Mientras tanto el clima está cambiando, la tierra se está moviendo y las inundaciones y las catástrofes están a la orden del día provocando el éxodo de millones de ciudadanos y la muerte y el sufrimiento de cientos de miles de personas.
Lloyd’s, sin embargo, sigue al pié del cañón y no es casualidad. Estamos haciendo los deberes. Hemos sido capaces de asegurar el primer vuelo comercial, los primeros coches, la expansión de las grandes multinacionales en territorios impensables en el pasado y con sistemas productivos cada vez mas complicados. Hemos sido capaces de ayudar en la reconstrucción de ciudades arrasadas por los fenómenos de la naturaleza y de cubrir riesgos que ningún otro asegurador era capaz de entender.
Todo esto lo hemos conseguido gracias a la innovación constante, gracias al saber adaptarnos a los nuevos tiempos y a trabajar muy duro con nuestros socios para intentar entender los riesgos del mañana. Las pandemias, la nanotecnología, la escasez de agua, el cambio climático, las ondas electromagnéticas etc. Un sinfín de extraños conceptos que van a marcar la vida de nuestros descendientes en los próximos 300 años y donde queremos seguir aportando como mercado asegurador.
Tenemos una enorme responsabilidad. Para que el mundo funcione y siga funcionando muchos años no nos podemos estar parados. Por ello seguimos pensando en qué van a necesitar nuestros clientes. En cómo les podemos ayudar y en qué tenemos que hacer para que cuando ocurre una desgracia nos tengan a su lado. Como hemos estado haciendo en los últimos 300 años.