Escribe Oscar Paz:
Pertenece a la serie: Reflexiones veraniegas: DECÁLOGO de un CUARENTAÑERO 2.0
Hace unos cuantos años ya nos surgió la necesidad de adquirir en la oficina unas impresoras de ciertas características, para ello quedamos con tres proveedores que nos fueron presentando sus diferentes productos. Cada uno que venia nos repetía: «para vuestras necesidades nuestra impresora modelo XXXXX es la MEJOR que hay en el mercado». Al primero no le dije nada, pero al segundo y al tercero les comenté algo como: «es probable que no tengas razón, más que nada porque hace un rato este otro proveedor ZZZZZ me ha dicho lo mismo». Ese día comprendí que la palabra MEJOR en boca de uno mismo tiene valor NULL (= «nulo» como suelen decir los informáticos).
Cuando uno pretende ser el primero o el mejor, tiene que darse cuenta de que entra el peligroso terreno de la COMPETICIÓN:
– En el que para que haya un ganador tiene que haber muchos perdedores,
– En el que los éxitos son efímeros y el mantener la posición hace que la situación se vuelva agotadora.
– En el que el esfuerzo multiplica la probabilidad de que aparezcan las «lesiones«.
– En el que incluso, para algunos, el fin justifica los medios, y practican el «juego sucio«.
– …
Personalmente no lo veo atractivo, creo que con eliminación de un simple «artículo» la cosa cambiaría: de pretender «ser EL mejor» a «ser mejor».
No me refiero a que nos dediquemos constantemente a hacer obras de caridad, a ayudar a ancianitas a cruzar la carretera (que ojalá)… me refiero, más que nada, a que eliminemos al «vecino» de nuestro deseo constante de superación.