Escribe: Sabin Azua. Socio Director de B+I Strategy
Hace poco charlaba con el director general de una empresa industrial de nuestro País sobre las claves del desarrollo futuro de su organización. Consciente de la dificultad que entraña la expansión internacional de su compañía, apelaba a la utilización de las alianzas y el trabajo en red como mecanismo para paliar su déficit de recursos para realizar la ingente tarea que tenía por delante.
Al hacer un repaso de las alianzas que tenía establecidas su empresa, caímos en la triste realidad: la mayor parte de las relaciones de esta naturaleza que habían establecido en el pasado estaban muertas, inactivas ó poco capitalizadas. Su desolación era mayúscula, y se preguntaba ¿”cómo es posible que no seamos capaces de aprovechar las capacidades conjuntas para fortalecernos competitivamente”?
Desgraciadamente su caso no es único ni excepcional. La mayor parte de los estudios sobre los resultados de las alianzas realizados por las escuelas de negocios señalan que un porcentaje muy elevado de estas prácticas fracasan o no consiguen unos resultados aceptables. ¿Cuál es la razón?
Nuestra experiencia nos dice que el fallo más generalizado es la falta de proyectos compartidos (no se tiene muy claro el para qué de la colaboración), junto con la falta de empatía para buscar que ambas organizaciones se beneficien del proyecto conjunto, la escasa asignación de recursos, la falta de “cariño y roce” que se da entre las organizaciones, etc. Hagamos nuestro el título de este artículo y combinemos los aspectos estratégicos, operativos y humanos de la relación.
Si vamos a establecer relaciones con otras organizaciones, cuestión que parece absolutamente segura para poder competir globalmente en el futuro, tenemos que acercarnos a nuestros aliados para establecer un proyecto compartido dentro del ámbito de cooperación establecido, basado en la generosidad, en el beneficio mutuo y en la confianza.
En síntesis la gestión de las alianzas con otras organizaciones debe contener tres elementos básicos: objetivos claros, recursos adecuados y monitorización permanente. La fortaleza competitiva de muchas empresas de nuestro entorno pasa por sumar capacidades, conocimientos y fortalezas diversas. Por ello, recordemos a Benedetti cuando nos decía “con tu quiero y con mi puedo vamos juntos compañero”.