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Discriminación de Género en las Tarifas de seguros (Tarifas sin sexo)

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Enrique González

(N.E. Me complace recibir en este blog a Enrique González que formó parte del equipo de directivos de la Compañía AXA AURORA VIDA en la etapa posterior a la adquisición de UAP por parte de AXA. Trabajamos poco tiempo juntos pero desde entonces hemos mantenido unos buenos lazos de amistad. Enrique es una persona profesionalmente muy preparada, entusiasta de la vida y enormemente sincero a la hora de opinar. Estoy seguro que el blog se va a enriquecer con sus aportaciones que estoy seguro que van a estar siempre impregnadas de total independencia, en buena sintonía con lo que es nuestra línea editorial)

(ver también: Impacto de la nueva directiva en los seguros de vida)

Escribe: Enrique González

(Licenciado en Ciencias Económicas, Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, Diplomado en Seguros Industriales por la Escuela de Organización Industrial de Madrid y Licenciado en Empresa Financiera y de Seguros y Actuario de Seguros.   Después de una larga y amplia experiencia profesional como Actuario en Seguros Generales y en Seguros de Vida, y en el diseño y gestión de productos de seguro, carrera profesional iniciada en L’Abeille, diferentes procesos de fusión sucesivos le situaron en la Dirección Técnico Administrativa Vida en UAP, con la que se integró en AXA; ha intervenido profesionalmente además como Actuario consultor en entidades financieras españolas, Banco Cooperativo, Caja Rural de Soria, y en entidades extranjeras establecidas en España, Banque Indosuez, Colonia Versicherung, ,Nordstern España)

La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del 1 de Marzo de 2011 en el procedimiento 236/2009 (Test – Achats), parece haber venido a demoler la segmentación que más éxito ha tenido en el sector asegurador europeo en los últimos 30 años;  en España, por las oleadas de comentarios que se ponen diariamente de manifiesto, parece la puñalada fatal, en la eficacia y la rentabilidad de los procesos de segmentación y marketing del sector asegurador; que puede terminar con los escasos vestigios de crecimiento del volumen de negocio de las compañías que operan en nuestro país, e incluso subir las primas.

Admitiendo que la sentencia destroza, con un argumento exclusivamente jurídico-político, una realidad estadística difícil, sino imposible, de cuestionar; no es desde mi punto de vista, tan negativo como parece darse a entender; máxime teniendo en cuenta, que en lo que a España concierne, la segmentación de riesgos por sexo, es una novedad iniciada tímidamente a finales de la década de los años 70 en el pasado siglo; han pasado por tanto solo 35 años y parece que lo hemos olvidado; antes las mujeres pagaban exactamente las mismas primas que los hombres en todos los tipos de contratos de seguro y no pasaba nada.

Es cierto alegar, que el número de mujeres aseguradas de entonces no significaba, salvo en viudedad y rentas, probablemente ni un 10% de la cartera de pólizas de las compañías; ahora la situación es bien distinta, pero la prohibición es la que es y nada se puede hacer contra ella.

La segmentación tarifaria por sexo en el mundo del seguro se inicio en el Seguro de vida y se extendió hacia los de Salud y Automóviles; ciertamente su aplicación contribuyó al aumento de las pólizas suscritas por mujeres; pero no hay que dejar de ver que fue la evolución de la sociedad y el marketing, la que las condujo hacia el seguro, no la discriminación en el precio de las garantías.

Naturalmente, la prohibición de la discriminación por sexo en las tarifas de seguro, que la sentencia fija para el próximo 21 de Diciembre; tiene consecuencias molestas para el sector y desagradables para las mujeres que deseen asegurarse a partir de entonces; resultando terriblemente curioso, que existiendo tanta legislación nacional y comunitaria con discriminación positiva a favor a las mujeres, venga esta sentencia a marcar una línea de igualdad completamente diferente, que además les va a subir precisamente a ellas en mayor medida el importe de las primas de sus seguros de riesgo; mientras que paralelamente para los hombres, debería de significar una reducción de precio.

En principio y desde un criterio exclusivamente técnico, la prohibición para tarificar tomando como criterio de riesgo el sexo, suponiendo la unificación real de la base estadística de hombres y mujeres, va a tener unas consecuencias de reducción del importe de las primas puras para los seguros de riesgo de vida y automóviles para los hombres, mientras que para las mujeres supondrá un aumento de sus primas en estos mismos riesgos; paralelamente, en las primas de los capitales y rentas de jubilación y en las de salud, el sentido será justo a la inversa, bajaran para las mujeres y subirán para los hombres.

La nueva situación, va a permitir la oferta segmentada por género, pero no se podrá eludir la aceptación, exactamente a las mismas condiciones, para asegurados de ambos sexos. Ello nos va a llevar, muy probablemente, a una proliferación de productos en los que se tratará de seguir utilizando las ventajas estadísticas de uno y otro sexo, incorporando garantías concretas solo aplicables a uno u otro que ya han dado lugar a los denominados “Productos Azules” y “Productos Rosas”. Creo que es la innovación y la imaginación del sector, la que permitirá, mezclando riesgos en las pólizas, mantener las ventajas tarifarias que ambos géneros permiten según el riesgo principal asegurado.

Se terminó la discriminación por sexo en las primas, pero llega la segmentación de productos discriminados, y estos no tienen que tener ni el mismo criterio de tarificación ni la misma base estadística, solo aplicar el mismo precio para todos; sencillamente así no es discriminatorio. Es el diseño del producto y la comercialización adecuada, lo que va a determinar el éxito comercial y de resultados técnicos.

Lo peor, es que puede previsiblemente suponerse, que otros criterios de tarificación de riesgo, hoy perfectamente aplicables, como la edad y las minusvalías, por sentencias similares, pueden devenir a considerarse como discriminatorias.

No se debe olvidar, que el concepto discriminación, tiene una componente social importante en su evolución, y la masa de población de los mayores en edad con las minusvalías que el avance de la edad generan, van aumentando en el mundo occidental de forma inexorable y nuestros mayores de hoy y de mañana, no son los abuelitos condescendientes y callados del pasado siglo.

El sector seguros, ya está e preparándose para este acontecimiento. Está evolucionando, tímidamente aun, hacia otros criterios de tarificación de riesgos, como la educación, la situación familiar, la clase socio-económica, la ocupación, el lugar de residencia; en definitiva, el estilo de vida, y es probable que algunos de estos nuevos conceptos  de tarificación de riesgo sean también en un futuro cuestionados por discriminatorios; máxime considerando que ya hay legislaciones nacionales en algunos países que impiden el rechazo de riesgos y la aplicación de precios distintos en la suscripción de algunos seguros.

Los ruidos del sector asegurador, en los que abundan previsiones de aumentos de prima, como consecuencia de la prohibición de la discriminación por sexo en las tarifas; espero, que obedezcan, más al juego de despiste con la competencia, que a una realidad de la estrategia en la política de precios del sector para el  próximo año; que si bien podría ser consecuencia, quizá de los malos resultados técnicos previstos, tras un ejercicio flojo de crecimiento y con bajada de primas; no pretendan utilizar la sentencia como excusa para subir las primas; fuera de los efectos ya comentados. Hay mucho gasto incorporado a las primas comerciales susceptible de optimizarse, para que lo que paga el cliente no suba.

Así, sin demasiado tiempo, pues la mayoría del sector, solo se lleva cuatro o cinco meses elucubrando lo que se va a hacer con este nuevo problema; considerando los aspectos a tener en cuenta y el inconveniente que supone modificar en el último trimestre del ejercicio las tarifas, y/o los productos en comercialización.

Evidentemente
es mejor empezar el año con nuevos productos y tarifas adaptados a la nueva situación; dejando la situación hasta fin de año tal cual esta, adaptando la oferta a la sentencia con la solución más simple; en mi opinión vender todo con tarifas de mujeres; o más sencillo aun, aplicar a todos tarifa de hombres con un descuento lineal;  evitando así el desconcierto que otros cambios puedan ocasionar en las redes de distribución; ¿Teme alguien acaso variar el resultado del año, o hipotecar el futuro con una acción así.?

Lo realmente importante, creo que es no parar, cuestionarse todo y evolucionar en criterios de tarificación y en diseño de productos; que aun cuando hay estudios de que los eunucos coreanos viven entre 14 y 19 años más, yo personalmente, prefiero prescindir del sexo en la tarificación de los seguros.

                         

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