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– El seguro va bien, la crisis es de los otros… ¿o no?
Tengo que confesar que he estado dudando si escribir lo que vengo pensando desde hace tiempo porque soy consciente de que algunas cosas no van a gustar. Sin embargo, me lanzo a ello, confiando en que se sabrán interpretar mis palabras adecuadamente.
Oigo y leo muchas cosas a dirigentes del seguro.
Afirman que la industria del seguro es modelo a seguir para otros sectores cuando saben que las reclamaciones de clientes están creciendo de manera importante; dicen que la guerra de precios en autos es un despropósito y al mismo tiempo ofertan a la baja las primas con premios por traspasos de cartera que rayan la legalidad; Dicen apostar por el canal de agentes y corredores y sin embargo, necesitados de primas en un mercado en recesión, negocian con comparadores, rastreadores y bancaseguradores condiciones más ventajosas que justifican arguyendo no sé qué tipo de razones técnicas insuficientemente contrastadas; piden a los corredores, después de haber estado de espaldas a los riesgos industriales ya que ganaban muchísimo dinero con el seguro de autos, que les traigan operaciones porque el precio no será problema…
Oigo y leo muchas cosas de mediadores de seguros.
Expresan su preocupación por las malas prácticas de bancaseguros y no se organizan de forma eficaz para perseguirlas exigiendo el cumplimiento de las leyes sobre distribución de seguros o competencia desleal; critican el bajo nivel de conocimiento asegurador de otros canales y sin embargo prestan una insuficiente atención a la formación continua de sus empleados; critican las malas prácticas de comparadores y rastreadores al mismo tiempo que desarrollan ellos mismos las mismas herramientas con el apoyo de muchas Compañías; entran en la dinámica maligna de competir únicamente con precio más bajo arguyendo que si no desaparecen siendo incapaces de pensar, aplicar o inventar otras formas de hacer más duraderas…
Todo apunta a que hay en muchos casos un doble lenguaje, un doble pensamiento que no son buenos para enfrentarse a unos años que no van a ser fáciles.
No soy pesimista, todo lo contrario.
Pero es necesario no ser tan complacientes, abrir vías de diálogo más sinceras entre los diferentes actores, asumir los cambios y adaptarse a ellos con rapidez, ser más transparentes en las relaciones institucionales y de representación, mejorar la atención a los asegurados, trazar planes y rutas que refuercen el sector en su conjunto y de manera especial al mediador de seguros que va a tener que pasar por una profunda transformación.
Muchas cosas están ya en marcha que apuntan en la buena dirección, la regulación de los comparadores, el plan estratégico de la mediación, revisiones estratégicas de algunos grupos centrando su actividad en los fundamentales de su actividad, apuestas de cambio valientes de corredores.
Los movimientos de salón tienen que desaparecer, una mayor implicación de todos es necesaria.