Escribe: Óscar Paz (miembro del Equipo gestor del blog)
En un mundo cada vez más conectado lo pequeño cobra relevancia. ¿Por qué? Pues porque lo pequeño suele ser más auténtico, más coherente, más humano, más entendible… y todas esas cualidades lo hacen candidato a ganar visibilidad en las Redes Sociales, donde los protagonistas, han sido, son y serán las personas, por mucho que grandes marcas y empresas intenten, cada vez más cobrar protagonismo.
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Los pequeños cada vez somos más, cualquiera de nosotros tenemos un potencial altavoz digital en nuestros bolsillos (smartphone), y aunque muchos todavía lo usen sólo para hablar por tfno y Whatsappear, llegará el momento en que pasarán al «siguiente nivel». Todo es cuestión de tiempo, y sino ¿cuantos de vosotros jurasteis hace años que jamas tendríais móvil? … y ahí estáis conectados «everywhere».
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En este nuevo modelo de la información en el que hemos entrado hace ya tiempo, existe un mundo paralelo al físico, en el que se están creando vinculos y relaciones entre personas con grandes inquietudes que no aparecen reflejadas en ningún «papel», ni certificadas ante ningún notario (ni falta que nos hacen).
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No se trata de vínculos comerciales, que también los hay, se trata de vínculos entre personas en las que su denominador común son las inquietudes que llevan en su alma y en su corazón, para poner en jaque al sistema actual basado exclusivamente el poder económico, a favor de otro en el que los valores humanos estén mucho más presentes. (llegados a este punto se admite que alguno de vosotros os confeséis «incrédulos», pero que sepáis que la mejor forma de que cambiéis de opinión es que paséis a la ACCIÓN)
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En la pasada revolución industrial quizás el valor se encontraba en los procesos productivos y en los objetos que se producían, en la actual revolución de la información, en la que nos encontramos, el valor está en las personas y en los valores que son capaces de generar a su alrededor.
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Y dejadme que acabe con la sencilla «fábula del León y el Ratón»: Dormía plácidamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de él . El león se despertó y atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió a éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león se echó a reir por su insignificancia y lo dejó marchar.
Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre. Días atrás, le dijo, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora conviene que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
.Moraleja: Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.
.Moraleja: Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.
