Querido Carlos: El verano está en plenitud y no es cuestión de desperdiciar ninguna de las oportunidades que nos brinda. Hay que aprovecharlo para dar escape libre a los sueños que hemos ido almacenando a lo largo del año y que por una causa o por otra no hemos podido llevar a cabo.
Ya sabes que yo estoy siempre con la escopeta cargada y procuro no acumular demasiados.
Pesan mucho. A mi edad, cada vez más.
Estos días he aprovechado para saldar una deuda que tenía pendiente – desde la primera vez que la vi – con una altiva atalaya que se muestra en todo su esplendor sobre el mirador del puerto de Piedras Luengas.
Me estoy refiriendo a Peña Labra el final de la cadena montañosa del Alto Campoo.
No es un recorrido exigente si se parte del puerto de Piedras Luengas, entre Palencia y la Cantabria profunda, la de Tudanca y Polaciones, la de Revilla y José María Pereda.
Partimos de los 1355 mts. del puerto y el camino va discurriendo hacia la base del roquedo, ascendiendo entre peñascos enhiestos salpicados de numerosos grupos de piornos o escobas, que lucen orgullosos una tardía floración.
Poco a poco vamos ganando altura y vamos dejando a la espalda el Pico Abismo que ejerce de gendarme, fiscalizando desde su cómodo mirador nuestro incesante avance.
Nuestros amigos los «jitos», van señalándonos la ruta y nos dan esa seguridad que necesitamos cuando abordamos una empresa por primera vez.
La senda, de manera sabia, nos va llevando hacia la derecha de la muralla, evitando la subida más vertical que por otra parte, no hay manera de eludir. En vertical o más paulatinamente, pero si quieres subir… hay que ir hacia arriba. Lo bueno del camino es que el monte está exultante. Miles de florecillas salen a nuestro paso y con su colores y aromas intentan hacer el camino mucho más llevadero, y se puede certificar que lo consiguen.
Ya sabes, amigo Carlos, lo que disfrutamos en la compañía de estas pequeñas maravillas, con sus simetrías, sus colores, la perfección de sus formas y con el reto constante de su identificación. La verdad es que ahora que cada vez conocemos más especies, es un lujo irlas identificando con facilidad, mientras una sonrisa cómplice recuerda las tardes invernales frente al ordenador y las enciclopedias de flores.
Durante el ascenso nos encontramos con gran variedad de ellas, y las sorprendemos atusándose los pétalos para ser inmortalizadas.
Sempervivum montanum Digitalis Purpurea
Armeria Alpina
Y así, en tan agradable compañía y descansando de vez en cuando para dar un tiento a la cantimplora, vamos llegando al resalte rocoso y derivando hacia el Sureste, para salvarlo, encontramos el paso que nos abre el camino de la cima. Por esta vertiente el camino es muy suave y lo recorremos ahora hacia el Noroeste muy cerca del borde rocoso. En la cima, a 2018 mts., la visión es amplísima y gratificante. La cima de Peña Labra se alza casi en solitario en el extremo entre Palencia y Cantabria, solo unida a la cadena del Alto Campoo por la línea rocosa
que llega desde el Tres Mares. Te lo explico:
Hacia el Tres Mares Hacia Picos de Europa
Hacia Curavacas y Espigüete Hacia Peña Prieta y Tres Provincias
Una vez en la cima, descansamos felices contemplando el panorama y viendo cómo el Pico Abismo que antes nos parecía tan imponente, ahora es una tachuela a nuestros pies.
Con la euforia del triunfo por un momento barajamos la posibilidad de continuar hacia el Tres Mares, pero pensándolo mejor y ante la aparición de unas nubes sospechosas, con buen criterio, Gerva y yo decidimos dejarlo para mejor ocasión. Es lo bueno de la montaña, que no es rencorosa, si algún día vuelves no hace reproches y te está esperando con los brazos abiertos.
Gentiana Lutea
Así que poco a poco dejamos el nirvana y emprendemos la bajada hacia el puerto de Piedras Luengas, vamos siguiendo un camino más cómodo que el del ascenso, guiados por otros montañeros con los que hemos coincidido en la cima. Esa amable solidaridad que tanto se echa a faltar en la vida cotidiana.
Por el camino seguimos encontrando variedades florales peculiares y observo complacido que mi compañero de fatigas se para a inmortalizarlas. Es el proselitismo que va haciendo conversos. Algunas son tarea para casa.
Por ejemplo una rosa silvestre muy rosa, muy magenta, que dudo sea la popular Rosa canina.
El día, que parecía que iba a torcerse vuelve a sonreír y las nubes se deshacen en un cielo azul intachable, pero no nos lamentamos de nuestra decisión de bajar, así tenemos la excusa perfecta para volver en otra ocasión.
El sol comienza a incomodarnos y nos damos cuenta porque empezamos a pensar en las cervezas.
En la bajada y ya cerca del puerto nos tropezamos con unos bellos ejemplares de Eryngium Bourgatii, el siempre admirado cardo azul.
Y ya para terminar bien la excursión, no vimos una forma mejor de festejarlo, que darnos un merecido homenaje en uno de los numerosos rincones cántabros donde se pueden degustar las «delicatessen» de la zona.
Espero que la foto no hiera tu fina sensibilidad.
Bueno Carlos, disfruta a tope del verano y aprovéchalo bien. Ya sabes que nuestras
órbitas al sol, desgraciadamente están racionadas. Lo que puedas hacer hoy… no
dejes para mañana.
Recibe, como siempre, el abrazo de tu viejo amigo
Javier