(N.E. Cuando se aplican unos determinados medios en nuestras empresas y no dan resultado, se prescinde de ellos y se buscan otros más eficaces. La violencia machista en nuestra sociedad no se está atacando bien porque no cesa y lo más grave hay un cierto ambiente de fatalismo sobre sus resultados. Nuestra sociedad, como dice Marta, todavía no ha superado una orientación patriarcal en todos los estamentos. Ante esta situación es preciso revelarse, ser beligerantes para cambiar una situación grave. El día 25 de noviembre, el día de la no violencia contra la mujer, no debería existir de la misma forma que no deberían existir los frenos al acceso de la mujer a la dirección de las empresas)
Escribe: Marta Aburto
Querido Carlos:
El otro día en nuestro viaje en metro de Algorta a Bilbao conversamos sobre tu interés en dedicar una parte de tu blog a las mujeres y su intervención social y profesional.
Coincidiendo con el 25 de noviembre día de la no violencia contra las mujeres, me ha parecido oportuno dedicarte estas líneas.
El #DíadelaNoviolencia contra la mujer es un día, como tantos, que no debería existir,
Cada año, este día, nos acordamos de todas las mujeres que han sido asesinadas y/o maltratadas, denunciando la violencia pero obviando la educación de nuestro sistema ”paternalista”. Esta cifra no desciende, incrementándose incluso, como los patrones machistas en los adolescentes, asunto este del que se habla poco.
La violencia machista se cobra más vidas que cualquier otro tipo de violencia en el estado Español.
Tratar de aislar el problema de violencia de género como si fuera un fenómeno desconectado, tiene que ver con la negación de la existencia de un sistema “Patriarcal” que estructura y fomenta un modelo de dominación y poder del hombre sobre la mujer.
En España dentro del sector asegurador trabajan 47.000 personas, el 50% mujeres de las cuales solo el 6,12% están en puestos directivos.
Las compañías de seguros nos lanzan preciosos mensajes y videos sobre la igualdad, diversidad, y nos hablan de su creciente interés por el bien Social a través de programas de RSE, con mensajes que endulzan la realidad:
Hay múltiples violencias que se ciñen sobre las mujeres y una de las más importantes es la falta de oportunidades laborales y en concreto de liderazgo por razón de sexo.
La Responsabilidad Social empresarial debe empezar dentro de la empresa fomentando la igualdad entre sus empleados. De nada sirve proclamarnos Responsables Socialmente si dentro de nuestra casa no trabajamos con igualdad .
El video que tienes colgado en tu blog del profesor Néstor Braidot, “¿Existen diferencias entre el liderazgo de la mujer y del hombre?”, me ha servido de inspiración para emitir conclusiones.
El cerebro femenino es diferente al masculino, ninguno es mejor ni peor, sino complementarios, El liderazgo empresarial efectivo y socialmente justo es el que complementa el cerebro del hombre con el de la mujer. Las mujeres no debemos intentar asemejarnos a los hombres, si no, ser y aportar valor por nosotras mismas.
Para finalizar y con una nota de humor, te adjunto una iniciativa antimachista nacida en Toronto (Canada) para promover «una masculinidad comprometida con la igualdad»,
«Walk a Mile in Her Shoes» (pic.twitter.com/OL5CF8Dn) le pide a los hombres caminar literalmente una milla en los zapatos altos de las mujeres. No es fácil caminar en nuestros zapatos, «pero es divertido y le ofrece a la comunidad hablar sobre algo que es realmente complicado»
Durante la caminata se desbordan las oportunidades para conseguir que las personas hablen del tema. Se brinda educación PREVENTIVA, que ayuda a los hombres a entender mejor la experiencia de las mujeres.
Estaría muy bien fomentar una jornada laboral en la que los hombres llevaran tacones , porque, como suelo decir, así se corre menos y es mas fácil que te cojan .
Constituiría una evolución positiva que este tema figurara específicamente en los foros de las compañías para “educarnos preventivamente” en la convivencia laboral de los dos sexos,:
Nuestro futuro depende del final del sexismo, el final de la superioridad masculina por la fuerza, su justificación cultural y la educación que la reproduce.