“Hacia unas mejores prácticas empresariales para la gestión del potencial intelectual de las personas”
Escribe: Santiago Rivero, Ingeniero Industrial y experto en Neuromanagement
Tal como ya se ha indicado en varios de los artículos precedentes de esta serie, nuestra idea de cómo es y cómo funciona nuestra mente es errónea. A la luz de una serie de descubrimientos de la neurosicología conductual, se pone de manifiesto que hay ocasiones en las que diversos aspectos de nuestra actividad mental son diferentes del modo en que los percibimos. Sin embargo, la mayor parte de las prácticas que aplican las empresas para la gestión del potencial intelectual de sus personas se basan en ese modelo equivocado de nosotros mismos, al que se acaba de hacer mención. Como consecuencia de ello, podemos pensar que dichas prácticas, basadas en modelos erróneos, no las adecuadas para lograr los objetivos que pretenden, referentes al desarrollo de las capacidades, habilidades, facultades y competencias de quienes ejercen su actividad en una organización.
Los descubrimientos recientes de la neurociencia y la nueva visión que proyectan acerca de cómo somos y nos comportamos, han suscitado la atención de diversos colectivos sociales, entre los que destacan el de la docencia y la sicología, además claro está, del de la medicina. Otros, como el que se refiere al ámbito de la economía, se han mostrado asimismo interesados. En mayor o menor medida, son bastantes los que han centrado su curiosidad o se interés en lod hallazgos recientes de esta ciencia.
Sorprendentemente, el mundo empresarial no parece haber prestado demasiada atención a este campo de la ciencia y a sus recientes aportaciones, y menos aún se ha planteando utilizarlas. Esto, que en líneas generales puede tomarse como la tónica general, tiene una curiosa excepción: el campo del marketing, en el que lo que se ha venido en llamar “neuromarketing” ha sido bien recibido y ha capturado el interés de bastantes empresas; varias de ellas han desarrollado prácticas y modelos de actuación, cuya finalidad es el aprovechamiento de lo que se va sabiendo acerca de la mente y el cerebro para conseguir mejorar sus resultados comerciales.
Sin embargo, en otros muchos aspectos relacionados con el desarrollo de las capacidades y facultades latentes de las personas no se ha procedido de una forma equivalente. Como se ha indicado, las prácticas actualmente en uso no se han revisado y actualizado, al menos de una forma mínimamente significativa, en base a los nuevos paradigmas derivados de los descubrimientos referentes al funcionamiento de la mente y su sustrato biológico, el cerebro. Ante esta situación, se insiste en el artículo en las ventajas que podrían derivarse de la utilización de los hallazgos logrados hasta el momento, y en otros que sin duda se conseguirán a medio plazo, para elaborar unas prácticas mejores que las actuales en una serie de facultades constituyentes del talento de las personas, como pueden ser las habilidades de aprendizaje, las de carácter emocional, las de comunicación, la creatividad, el liderazgo, las competencias de planificación, la creación y consolidación de los equipos de trabajo y otras cuestiones similares.
 
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