[box style=»4″]
“Derecho Colaborativo y Aplicación en el mundo de la empresa y las organizaciones”
“O un alegato por la resolución de conflictos responsable en la Empresa.”
Escribe: CARMEN AJA RUIZ. Abogada laboralista y mediadora. Secretaria de la Asociación de Derecho Colaborativo de Madrid.
[button color=»red» bgcolor=»#» hoverbg=»#» textcolor=»#» texthcolor=»#» bordercolor=»#» hoverborder=»#» link=»http://www.communityofinsurance.es/eletters» target=»_blank» radius=»0″ outer_border_color=»#»]Recomendamos la descarga gratuita de la e letter nº 17 “Derecho Colaborativo, una manera eficaz e innovadora de resolver conflictos”[/button]
[/box]
Empresa, engranaje, cadena, “familia”, organización, trabajo, “curro”…
Sin importar el nombre que le asignemos, lo cierto es que el trabajo conquista un lugar central en nuestra vida. Sea nuestra pasión, o vocación, o sea simplemente nuestra manera de conseguir un sustento; ocupa al menos la mitad de nuestro día efectivo. De hecho en España, con la escasez de políticas de conciliación, horarios tradicionales y costumbres anacrónicas, pasamos más tiempo en el trabajo que en casa. Y muchas veces no llegamos a ser conscientes de que la vida no son los fines de semana y el mes de agosto. Nuestra vida real tiene lunes y martes, eneros y febreros. Parece obvio que un clima de trabajo óptimo no sólo nos hace más rentables, sino más satisfechos.
A este extremo, se ha de sumar la conflictividad que si bien, es intrínseca a las relaciones humanas; lo es con especial genuinidad en el campo laboral. Aparentemente, posturas enfrentadas, diferencias y desequilibrios de poder hacen imposible encontrar un interés en común. No obstante, si nos despojamos de prejuicios y “mantras”, podemos encontrarlo sin hacer uso de la demagogia. Este interés común radica en la necesidad de tener un presente y un futuro de calidad donde cada parte de este “engranaje” pueda alcanzar sus objetivos.
¿Por qué si parece tan obvio ese interés común, tenemos unos coeficientes paupérrimos en satisfacción laboral y prevención de riesgos psicosociales; y al mismo tiempo, unos juzgados de lo social colapsados?
Parece que, como siempre, hay que apelar a los valores y principios más básicos y menos comunes. A la escucha activa, al diálogo y a la responsabilidad.
El Derecho Colaborativo nació como la respuesta a una necesidad flagrante. Las personas y sus conflictos familiares se merecían un trato mejor. Una atención responsable, saludable y global. Cuando hablamos de emociones, familia y niños tenemos en nuestra mano el futuro. Se trata de algo demasiado valioso para dejarlo en manos de terceros.
Todo ello para crear un lugar seguro, basado en la confianza y voluntariedad, donde las partes tengan la oportunidad de encontrar una solución que les satisfaga, asistidas de sus letrados y neutrales en su caso.
Si bien los profesionales que asisten a familias en divorcio desde el primer momento supieron la responsabilidad que manejaban, en otros campos del conflicto no parecen tan nítidos. En otros, se sigue pensando que los problemas han de ser escritos en demandas y contestados en salas de vistas.
Lo que se viene a plantear entonces, es la creación de oportunidades. Una oportunidad en el seno de la Organización para crear un diálogo entre compañeros, entre jefes y empleados, asistidas convenientemente para evitar desequilibrios de poder. Donde además de encontrar soluciones, se escuchen. Muchos de los conflictos laborales, con incluso devastadoras consecuencias; y por devastadoras ya no sólo hablamos de despido, sino de acoso laboral, radican en la falta de comunicación. Como en la mediación, el proceso colaborativo es bueno en sí mismo, como diálogo e intercambio de intereses.
Olvidemos situaciones concretas y leyes rituarias, quedémonos con los siguientes hechos ciertos (o probados, como gusten):
Olvidemos situaciones concretas y leyes rituarias, quedémonos con los siguientes hechos ciertos (o probados, como gusten):
– Nuestro trabajo es fuente de inspiración, ambición, dignidad e ingresos.
– Nuestro trabajo ocupa la mayor parte de nuestro tiempo.
– Muchos conflictos tienen como origen la falta de comunicación.
– Muchos conflictos no finalizaran con una Sentencia.
Como en un experimento, vayámonos al laboratorio. Con nuestras batas blancas juntemos dos realidades: una relación viva llena de sinergias y contrapesos donde las partes se necesitan y un método de resolución de conflictos eficaz, comprometido y global. Parece que merece la pena correr el riesgo de explosión.