Entrevistamos a Paolo Maríni, Global Head Customer Management CLP Zurich Insurance, con motivo de su intervención en la Jornada de la internalización a la globalización de la empresa española Organizada por MERCER y patrocinada por Zurich y por Cigna.
Entrevista realizada por Enrique González, miembro de Community of Insurance
COI. El futuro de las pensiones públicas y su viabilidad en algunos países de UE está muy cuestionado. La Comisión Europea empuja a los pases hacia la modificación del sistema público que incentive el sistema complementario privado. ¿Cree que es esta una solución real al alcance de todos?
PM. En la actual situación, y llevamos ya varios años así, hay un déficit publico importante en el conjunto de los países de la UE, determinado entre otros muchos, por el gasto social, entre los que están los gastos de los servicios sanitarios y el gasto de pensiones. Esta insuficiencia de la recaudación fiscal se cubre por los estados con emisiones de deuda pública, que al hacerse sistemático el déficit, ha conducido a un elevado nivel de endeudamiento público sobre el PIB.
Países como Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia, Italia o Portugal, donde los sistemas públicos de pensiones tienen un gran peso en el gasto y un fuerte endeudamiento; unido al envejecimiento de la población, al alto índice de desempleo con un flojo crecimiento económico, y con una tasa de natalidad que no garantiza el reemplazo generacional, salvo en Francia. Los sistemas de pensiones públicas basados el sistema de reparto tienen un futuro comprometido.
No se trata de sustituir los sistemas públicos, por los sistemas privados, el futuro, el único futuro es combinar ambos. Los estados han de colaborar y contribuir con los sistemas privados, garantizar la solidaridad intergeneracional, y ajustar la capa de pensiones públicas a la suficiencia financiera que permita su sostenibilidad en el tiempo.
Los sistemas privados de pensiones, sí están al alcance de todos, pero como en los públicos, ni las contribuciones, ni los niveles de prestación son iguales para todos. Hay que tomar una solución equilibrada que combine pensiones públicas y privadas. Este equilibrio mejorará las expectativas, y tendrá incuestionablemente, un efecto beneficioso para todos los sistemas de pensiones, públicos y privados, y en definitiva para los ciudadanos y clientes de ambos. Por lo tanto, el gran desafío es cuando y como afrontar la transición a ese sistema combinado teniendo en cuenta el escenario político y económico.
COI. Los aseguradores somos especialistas en la gestión del riesgo, sin embargo el riesgo de longevidad nos preocupa excesivamente. ¿Cómo explicar que con el riesgo de longevidad a largo plazo no lo estemos tratando debidamente?
PM. Sí, los aseguradores gestionamos el riesgo, a ello nos dedicamos, y lo hacemos con datos, estadísticas de siniestros y nuestra propia experiencia.
El riesgo de longevidad, con la evolución histórica acreditada de la última mitad del siglo XX, ha demostrado una realidad mucho peor que las estimaciones que hicieron los actuarios de la época. Hoy tenemos muchos más datos y mucha más experiencia, y hoy por hoy, las previsiones no evolucionan a mejor el riesgo de longevidad.
Los adelantos médicos, la prevención, la mejora general del nivel de vida o los estilos de vida sana siguen mejorando la esperanza de vida, incluso fuera de los países occidentales. Ello implica un acceso de más personas a la edad de jubilación, que además, incorporan una ampliación del periodo de pago de las prestaciones, y en consecuencia, un mayor coste del riesgo de longevidad; con el aumento de la demanda de servicios médicos para las capas de población de más edad, y finalmente un mayor coste en dependencia.
COI. Los programas de “employee benefits” generalmente resuelven bien para los expatriados los riegos de muerte e invalidez. Pero en el tema de pensiones, a nivel de las pensiones públicas, la ausencia de cotizaciones a la SS en el país de origen puede limitar el derecho a la pensión; y en el nivel privado voluntario, puede chocar incluso con la legislación fiscal, entre el país de residencia y el país de origen. ¿Cree deseable una normativa de la UE que clarifique y regule estos aspectos?
PM. Los modelos de “employee benefits” son la respuesta de las empresas para retener talento y fomentar la movilidad internacional. Fue una forma de compensar diferencias de prestaciones sociales, entre el país de origen y el de destino; que además, estaba circunscrito a un personal de alto nivel ejecutivo.
En la actualidad la situación ha cambiado mucho, hay desplazados de cortos periodos de estancia, que pueden mantenerse con la situación local del país del que proceden y desplazados permanentes, para los que hay que dar otras soluciones diferentes. Además, los expatriados son ahora de múltiples nacionalidades en diferentes países. Esto es también una novedad, pues hace unas décadas, los expatriados eran mayoritariamente altos directivos nacionales del país de la matriz.
La cobertura de prestaciones de riesgo, es el paso sencillo, al que todos los programas de expatriados llegaron rápidamente; además, estos planes y otros añadidos se negociaban individualmente caso a caso; sin tener muy en cuenta la situación de las prestaciones sociales del país de destino.
La movilidad al interior de la UE va a crecer en el futuro, pero también lo hará la movilidad entre países no europeos. Los expatriados de corto plazo no son un problema en el marco de los complementos de pensiones, pero sí lo son en los desplazados de largo plazo; es más compleja y difícil la situación que se genera en función de la diferencia entre las prestaciones del país de origen y el país, o la sucesión de países de destino. Tampoco hay que olvidar a los expatriados de largo plazo desde el país de origen, pero con estancias de corto y medio plazo en diversos países de destino, es la situación que más complicada tiene una solución a estas diferencias de prestaciones de pensiones.
Los planes de pensiones paneuropeos, son una solución al interior de la UE y pueden aplicarse en cualquier país de la UE, independientemente de la localización de los partícipes. Es más barato, controlado, y fomenta la movilidad entre países, eliminando las consecuencias adversas de la movilidad. No implica un diseño único del plan, cada país tiene, puede tener el suyo propio, pero es complicado.
La solución son los planes de pensiones internacionales, concebidos como Fondos de Inversión y de ahorro, fuera del marco legal local y sin ventajas fiscales para el partícipe, por medio de los cuales, las empresas compensan de una forma consensuada y planificada para todos, sin las limitaciones legales locales de los planes de pensiones y sin ninguna ventaja fiscal para el participe.
Los PPI son completamente flexibles en las aportaciones, en las decisiones de inversión en las que se ejecutan las aportaciones y no existen límites en la edad de retirada; es indiferente cual sea el país de origen del expatriado y cual, o cuales sus países de destino; todo se aporta al mismo PPI y no se ven afectados por las disposiciones legales de un país. No están sujetos a bonificaciones fiscales por jubilación, si bien puede ocurrir que en ese momento si puedan disfrutar de algunas, según la legislación fiscal concreta del país de residencia, en el momento en el que se materializa el cobro.
COI. La comercialización de Planes de Pensiones en España no se decanta hacia garantías de prestación (DB), y el Seguro de Renta Diferida a prima periódica, ha desaparecido del mercado. Por el contrario, complementar la jubilación con un sistema de renta privada sería lo más razonable. ¿Cual es la posición de Zúrich en este aspecto?
PM. Mi experiencia en el mercado español de planes de pensiones y seguros de rentas no es extenso, pero en el mercado internacional los planes de pensiones y los planes de empresa de prestación definida estaban muy extendidos en países como EEUU, UK, y tenían un peso muy fuerte en el marco de los planes privados.
La situación actual ha cambiado mucho, pues la acumulación de costes y la incertidumbre, pesa mucho en las cuentas de las sociedades que se decantaron por esta fórmula, más en las que cotizan en bolsa, ya que las normas contables obligan a la contabilización de los compromisos por pensiones y están penalizando a estas en sus cotizaciones. Esto ha te nido como
consecuencia el abandono del método de prestación definida, llevándolos hacia los de aportación definida.
Ciertamente esto implica traspasar el del riesgo financiero y de inversión a los partícipes; pero en contrapartida, éstos tienen claro su compromiso de pagos, que solo conocían indicativamente en los planes de prestación definida.
La solución razonable tiene que venir por la vía de compartir los riesgos en materia de pensiones, longevidad y solidaridad intergeneracional, entre el sector público y el sector privado.
En lo que concierne al Seguro de Renta diferida a prima periódica, imagino que la lógica sigue el mismo camino, la longevidad y los actuales escenarios de bajos tipos de interés, que llevan ya bastante tiempo instalados en los mercados financieros, no permiten rentabilizar este tipo de productos.
Seguramente, puedan encontrarse soluciones financieras distintas, basadas en renta variable y no en renta fija, pero el consumo de capitales de solvencia hacen inviable suscribir garantías de este tipo, salvo que entremos en fórmulas contractuales en las que el tomador del contrato asuma el riesgo de inversión; nos encontramos así en la posición de ofrecer rentas no garantizadas, sobre modelos contractuales tipo “unit linked” ; así, sí es posible, pero la protección está en la acumulación de valor; claro que esta vía es la ya conocida de los planes de pensiones.