[vc_row][vc_column][ad id=»26553″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Julián Gutiérrez Conde
Conozco personas a los que les ha costado años llegar a un grado superior de idiotez, pero finalmente lo han conseguido. Otras, sin embargo, siempre fueron estúpidos, pero han tardado muchos años en sentirse orgullosos de serlo. Y es que el panorama de la Estupidez es extensísimo y variado. Ya lo decía Baltasar Gracián; “Tontos son todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen”. Y es que como explicaba Carlo María Cipolla, el prestigioso historiador económico italiano, padre de la Teoría de la Estupidez: “… cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación”.
La posibilidad de que alguien sea un Estúpido Relacional es independiente de otras características que posea la persona. Porque la Estupidez Relacional tiene sus propias reglas de funcionamiento, independientemente incluso del nivel de inteligencia racional de la persona. Por eso conocemos personas con un alto grado de titulaciones que sin embargo son profundamente estúpidos, y por el contrario personas elementales desde el nivel de desarrollo intelectual, admirables desde la perspectiva de la Inteligencia Relacional. Los hay que ni son inteligentes desde la perspectiva racional ni poseen Inteligencia Relacional alguna. ¡Unas auténticas joyas, vamos!. Y pocos, los más valiosos, que poseen extraordinarias dotes tanto intelectuales como relacionales.
Lo peor de la Idiotez Relacional no es que exista sino que no se haga tomar conciencia de que existe y que se deje a los Deficientes Relacionales, caminar con todo desparpajo e incluso orgullo de demostrar lo que son. Porque la Idiotez Relacional se extiende como la espuma. Es contagiosa y proclive al crecimiento exponencial que todo lo invade.
Las personas no estúpidas, siempre tienden a subestimar el potencial dañino de la estupidez y olvidan que darles cancha puede crear situaciones dañinas irreparables. La tolerancia de la Estupidez Relacional crea ambientes nocivos y resta energía, progreso y desarrollo a las organizaciones.
La Negociación, como arte de transar, es una actividad esencialmente relacional.
La Teoría de la Estupidez nos alerta de la existencia de diferentes Modelos de Perdonas según sus actitudes relacionales que son perfectamente aplicables al mundo negociador:
- Los Inteligentes: Aquellos que saben beneficiarse, beneficiando a los demás.
- Los Incautos: Que salen desfavorecidos por beneficiar a los demás.
- Los estúpidos: que perjudican a los demás y a sí mismos.
- Los Malvados: que perjudican a los demás con tal de beneficiarse ellos.
El desarrollo de la Humanidad a vista de pájaro, se ve profundamente influida por la cantidad e intensidad de impacto de la Idiotez Relacional en el desarrollo de la vida de las Personas. ¿Dónde podríamos haber llegado si hubiéramos sido capaces de obtener un mayor aprovechamiento de la Energía Relacional disponible en nuestras organizaciones?
La Conducta Relacional esté directamente vinculada con el rendimiento. La tolerancia con la Estupidez Relacional, sin ponerla coto ni instar a su reconducción es aceptar un lastre para el desarrollo de las Personas individual y Colectivamente.
Los clásicos sabían muy bien esto y por eso diseñaron una construcción educativa que contemplaba no sólo el aprendizaje de ciencias sino además el desarrollo del Comportamiento. Por eso cuidaron y pusieron tanto empeño en las Humanidades. Las sociedades que abandonan las Construcción del Carácter Social en sus sistema educativo, se abocan a la expansión de actitudes malignas y al crecimiento exponencial y dominante de Personajes Malignos y Dañinos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]