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Por Julián Gutiérrez Conde
Por más que se la quiera revestir o disimular la Idiotez existe y los Idiotas también.
No es algo nuevo pues grandes personajes de la historia le han dedicado referencias desde diferentes puntos de vista. Albert Einstein, por ejemplo, afirmaba que «hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro» refiriéndose a la inmensidad que puede alcanzar la idiotez. Todos coinciden en advertir sobre el riesgo que supone la estupidez. Martin Luther King escribió : «Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez.
Francisco de Quevedo se refería a la cuantía de adictos a la Estupidez: «Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda». «Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen». Me temo que crecimiento demográfico no es una buena noticia sino más bien un soporte sobre el que asienta y acrecienta la idiotez. ¡Basta con un simple vistazo panorámico!.
Los humanos ya sabemos lo que es la estupidez y estamos acostumbrados a convivir con ella. Mientras está contenida, aislada o simplemente forme parte del paisaje puede resultar hasta graciosa. Pero una de sus características es su facilidad de expansión. Jean de La Fontaine ya en el siglo XVII proclamo respecto al Poder de la idiotez: «Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda».
Hay dos grandes tipos de estupidez; la del conocimiento que, con esfuerzo, tiene cura y de la que ninguno estamos exentos pues todos la tenemos en algún área; pero si es prudente o está interesada por aprender, resulta digna y hasta edificante. Es la de quien reconoce sus lagunas. Lo que la eleva al rango de idiotez es el descaro y la ostentación; como la de esos “intelectualoides” de tertulia, vamos.
Lo grave no es que existan opiniones idiotas sino que se admita el principio de que dos opiniones sobre un tema complejo desde el punto de vista del conocimiento, tengan el mismo valor.
La estupidez relacional, el otro tipo de estupidez, sin embargo, es grave e irremediable porque es una idiotez descarada y hasta orgullosa de serlo. Que busca y crea enemigos por todas partes. Groucho Marx con su talento característico decía: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Y es que hay una idiotez con proclama para conseguir renombre.
Hoy día la Estupidez dispone de poderosos y contundentes altavoces capaces de sumar seguidores. Dale a un estúpido una primera página y desataras una carrera de idiotas compitiendo por la mayor majadería. Es la estupidez de ese idiota sublime que portando escaño y coro, le encantan las proclamas para conseguir renombre. Porque una idiotez, aunque sea muy votada no va a dejar de ser una estupidez. Churchill dijo que: ”el mayor argumento contra la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio”. Puede llegar a ser una idiotez multitudinaria. Una de las maravillas de las redes sociales es que permiten que los idiotas se refocilen en su estupidez y nos permitan verlos al descubierto.
La existencia de las dos inteligencias independientes, la relacional y la racional es lo que hace que el panorama esté repleto de idiotas con título. Y hay incluso algunos privilegiados que consiguen sumar la idiotez relacional y la del conocimiento para consiguiendo así la sublimación de la estupidez.
Total; que la idiotez es irremediable, no hay esperanza de cura y nos toca convivir con ella; la cuestión que la agrava es cuando a los más idiotas se les da el mayor protagonismo y cancha. La idiotez existe y los idiotas persisten.
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