Escribe Miguel Ángel García Arcos, Global Head, Business Consulting Insurance de everis
Las primas de los productos tradicionales de P&C (seguros generales) son las menos beneficiadas por la transformación digital, incluso en algún caso se ven perjudicadas. Por ejemplo, la transición hacia el vehículo autónomo augura reducciones de primas de hasta el 70%. Por contra, tal como recoge el informe Insurance Trends 2020, seguros como los de vida y salud pueden verse beneficiados por el nuevo entorno social.
El envejecimiento de la población está teniendo un impacto directo en los sistemas de pensiones públicas. Esto provoca que los consumidores muestren un mayor interés por los productos de ahorro privado. A ello debemos añadir que en los últimos tiempos las autoridades fiscales han mejorado sus condiciones. En concreto, en nuestro país, se ha publicado un nuevo reglamento de planes y fondos de pensiones que reduce las comisiones máximas de algunas categorías de planes, mejorando su rentabilidad. Para aprovechar al máximo esta coyuntura, las compañías de seguros deberían apostar por intentar ganar más protagonismo como gestores de ahorros, algo para lo que están ya sobradamente preparadas teniendo en cuenta de que disponen de una amplia especialización en la administración de activos a largo plazo.
Las aseguradoras tienen como misión informar convenientemente al consumidor, pues los formatos para ahorrar a través de un seguro son variados y, en ocasiones, algo confusos: planes de previsión asegurados (PPA), seguros de rentas vitalicias, planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), unit link, etc. El común denominador de todos estos productos de ahorro es que, junto con el sustrato financiero (aportar un capital para que genere un cierto rendimiento), siempre hay asociado un seguro de vida, que indemnizará a los herederos en caso de fallecimiento o invalidez del ahorrador. Cada uno de los formatos es conveniente para una determinada situación vital.
El consumidor medio a la hora de contratar un producto de vida-ahorro demanda entender bien el producto y sus condiciones, y que le ofrezca tranquilidad en el sentido de saber que sus ahorros serán gestionados adecuadamente. Las aseguradoras deben tener en cuenta estos dos aspectos, lo que se traduce en una simplificación de productos, dándoles un cariz más customer centric y por otro lado, la industria aseguradora se debe postular como una opción atractiva y segura a la hora de gestionar y administrar el ahorro.
Una mayor esperanza de vida por parte de una población cada vez más envejecida no solo tiene un efecto directo sobre los productos de vida, sino que también afecta a la evolución de los productos de salud. Actualmente, su crecimiento es favorable y va unido a un aumento de las primas, que lo explican aspectos como una mejora en la accesibilidad de los servicios de salud, nuevos y mejores productos, y digitalización. Sin embargo, el incremento de consumidores con enfermedades crónicas, obliga a las aseguradoras a prestar más servicios de prevención y bienestar asociados a la salud. Esto también supone tener que realizar ajustes en el portfolio de productos de salud en términos de acuerdos con proveedores y ajuste de coberturas, entre otros.
Por último, otro aspecto a tener en cuenta por el sector es que, en los últimos años, los consumidores se preocupan cada vez más por llevar un estilo de vida saludable. Para ello, la tecnología wearable se ha convertido en una buena aliada, al mismo tiempo que permite proporcionar información muy valiosa a las aseguradoras. Así, dándole un sentido data-driven a esta información, las aseguradoras pueden cumplir el doble objetivo de personalizar más los productos de salud y a la vez mejorar el sistema de tarificación y/o gestión de siniestros. Por parte de los clientes, existiría también la opción de usar esta tecnología para ceder información sobre su salud a una aseguradora y beneficiarse de un seguro de salud más adaptado a sus necesidades y, por supuesto, con una prima más ajustada.
