En junio de 2007, Steve Jobs presentaba al mundo 3 lanzamientos revolucionarios. El primero, un iPod con pantalla táctil, el segundo un teléfono móvil y el tercero un conector a Internet portátil. La sorpresa estaba en que estos 3 lanzamientos en realidad eran solo uno, integrados en un nuevo dispositivo: el iPhone. Este teléfono de Apple ya sabemos todos que se convirtió no solo en el invento más revolucionario de la historia de la compañía, sino probablemente el invento más revolucionario de lo que llevamos en el siglo XXI.
El iPhone cambió para siempre la industria de los móviles y los ordenadores personales, pero sobre todo el mundo de los negocios y cómo interactuamos en sociedad.
“Cuando se trata de innovar, muchas veces el no tener prejuicios sobre cómo hacer las cosas se convierte en una gran ventaja”
Fernando de la Borbolla
Cuando Apple decidió reclutar el equipo que daría vida al iPhone, no llamó a expertos en desarrollo de Motorola, Nokia, Blackberry o cualquiera de las otras grandes en aquel momento. Apple reclutó a forasteros de la industria de los móviles. Apple nunca antes había desarrollado un teléfono móvil y para muchos eso podría haber significado una gran desventaja, pero cuando se trata de innovar, muchas veces el no tener prejuicios sobre cómo hacer las cosas se convierte en una gran ventaja.
Apple arrancó la creación del iPhone con forasteros como Mark Hamblin, especialista en pantallas táctiles, pero sin experiencia en móviles o Tony Fadell, que había trabajado en el desarrollo del iPod. Fadell sabía precisamente que el principal fracaso de las empresas tradicionales en innovar está en intentar solucionar nuevos retos con técnicas y procesos antiguos ya establecidos. Para hacer algo nuevo hace falta desarrollarlo desde cero y sin prejuicios.
“Es curioso ver cómo la gran mayoría de startups que irrumpen y transforman los distintos sectores, son creadas por personas que son totalmente ajenas a éstos”
Fernando de la Borbolla
Muchas empresas, en sus procesos de reclutamiento se limitan a buscar candidatos con una experiencia previa cercana o lo más similar posible al tipo de trabajo que la persona desarrollará. Esto puede funcionar si lo que se busca es continuar con un camino ya marcado o mejorar ligeramente el actual. Pero cuando se trata de innovar de verdad, esa estrategia no tiene recorrido.
Y es que es curioso ver cómo la gran mayoría de startups que irrumpen y transforman los distintos sectores, son creadas por personas que son totalmente ajenas a éstos o con apenas experiencia en esas industrias. Tienen la locura y la inocencia de los forasteros de la industria, que ven como posible lo que para los que están ya arraigados en el sector parece imposible.
El mundo de las startup requiere perfiles dinámicos, con foco en la acción y con ganas de probar cosas nuevas. Pero sobre todo, requiere vivir sin miedo a equivocarse. Al fin y al cabo la innovación precisamente es descubrir nuevos caminos por los que nadie ha transitado.
“El cliente del siglo XXI y sus necesidades cada vez tienen menos que ver con el tipo de cliente al que están acostumbradas las aseguradoras ya establecidas”
Fernando de la Borbolla
En el mundo de los seguros han irrumpido recientemente startups o insuretechs como Lemonade, Hippo y Root en Estados Unidos; o Luko, Alan y Zego en Europa. Todas fundadas por forasteros del mundo del seguro, pero con la idea de que todo puede mejorar de cara a ofrecer un mejor producto y un mejor servicio a los consumidores. Todas también convencidas de que el cliente del siglo XXI y sus necesidades cada vez tienen menos que ver con el tipo de cliente al que están acostumbradas las aseguradoras ya establecidas.
El cliente del siglo XXI exige cada vez más facilidad, flexibilidad, transparencia y velocidad. Y precisamente empresas como Luko, recién aterrizada en España vienen a ofrecer soluciones distintas a necesidades distintas.
Luko ofrece un seguro de hogar sin un tiempo mínimo de contrato. Se puede gestionar. contratar y cancelar de forma 100% digital y sin procesos complejos. Además, simplifica la variedad y comprensión de las coberturas con contratos redactados con un lenguaje cercano y con paquetes que cumplen las necesidades más demandadas. También tiene un modelo económico que alinea los intereses de asegurado y aseguradora para que una disminución de la siniestralidad nunca suponga un beneficio económico para la empresa. Luko trabaja con un modelo llamado “Giveback” donde una siniestralidad menor a la prevista, se convierte en donaciones a ONG y proyectos de responsabilidad social elegidas por los asegurados, no en beneficios para la aseguradora.
“No hay nada más enriquecedor para los distintos sectores que la innovación, sobre todo si ésta pone en el centro al consumidor”
Fernando de la Borbolla
Precisamente yo me uní al equipo de Luko hace pocos meses para el desembarco de la empresa en España. Soy un forastero de la industria del seguro, aunque conozco bien el mundo de las startups. He disfrutado de una multitud de experiencias con empresas de nueva creación en el mundo del entretenimiento, medios de pago y de gestión de redes sociales.
No hay nada más enriquecedor para los distintos sectores que la innovación, sobre todo si ésta pone en el centro al consumidor. Al fin y al cabo, es el consumidor el Norte que guía tanto a las empresas establecidas, como a las startups en las que trabajamos los que padecemos la locura de los forasteros de la industria.