Hemos de quitarnos complejos y hablar abiertamente de nuestro propósito y de qué nos hace diferentes a otras industrias. No somos bancos, no somos petroleras ni siquiera empresas de alimentación. Trabajamos con los intangibles más preciados para el ser humano, el futuro, la confianza o la seguridad. Tenemos un gran activo en nuestras manos que hemos de poner en valor como embajadores del sector y enamorar a esas nuevas generaciones mientras mantenemos viva la llama del talento en el seno de nuestras organizaciones.
Olga Sánchez, CEO AXA España Tuit
Recientemente leía un artículo sobre la “dimisión silenciosa”, el fenómeno surgido especialmente durante la pandemia en EEUU, que ha dado pie a mucha reflexión por parte de sociólogos y expertos de RRHH. Pensar en un momento de tu vida (generalmente en vacaciones) que tienes que dar un cambio es algo que nos ha pasado a muchos por la cabeza aunque, al menos en mi caso, dura poco cuando pones en la balanza la satisfacción que te genera tu trabajo.
Pero ahora las cosas son diferentes. Muchas personas están haciendo este ejercicio de reflexión (no sólo en EEUU) y, aún más importante, los que están materializando ese pensamiento en realidad tomando decisiones son jóvenes que apenas han dado el primer paso de sus carreras profesionales. Esto, sin duda, es preocupante. No es un síndrome del “burn out”, no es gente que haya estado estresada o hayan invertido mucho en sus carreras profesionales, son jóvenes con talento, la generación quizá más preparada, que nos mira a los ojos y dice “no, no me merece la pena”. Están apagando su ambición de crecimiento profesional antes de haber encendido la mecha y descapitalizando de talento muchas organizaciones.
Y esto, para generaciones de líderes como los actuales es muy difícil de entender. El mundo empresarial, y el sector asegurador en particular, estamos inmersos en la lucha por un talento que, en algunas ocasiones, no está dispuesto a reproducir modelos como los actuales ante ofertas laborales que para nosotros son competitivas, atractivas e interesantes. Ahora necesitamos más y diferente.
El sector asegurador es experto en gestión de riesgos, lo repetimos como un mantra en muchas de nuestras presentaciones y reuniones. Y este, el apagón del talento, que afecta a todos los sectores, es uno de los más importantes que tenemos que abordar desde una óptica global con la obligación de fomentar el compromiso. Debemos preparar a nuestras organizaciones, grandes, pequeñas o medianas, a trabajar con perfiles nuevos con exigencias nuevas (y sí, digo exigencias, porque este es en muchas ocasiones el enfoque) porque son la savia que van a necesitar nuestros negocios, desde la gran aseguradora a los brokers, agentes o corredores. Y lo que es aún más importante, tenemos que atraer a este talento a profesiones que nunca han estado en su mente.
En este contexto, ¿qué podemos hacer? Los profesionales que trabajamos en el sector asegurador tenemos que asumir una importante responsabilidad y compromiso con la sostenibilidad de nuestra profesión y comenzar por cambiar la percepción del mundo del seguro rompiendo tabúes e ideas preconcebidas. A nivel organizativo, sin duda, estamos haciendo muchas e interesantes cosas que debemos seguir explorando con iniciativas dirigidas a los sucesores de los negocios, de las agencias, buscando al talento allí donde está en escuelas o universidades, adaptando nuestras ofertas y trabajando la perspectiva de diversidad para trabajar internamente en un cambio cultural profundo que, sin duda, será la clave del éxito de nuestra supervivencia.
Sinceramente se me ocurren pocos sectores donde tengan cabida desde médicos o psicólogos a ingenieros o comerciales. Gente con estudios superiores o formación profesional pero con una visión que nos une, la de proteger a la sociedad. Hemos de quitarnos complejos y hablar abiertamente de nuestro propósito y de qué nos hace diferentes a otras industrias. No somos bancos, no somos petroleras ni siquiera empresas de alimentación. Trabajamos con los intangibles más preciados para el ser humano, el futuro, la confianza o la seguridad. Tenemos un gran activo en nuestras manos que hemos de poner en valor como embajadores del sector y enamorar a esas nuevas generaciones mientras mantenemos viva la llama del talento en el seno de nuestras organizaciones.