Una buena estrategia de inclusión permite que todo el talento de los diferentes grupos aflore y se complemente, que las minorías se sientan escuchadas y autorizadas para dar su opinión y el entorno que las acoge pueda usar esa opinión para innovar, desarrollar negocio o llegar mejor a sus clientes.
Un artículo de Beatriz Malpartida, directora de Personas&Transformación de Mutualidad de la Abogacía con motivo del Foro TICS organizado por Community of Insurance, Muy Segura y Seguros News.
Siempre que me veo envuelta en una conversación -y últimamente ocurre muchas veces- sobre el rol de la mujer en la empresa, recuerdo algo que leí en el libro de Sheryl Sandberg “Vayamos adelante”, donde la ex COO de Facebook explicaba la forma tan diferente de afrontar los exámenes entre ella y su hermano. Ella siempre desde la inseguridad, un “tenía que haber estudiado más, seguro que no apruebo” y él desde la tranquilidad de haber hecho todo lo que podía y seguro de un aprobado más que merecido. Cuando llegaban las notas ocurría justo lo contrario: ella obtenía un resultado alto e inesperado y él no tan alto como esperaba.
Si vemos algunos datos del sector asegurador en cuanto a la evolución de la mujer, según UNESPA el 52,7% de los empleados de las aseguradoras son mujeres y uno de cada cinco directivos en el sector es una mujer.
Por otro lado, según ICEA, los esfuerzos realizados por las entidades aseguradoras para avanzar: 72% cuentan con una Comisión de igualdad, 68% tienen plan de igualdad y 54% medidas de sensibilidad para la igualdad.
Tanto la anécdota de “Vayamos adelante”, como las cifras de evolución de las aseguradoras, nos hablan de bagaje cultural y, por ende, de la importancia de la educación para avanzar a mayor velocidad en esta transformación de generar diversidad y asegurar su inclusión. Y subrayo inclusión como compañera inseparable de la diversidad porque la una sin la otra no tiene razón de ser. Sin iniciativas inclusivas, la diversidad se limitaría a agrupar diferentes silos tratando de sobrevivir en un entorno en el que imperan las normas de la mayoría. Una buena estrategia de inclusión permite que todo el talento de los diferentes grupos aflore y se complemente, que las minorías se sientan escuchadas y autorizadas para dar su opinión y el entorno que las acoge pueda usar esa opinión para innovar, desarrollar negocio o llegar mejor a sus clientes.
Llevando esta idea a la diversidad de género hombre-mujer, esa inclusión bien gestionada es la que está dando lugar a que una cultura más femenina sea parte de las reglas del juego que hasta ahora marcaba el género masculino simplemente porque eran mayoría.
El otro elemento de la ecuación es la educación. Por experiencia diré que hay muchos sesgos de los que no era consciente hasta que no me han mostrado otra realidad diferente a la que yo conocía por mi educación o experiencia. Todo lo que suponga formar y enseñar a reconocer sesgos redundará en reflexión y escucha y, por lo tanto, en un mundo más diverso donde la diferencia no la marque el género sino el pensamiento.