El 54% de los encuestados del Estudio Sanitas “El estado de la salud mental en España” asocian el empeoramiento de su salud mental al estrés o ansiedad derivado del ritmo de vida que llevan.
El transcurso de la Navidad es una de las etapas más ajetreadas para muchas personas. Comidas familiares, cenas de empresa, regalos navideños o amigos invisibles, entre otras acciones, convierten este periodo en uno de los meses más atareados del año y, aunque debe ser una época para disfrutar y celebrar, los compromisos y obligaciones pueden generar estrés, nervios y ansiedad.
En este sentido, según el Estudio Sanitas “El estado de la salud mental en España”, el 54% de los encuestados asocian el empeoramiento de su salud mental al estrés o ansiedad derivado del ritmo de vida que llevan. Además, las mujeres son las que más afectación presentan ante los problemas relacionados con la salud mental.
“La época navideña resulta un momento particularmente estresante, especialmente para aquellas personas que ya presentan cierto grado de ansiedad o estrés previo, ya que suelen sentir la necesidad por cumplir con las expectativas de las fiestas, mostrar un buen estado anímico, socializar más de lo habitual, así como encargarse de gestionar las demandas de estos días, compaginándolas con las demandas diarias habituales. Asimismo, en muchas familias continúa siendo habitual que la organización de las reuniones recaiga en mayor medida sobre las mujeres, lo cual provoca una presión añadida que puede terminar afectando a su salud mental”, explica Delia García Moratilla, psicóloga de BluaU de Sanitas.
Ante a esta situación, los expertos de Sanitas han elaborado un listado con una serie de consejos para combatir el estrés durante la Navidad:
Procurar planificarse con antelación: conocer el lugar de cada fiesta, cuál va a ser el menú, pensar cómo va a ser la distribución de la casa para recibir a las visitas y saber los regalos que hay que hacer con tiempo es una magnífica idea para organizarse poco a poco, sin agobios, en función de las necesidades.
Rehuir de los conflictos: las reuniones navideñas traen consigo reencuentros con personas con las que se coincide muy poco a lo largo del año y puede haber momentos de tensión. Por ello, es recomendable evitar sacar a relucir problemas pasados o temas que puedan generar disputas.
Prepararse emocionalmente para momentos tensos: es importante ver con perspectiva esta época y practicar el perdón y el entendimiento evitando que los comentarios negativos afecten al estado de ánimo durante las fechas más señaladas.
Mostrar los sentimientos en caso de que sea necesario: la ausencia de seres queridos siempre genera apatía, sobre todo si es la primera vez que se celebran estas fiestas sin ellos, por lo que es previsible que aparezcan sentimientos de melancolía y tristeza, los cuales deben expresarse y compartirse sin temor, ya que se trata de emociones circunstanciales, razonables y comprensibles que ayudarán a que las siguientes Navidades sean menos desanimadas y angustiosas.
Regalar en grupo: pensar el regalo para cada miembro de la familia es en muchas ocasiones un quebradero de cabeza. Acertar con lo que más le gusta a cada uno no siempre es fácil y es una tarea capaz de generar nerviosismo rápidamente. Por ello, es aconsejable adquirir productos que puedan ser reutilizados y que puedan disfrutar varias personas a la vez. Esto supone una inversión de tiempo menor, al mismo tiempo que se evita el derroche y se cuida la salud del planeta.
“Durante la Navidad es común recibir invitaciones a acontecimientos como comidas o reuniones en las cuales se siente la obligación de aceptar a sabiendas de que no aportarán nada. Lo mejor en estos casos es declinar educadamente, priorizando otras acciones en las que se disfrute con las personas que realmente nos importan”, concluye Delia García Moratilla.
