· El envejecimiento de la población es uno de los grandes retos de la sociedad actual, convirtiendo a la economía sénior en un motor de crecimiento fundamental para adaptarse al nuevo ciclo.
· El estudio ‘Sénior Economy Tracker: cuantificando el progreso de la longevidad en Europa’, del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE y elaborado por un equipo de investigación de la Universidad de Comillas, pone en valor a la generación sénior y su contribución positiva a la economía y la sociedad.
· El indicador Sénior Economy Tracker mide el grado de avance y desarrollo de la economía de la longevidad en un país, y se basa en el análisis de cuatro dimensiones: social, institucional, macroeconomía e individual.
· España es el segundo país con mayor evolución de la dimensión social por el avance demográfico.
· Los países nórdicos europeos son los que más destacan en el progreso de la economía sénior: Dinamarca ocupa la primera posición, seguido de Noruega y Finlandia.
La transición demográfica hacia una población más envejecida se ha convertido en uno de los grandes retos del siglo XXI. Por un lado, por los desafíos que supone la longevidad (tensionamiento del sistema de pensiones, mayor inversión en gastos sanitarios y cuidados a largo plazo, etc.), y, por otro, debido a la necesidad de aprovecharse del potencial que ofrece la población mayor de 55 años para afrontarlos. Este contexto, presente en todos los países, ha situado a la economía sénior como un motor de crecimiento fundamental para adaptarse al nuevo ciclo. Sin embargo, a pesar de su importancia, su desarrollo es muy heterogéneo por regiones.
En el caso de España, la evolución de la economía de la longevidad está siendo positiva, con un crecimiento del 12% entre 2015 y 2020. Sin embargo, todavía presenta un grado de avance intermedio en relación al resto de países europeos, ocupando la posición 15 de 27, tal y como muestra el Sénior Economy Tracker del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, indicador holístico y cuantitativo que permite medir el grado de evolución y desarrollo de la economía sénior en cada país y compararlo con otros países.
Son algunas de las conclusiones del estudio ‘Sénior Economy Tracker: cuantificando el progreso de la longevidad en Europa’, presentado en el Palacio de la Magdalena de Santander esta mañana por Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, en el IX Encuentro de Empresas Multilatinas, dentro del programa de verano de la Universidad Menéndez Pelayo. El estudio ha sido desarrollado a instancias y en coordinación con dicho Centro por un equipo de investigadores de la Universidad de Comillas.
Durante la sesión “Economía Sénior. Retos y Oportunidades en la Comunidad Iberoamericana”, Fernández Palacios ha explicado las principales conclusiones de este análisis y ha subrayado la necesidad de reconocer y valorar el papel de los sénior en la sociedad. También ha destacado la importancia de seguir impulsando indicadores de medición en todas las regiones del mundo. Tal y como ha indicado, este estudio, aplicado únicamente a países de la Unión Europea, podría ser también susceptible a emplearse en otros entornos geográficos, como Latinoamérica, con los ajustes necesarios y los datos disponibles.
El avance de la economía de la longevidad se relaciona con el desarrollo económico
La reducción de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida han llevado a la aparición de sociedades más envejecidas. Ante esta situación, ha surgido el temor de que esta transición debilite el crecimiento económico, puesto que los países tendrán que hacer frente a tasas de dependencia crecientes. Sin embargo, se subestima el potencial que pueden tener las personas sénior, ya que el avance de la economía de la longevidad puede conllevar un mayor desarrollo económico en términos de PIB per cápita, y viceversa.
El Sénior Economy Tracker permite poner en valor los avances en el ámbito de la economía de la longevidad e identificar los retos asociados y las oportunidades que conlleva, así como facilitar la toma de decisiones políticas, empresariales e individuales. Para ello, realiza un análisis de cuatro dimensiones y, dentro de estas, de diferentes categorías: social (categoría “transición demográfica”), institucional (categorías ”pensiones y protección laboral” y “sanidad y protección social”), macroeconómica (categorías “mercado de trabajo silver” y “mercado de bienes y servicios silver”) e individual (categorías “seguridad financiera”, “vida saludable y activa” y “participación en la sociedad”).
De esta forma, aquellos países que estén haciendo las reformas necesarias en virtud de los cambios demográficos que experimentan obtendrán una mayor puntuación en el Tracker. En total, el estudio muestra los resultados cuantitativos del indicador para 27 países europeos en el período 2005-2020.
La evolución de la economía sénior en España ha mejorado un 40% desde 2005
España se encuentra en la media de países europeos respecto al Sénior Economy Tracker (31,02 puntos sobre 100), lo que muestra que las cuatro dimensiones analizadas están equilibradas. A pesar de ello, si se observa la evolución entre 2005 y 2020, la economía sénior española ha mejorado un 40%.
El informe pone de manifiesto que la evolución de la economía sénior española ha ido en línea con la media de los países estudiados. Aunque en 2005 se situaba por debajo de la media europea, en 2020 la igualó. Esta posición la ha conseguido gracias a las altas puntuaciones obtenidas en las dimensiones social e individual, a lo largo de este periodo analizado. De hecho, España se sitúa como el segundo país con mayor evolución de la dimensión social, después de Italia, asentándose como una de las regiones de Europa donde más progresa el avance demográfico. Y es que, además de situarse entre los cinco países con mayor esperanza de vida, la proporción de la población de 65 años o más es del 21%, con previsiones de crecer al 34% en 2050, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por su parte, en los ámbitos de macroeconomía e institucional, se sitúa muy por debajo de la media europea. Concretamente, el desarrollo del mercado de trabajo sénior y la participación en la sociedad por parte de los mayores de 55 años son los aspectos que han obtenido puntuaciones más negativas. Además, junto con Reino Unido, España ha retrocedido en su posición de seguridad financiera con respecto a 2015. Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de implementar políticas económicas que aceleren el avance hacia la economía de la longevidad.
Dinamarca, Noruega y Finlandia encabezan el ranking europeo
Los países del norte de Europa destacan por su progreso en la economía sénior. Dinamarca (43,41 puntos), Noruega (43,27 puntos) y Finlandia (42,91 puntos) ocupan las primeras posiciones en este sentido.
En la comparación por dimensiones, Dinamarca, Países Bajos y Noruega lideran, respectivamente, las dimensiones institucional, macroeconómica e individual. Por su parte, Italia y España lideran la dimensión social. En relación al análisis por categorías, destaca el liderazgo de Dinamarca y Luxemburgo en “pensiones y protección laboral” y el de Reino Unido en “sanidad y protección social”, dentro del ámbito institucional. En la dimensión macroeconómica, los mejores países son Irlanda y Países Bajos en “mercado de trabajo silver”, y Luxemburgo y Noruega en “mercado de bienes y servicios silver”. En cuanto a las categorías en la dimensión individual, Noruega lidera la “seguridad financiera”, y Suecia la de “vida saludable y activa” y la de “participación en la sociedad”.
Por el contrario, los países de Europa del este son los que presentan una evolución más débil, siendo Croacia el peor de toda la muestra, con 18,22 puntos.
No obstante, el informe pone de manifiesto que la evolución a lo largo del periodo analizado presenta una tendencia creciente en todos los países y subraya la existencia de un paralelismo importante entre la clasificación y el PIB per cápita del país.