La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado en 4,2 millones el número de personas que mueren anualmente como consecuencia de la contaminación ambiental exterior en todo el mundo y la considera uno de los mayores riesgos ambientales que existen para la salud.
Con la llegada del invierno las condiciones atmosféricas cambian y la calidad del aire puede deteriorarse, lo que afecta de manera directa a la salud de las personas. Las bajas temperaturas y el aumento en el uso de sistemas de calefacción incrementan la concentración de contaminantes en el ambiente, lo que agrava problemas respiratorios y cardiovasculares en la población.
En este contexto, tan solo en 2019, la contaminación del aire exterior causó4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo, según los datos disponibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, la OMS atribuye a la contaminación atmosférica el 36% de las muertes prematuras por cáncer de pulmón, el 35% de los casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el 34% de los accidentes cerebrovasculares y el 27% de las cardiopatías isquémicas. En Europa, la Agencia Europea del Medioambiente (EEA) estimó en 2015, más de 422 000 muertes prematuras atribuidas a la contaminación por PM2,5, NO2 y O3, cifra que recientes análisis elevan a 790 000.
Consciente de esta situación, Sanitas, en colaboración con la Universidad de Navarra, está llevando a cabo un estudio para comprender cómo influye la calidad del aire de las ciudades en la salud del entorno y de las personas a través de la Cátedra Sanitas Salud y Medioambiente del Instituto BIOMA de la Universidad de Navarra. El objetivo de esta investigación es mejorar la comprensión de los efectos de la contaminación del aire en la salud y desarrollar estrategias efectivas para mitigar estos impactos.
Durante el invierno, el uso intensivo de combustibles fósiles para calefacción, combinado con las inversiones térmicas, empeora significativamente la calidad del aire. Estas inversiones, un fenómeno meteorológico en el que una capa de aire cálido queda suspendida sobre aire frío cercano a la superficie, impiden la dispersión de los contaminantes, favoreciendo su acumulación en las capas bajas de la atmósfera.
“En estos meses no solo enfrentamos el frío, sino también una mayor exposición a partículas finas y gases tóxicos
que pueden agravar enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Esto aumenta el riesgo de crisis asmáticas, bronquitis y otros problemas graves de salud», especifica Pablo Turrión, director médico Hospital Universitario Sanitas La Moraleja
Entre los principales problemas de salud asociados a la mala calidad del aire durante estos meses se encuentran:
- Empeoramiento de enfermedades respiratorias crónicas como asma y EPOC.
- Aparición de infecciones respiratorias debilitando las defensas pulmonares.
- Aumento del riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
- Deterioro del sistema inmunológico, reduciendo la resistencia a enfermedades.
- Agravación de trastornos mentales como ansiedad y depresión.
Ante esta situación, los expertos de Sanitas han elaborado un listado con una serie de recomendaciones para proteger la salud durante la temporada invernal:
Ventilación adecuada de espacios interiores
A pesar del frío, es necesario ventilar regularmente el hogar y los lugares de trabajo para evitar la acumulación de contaminantes interiores. Abrir las ventanas durante períodos cortos pero frecuentes puede mejorar la calidad del aire interno.
Uso de sistemas de calefacción eficientes
Optar por sistemas de calefacción que generen menos emisiones, como calderas de condensación o bombas de calor, y asegurarse de su correcto mantenimiento, reduce la contaminación y el consumo energético.
Monitoreo de la calidad del aire
Utilizar aplicaciones y servicios que informan sobre la calidad del aire ayuda a planificar actividades al aire libre y minimizar la exposición en momentos de alta contaminación.
Fomento del transporte sostenible
Reducir el uso del vehículo privado y optar por el transporte público, la bicicleta o caminar no solo disminuye las emisiones contaminantes, sino que también promueve un estilo de vida más saludable.
Protección personal
En días con altos niveles de contaminación, especialmente en áreas urbanas, el uso de mascarillas certificadas puede ser una medida adicional de protección para las vías respiratorias.