- A través de la práctica deportiva inclusiva se generan oportunidades para que personas con y sin discapacidad compartan experiencias, lo que contribuye a reducir barreras psicológicas y mejorar la confianza
- El programa Deporte Inclusivo en la Escuela (DIE), impulsado por Fundación Sanitas, fomenta el deporte inclusivo como herramienta educativa para promover la inclusión y el bienestar emocional del estudiantado
El deporte no solo contribuye a la salud física, sino que también tiene un impacto positivo en el bienestar psicológico y emocional. Para las personas con discapacidad, el deporte inclusivo ofrece un espacio de inclusión social y fortalece la autoestima. Además, su práctica permite desarrollar habilidades personales, como la autoconfianza y la resiliencia, lo que contribuye a reducir factores de riesgo asociados al aislamiento y el estrés.
“El deporte inclusivo tiene un gran impacto en la salud mental de las personas, ya que crea espacios donde se favorece la participación, el respeto y la cooperación. A través de la práctica deportiva, se generan oportunidades para que personas con y sin discapacidad compartan experiencias en igualdad de condiciones, lo que contribuye a reducir barreras psicológicas y mejorar la confianza”, señala Javier Pérez Tejero, director de la CátedraFundaciónSanitasde Estudios sobre Deporte Inclusivo.
Para fomentar estos beneficios, Fundación Sanitas y la Cátedra “FundaciónSanitas”de Estudios sobre Deporte Inclusivo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) impulsan el programa Deporte Inclusivo en la Escuela (DIE), que busca incorporar el deporte como herramienta educativa para promover la inclusión. Está dirigido a estudiantes de Primaria, Secundaria y Bachillerato, así como a profesorado de Educación Física y técnicos deportivos. A través de recursos didácticos y metodológicos, el programa no solo fomenta valores como el respeto y la igualdad, sino que también contribuye al bienestar emocional de los participantes, creando un entorno que favorece su desarrollo tanto físico como psicológico.
“El ejercicio físico favorece la liberación de neurotransmisores como las endorfinas, serotonina y dopamina, que tienen un impacto directo en el bienestar emocional. Las endorfinas están asociadas con la sensación de placer y la reducción del estrés. La serotonina contribuye a la regulación emocional, aliviando síntomas de ansiedad y depresión. Por su parte, la dopamina juega un papel clave en la motivación y el sistema de recompensa, lo que incrementa el interés y la satisfacción durante la actividad física”, explica Carla Álvarez Llaneza, psicóloga de Blua de Sanitas.
Entre las principales razones por las cuales el deporte inclusivo mejora el bienestar emocional, destacan:
– Facilita la interacción social: el deporte inclusivo permite que personas con y sin discapacidad participen de manera conjunta. Esta interacción no solo mejora las habilidades sociales, sino que también favorece la concienciación y la creación de relaciones más equilibradas, fortaleciendo el vínculo con la comunidad.
– Mejora en la gestión del estrés: permite a los participantes enfrentarse a desafíos de forma gradual, con el respaldo de compañeros, docentes y entrenadores. Esto les ayuda a manejar el estrés y la frustración de manera más efectiva, fortaleciendo su capacidad para afrontar situaciones difíciles tanto en el deporte como en su vida diaria.
– Fomento de hábitos saludables y estabilidad emocional: la práctica deportiva de manera regular ayuda a establecer rutinas diarias. Esta organización, no solo mejora la gestión del tiempo y la productividad, sino que también reduce los niveles de ansiedad. Además, el ejercicio físico favorece un mejor descanso y promueve una sensación general de bienestar.
