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El tabaquismo potencia los efectos de una primavera especialmente intensa para la alergias

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  • En un contexto de elevada concentración de pólenes, el humo del tabaco agrava los síntomas alérgicos y dificulta su control, incluso, en personas no fumadoras.
  • Aunque el tabaquismo convencional ha caído a mínimos históricos, el uso de vapeadores se ha disparado, manteniendo activa la exposición a sustancias irritantes en un momento crítico para las personas alérgicas.
  • Mayor inflamación respiratoria, menor eficacia de los tratamientos, peor descanso y mayor riesgo de alergias en niños, así puede impactar el tabaco en las personas con alergia según los expertos de Cigna Healthcare.

Las abundantes lluvias registradas en marzo y abril han creado un entorno especialmente propicio para la proliferación de plantas productoras de polen, al que ahora se suma otro factor: la persistencia del tabaquismo en España. Esta doble exposición de polen y tabaco está generando un escenario perjudicial para quienes padecen alergias respiratorias, provocando que los síntomas sean percibidos de manera más intensa y durante más tiempo. Y es que, el sistema respiratorio, ya comprometido por la alta concentración de alérgenos en el ambiente, se ve aún más debilitado por los efectos irritantes y tóxicos del humo, incluso, en personas no fumadoras.

Tras un inicio de primavera marcado por la lluvia y temperaturas cambiantes, los niveles de polen se han disparado con la llegada repentina del calor. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), estos patrones climáticos favorecen el crecimiento de plantas altamente alergénicas, lo que intensifica y prolonga los síntomas respiratorios. En paralelo, aunque el consumo de tabaco convencional se encuentra en su punto más bajo en España en los últimos 30 años, la última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES) de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, alerta del aumento en el uso de cigarrillos electrónicos o vapeadores: un 19 % de la población los ha probado alguna vez, y su consumo continúa extendiéndose, especialmente entre los más jóvenes. A pesar de percibirse como menos perjudiciales, estos dispositivos —en su mayoría con nicotina— también contienen sustancias irritantes que afectan al sistema respiratorio. En plena temporada alta de polen, su uso puede agravar la inflamación de las vías respiratorias y amplificar la respuesta del organismo frente a alérgenos como el polen o los ácaros, incluso, en personas sin historial alérgico.

 “El humo del tabaco, ya sea en forma de tabaquismo activo, pasivo o a través de cigarrillos electrónicos, actúa como un irritante directo que inflama las vías respiratorias, debilitando su rol de barrera de defensa mecánica y celular natural de nuestro organismo. Esto no solo empeora los síntomas de las alergias, sino que puede hacer que los tratamientos sean menos efectivos. A largo plazo, esta inflamación constante aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias crónicas, como asma, especialmente en aquellos con antecedentes alérgicos, además de perjudicar otros aspectos de la rutina diaria como el descanso.”, explica la Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España.

Los expertos de Cigna Healthcare coinciden en que el tabaco tiene un efecto multiplicador sobre los síntomas de las alergias respiratorias:

  • Mayor inflamación y sensibilidad de las vías respiratorias. El humo del tabaco daña directamente el epitelio respiratorio, facilitando que los alérgenos penetren en las vías respiratorias y generen una respuesta exagerada del sistema inmune. Esta inflamación constante hace que incluso pequeñas cantidades de polen desencadenen síntomas intensos, como dificultad para respirar, tos persistente o lagrimeo excesivo.
  • Evolución hacia enfermedades respiratorias crónicas y empeoramiento de las mismas. cuando los síntomas alérgicos se mantienen activos durante mucho tiempo, son severos y, además, se asocian al tabaquismo el sistema respiratorio puede sufrir daños estructurales como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o fibrosis pulmonar. De hecho, el tabaquismo per se es el principal factor de riesgo para el desarrollo de EPOC. Diversos estudios han demostrado que la presencia de alergias respiratorias puede empeorar los síntomas del EPOC y sus exacerbaciones. Por lo tanto, es importante entender que existe una relación bidireccional entre el tabaquismo y las alergias. Es decir, el tabaquismo puede empeorar los síntomas y consecuencias de alergias no tratadas, y a su vez la presencia de una alergia no tratada puede exacerbar y empeorar enfermedades pulmonares causadas por el humo del tabaco.
  • Peor calidad de vida emocional y funcional. El empeoramiento de los síntomas respiratorios, sumado a la fatiga, la falta de sueño y la dependencia de medicamentos, suele generar un impacto emocional negativo en los pacientes. Muchas personas experimentan irritabilidad, estrés, ansiedad o incluso síntomas depresivos. Además, la congestión constante, el malestar general y la limitación de actividades físicas afectan al día a día, reduciendo la calidad de vida tanto en lo personal como en lo profesional.
  • Menor eficacia de los tratamientos antialérgicos. Los fumadores activos y las personas expuestas regularmente al humo del tabaco tienen una peor respuesta a tratamientos habituales como antihistamínicos y corticoides inhalados. Esto obliga en muchos casos a aumentar la dosis o recurrir a medicación más agresiva, con el consiguiente impacto sobre la salud general del paciente.
  • Peor descanso nocturno y fatiga durante el día. La congestión nasal, el picor y la tos nocturna se intensifican en ambientes con humo, lo que interfiere directamente con la calidad del sueño. La falta de descanso no solo empeora el estado general de la persona, sino que debilita las defensas inmunológicas, creando un círculo vicioso que perpetúa el malestar.
  • Mayor riesgo de desarrollar alergias en niños y adolescentes.  Los menores expuestos al humo del tabaco —incluso de forma pasiva— tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedades alérgicas como el asma o la rinitis. En quienes ya presentan síntomas, el tabaco puede acelerar su evolución y aumentar la carga de enfermedad a lo largo de su vida.

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