Hay algo que no cambia, que permanece a pesar de las crisis, incluso aumenta. Me refiero al gran ejército de ofertantes de seguros, se llamen agentes exclusivos o se llamen auxiliares dependientes de agentes o corredores.
El informe de la DGS de 2011 nos facilita los datos de altas, bajas o modificaciones tramitadas de agentes exclusivos y que finalmente han dado un resultado de 88.297 inscritos (91.604 en 2010) exclusivos.
En 2010, últimos datos disponibles, los agentes exclusivos (91.604) intermediaron 14.000 millones de € lo que resulta una cartera promedio de 152.000 €.
Según el mismo informe, el 82,60%, es decir, 72.933 gestionan carteras inferiores a 150.000 €, lo que plantea serias y gravísimas dudas sobre la posibilidad de poder ofrecer un asesoramiento continuado y profesional.
También el año pasado se produjo otro hecho que, desde mi punto de vista, no ayuda al tan deseado avance hacia la mayor profesionalización de la mediación y necesaria concentración que permita un mejor posicionamiento ante los retos de mayores inversiones para hacer frente a una feroz competencia de otros actores en la oferta de seguros. Me refiero a la ampliación de funciones del auxiliar externo a través de la creación de la figura del auxiliar-asesor en la laberíntica ley de economía sostenible de 4 de marzo (ley 2 de 2011). En general, entonces, casi todos los representantes de los mediadores se congratularon de la ampliación de funciones del auxiliar mediante la nueva figura de auxiliar-asesor, lo cual no deja de sorprenderme.
He de pensar que las exigencias de formación para estos nuevos asesores de seguros se estará cumpliendo a rajatabla por quienes tienen la obligación de impartirla y por parte de la autoridad de supervisión. De no ser así, se seguirá manteniendo una brecha considerable en el avance de la tan deseada dignificación de la profesión de mediador y su reconocimiento social.
Prepararse para los cambios que vienen de Bruselas exigirá reducir el ejército de mediadores y aumentar el nivel de exigencias de profesionalidad. Mientras tengamos la situación que refleja el informe de la DGSFP y aplaudamos medidas que quieren justificarse apelando a la flexibilidad seguiremos sin resolver un punto esencial de la mediación, la profesionalización.
Sobre el mismo asunto recomiendo el post de Alberto Vázquez Díaz de Tuesta en su blog.