Escribe: Josep Juan Buixeda. Es ingeniero técnico, criminólogo y máster por la UAB en pericia caligráfica y documentoscopia; Profesor del máster en criminalística de la UAB, vicepresidente del Instituto de Investigación de Conductas y perito judicial.
Nos dice el diccionario de la lengua como primera acepción que fraude es “1.m. Acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete”
El código penal español, en su capítulo VI “DE LAS DEFRAUDACIONES”, en su sección 1. “DE LAS ESTAFAS” define esta figura jurídica precisamente en su artículo 248 “Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndole a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno”
Tenemos ya definido el entorno en que nos movemos. Por un lado, el fraude se encuadra dentro de la juridicidad de la estafa y por ende de esta figura podemos descartar todos aquellos siniestros que, siendo declarados, no tienen cobertura e incluso aquellos que siendo declarados y sin cobertura, puede el asegurado ser consciente de que no hay cobertura pero aún así no oculta los hechos ni los tergiversa ni los esconde y por ende no produce engaño.
Por otro, la declaración de un siniestro con una información engañosa y que se realiza con ánimo de lucro está tipificada como acto antijurídico y por tanto, sancionable penalmente.
Precisamente es de estos de los que nos ocupamos en este artículo.
Las Compañías de seguros tienen diversas herramientas para prevenir y detectar los siniestros fraudulentos. Vamos a tratar este aspecto desde la labor que puede realizar el perito, técnico profesional en diversos para, desde su trabajo y en el bien entendido de que realiza correctamente la tarea, descubrir aquellas actuaciones irregulares de los asegurados que pueden encuadrarse dentro de la definición.
Previo a ello, indicar que quizás uno de las más elementales formas de prevención sería que al crear el producto hubiera una correcta segmentación del target y una estricta normativa de contratación de manera que, por ejemplo no se permitiera en una póliza del ramo de hogar de una vivienda piso de 80 m2, un contenido de valor desmesurado, o al menos no contratarlo sin que un técnico lo supervisara. Claro que en algunos casos, en productos cuyo público objetivo está muy bien definido en base tanto a las coberturas como sobre todo el precio, la compañía que lo comercializa ya prevé un alto nivel de fraude en número de siniestros ( una en concreto, prevé un fraude de en torno al 20% en número de siniestros) y aplica controles concretos tanto en el momento en que el asegurado realiza la declaración como en el encargo al perito para realizar verificaciones concretas ( uno de los habituales es en pólizas de reciente contratación, que en este caso son mayoría pues la comercialización de pólizas es anterior a los dos años, es que se falsee la fecha de producción del daño, siendo la real anterior a la contratación de la póliza). En este caso, ya se ha realizado la segmentación y se ha determinado un nivel esperado por lo que lo siguiente es ya una labor pericial, y tengo que decir que en realidad los porcentajes, aunque los veamos altos, se corresponden razonablemente con la realidad de los hechos.
Otra forma preventiva es la utilización de las estadísticas e indicadores que nos lleven a determinados tipos concretos que sea preciso investigar. Antaño, los tramitadores de siniestros, como personal bien formado de las compañías, podían detectar en base a su experiencia y a la vista de la declaración si había indicios y así lo transmitían al perito. En la actualidad, fruto de los procesos actuales no es en la gran mayoría de los casos posible contar con ellos y es más, en la mayoría de las declaraciones, tomadas por teléfono, la realidad y lo que se dice en la transcripción no se corresponden.
Es por ello que la figura del perito es tan importante en la actualidad en esta labor. El fraude no solamente lo es en la ocultación o tergiversación de los hechos, muchas veces lo es también en el incremento del daño.
Para la detección es preciso estandarizar los procesos incluso en estas tareas que pueden parecer nada repetitivas. De la misma manera que antes de iniciar el vuelo, en la cabina de un avión se chequean los procesos y funcionamiento, lo mismo el perito debe de plantear en plantilla las comprobaciones que son comunes a todos los siniestros en base al tipo o ramo de los mismos. Quiero poner un ejemplo. En un siniestro de robo en una vivienda aislada, en una zona en donde realmente se producían sustracciones, se nos presenta fotocopia de una denuncia, comprobamos los elementos denunciados, visitamos, comprobamos los daños para acceder al interior, comprobamos que en el lugar en donde se nos indica que había un TV hay tomas de antena y enchufe, etc… y solicitamos las facturas de preexistencia que se nos aportan en fotocopia. Comprobamos las facturas en los comercios y son correctas. Todo correcto…. Todo menos la denuncia ya que la copia que se nos había facilitado estaba manipulada en las fechas. Realmente, el riesgo estaba asegurado en dos compañías y realizaron declaraciones de siniestro con unas semanas de diferencia y para el segundo caso, manipularon la denuncia lo cual constituye además un delito de falsificación de documento público…. Evidentemente había habido un solo robo – o ninguno – y se pretendía cobrar de las dos.
Por ello la insistencia en establecer unas pautas de actuación para cada tipo de siniestro y cumplirlas a rajatabla, realizando cuantas comprobaciones son precisas.
Un fraude tipo, de alta frecuencia pero baja intensidad es el que se refiere a daños a aparatos eléctricos causados supuestamente por la electricidad en la que el técnico del SAT refiere que la causa de la avería es una “posible sobretensión”. En casos de poco importe las compañías nos indican que no realicemos averiguaciones o comprobaciones que realmente serían más costosas que el propio daño directo, pero estos casos, en riesgos industriales también se producen. Casos como el de una industria de impresión en que en una máquina se “dañan” tres routers internos y cada uno costaba en torno a los cinco mil euros en que cuando va a visitar nuestros técnico cualificado y pide al personal de mantenimiento de la empresa que desmonten la carcasa para realizar sendas verificaciones observa que a pesar de que hay factura por la sustitución de los tres, solamente se ha sustituido uno y el resto funcionan. ( se comprueban números de serie, fechas de fabricación y resto de datos técnicos)
La labor del perito, como eslabón fuerte en la cadena de comprobaciones y único que puede ver “in situ” el daño, habla personalmente con el cliente, con los vecinos si procede y puede realizar las comprobaciones sobre la marcha es de las más importantes tanto en el caso de actuaciones fraudulentas como al contrario, para resolver de forma rápida y con sensibilidad pérdidas que sufre el asegurado y que pueden ser resueltas en la manera que se espera en cuanto a rapidez, profesionalidad y efectividad para todos.
Abogamos para que en el servicio pericial se incorpore la investigación en todo tipo de siniestros, de cualquier cuantía, siempre de forma proporcionada pero que entre dentro de la tarea esta parte de investigación que dará valor añadido al informe pericial y se justificará la profesionalidad del perito y para ello, atendiendo a esa proporcionalidad que indicamos, la estructuración de las tareas en base a standarts de actuación es imprescindible pues de otra forma no va a ser posible atender a todos los aspectos y por otra no será posible evaluar estadísticamente los resultados. Es en estos siniestros de escaso importe en donde posiblemente se concentra el mayor volumen en número de siniestros fraudulentos y aunque los importes que se intentan defraudar, unitariamente no son elevados si es cierto que en suma constituyen un importante porcentaje del total de pagos. En el resto, en los de mayor importe, como son objeto
de investigación exhaustiva, es más difícil que se logre defraudar aunque se intente precisamente porque estos si se investigan correctamente.