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Escribe: Javier López
Estimado Carlos: Estos días nos ha dejado la primavera. Se ha marchado igual que llegó, es decir, de incógnito. Y ha llegado el verano, esa bonita estación que suele lucir, prendido en la solapa, el clavel de las vacaciones.
Con la llegada de la luz y en algunos lugares incluso acompañada del calor, la sangre comienza a circular a mayor velocidad y empezamos a pensar en nosotros mismos y en darnos esos homenajes que tanto necesitamos.
Parece que el mundo nos está llamando y a su solicitud nos apresuramos a acudir a la cita. Cada uno siente un estímulo diferente, países lejanos, descubrir otras culturas, otras gastronomías, estar tumbado sin hacer nada, olvidar el peso de las responsabilidades, volcarse en las aficiones, vivir las fiestas patronales, dedicar más tiempo a la familia, huir de ella, etc.
Ya lo sabes, todo es efímero y las vacaciones son solo un paréntesis, luego hay que volver a colocarse la bola en el tobillo y seguir pedaleando en este diario «Tour», más difícil que el de Francia. Pero tenemos un arma secreta que puede ayudarnos a superar las largas etapas de la monótona vida cotidiana. Me estoy refiriendo a las fotografías. Esos retazos de vida que capturan nuestras cámaras digitales. Luego, en casa nos ayudan a recordar y ya lo decía la vieja canción: Recordar es volver a vivir.
Hay que sacar jugo a las cámaras. Hay que fomentar la afición… y rentabilizar la inversión. Desde esta sección siempre nos hemos preocupado de mostrar caminos, de señalar objetivos que luego nos ayuden a recomponer el puzzle de nuestras estancias en lugares atípicos.
Hoy, amigo Carlos, cara al inminente periodo vacacional, me he permitido hacer una pequeña recopilación de los numerosos temas que hemos ido apuntando a lo largo de muchos artículos, porque estoy seguro que nos van a ayudar a traer a casa más recuerdos de esos días gloriosos en los que nos sentimos libres de verdad.
Las veletas nos ayudarán a saber de donde nos llega el aire y de los ojos ya decíamos que eran como las ventanas del alma.
Y cuantas veces hemos repasado ese instante soñador, cuando el sol emprende su viaje al otro lado del mundo y nosotros sentados en la terraza del bar, con la cerveza fría en la mano, nos morimos de ganas de acompañarlo.
O esos mil detalles urbanos que personalizan un mundo ya de por sí anodino y vulgar.
Los llamadores que anuncian la llegada de lo desconocido y que al compás de la puerta golpean el corazón con su puñal de incertidumbre, o las chimeneas con ese penacho de humo que delata la lumbre hogareña.
También podemos capturar la filigrana de piedra de los escudos nobiliarios con que las familias aristocráticas presumían de su linaje y señalaban su perecedera superioridad.
O el honrado trabajo de los canteros que ennoblecían la arquitectura con sus apoyos esculturales, con sus variados capiteles y han sido más perennes que los linajes.
Vivimos de espaldas a la naturaleza. De casa al trabajo, del ascensor al despacho, del coche al sofá, y así durante todo el año. Ahora en verano podemos volver a ponernos en contacto con el mundo para el que fuimos creados. Sorprendernos nuevamente ante la belleza de las flores, sus colores y simetrías, sus fragancias…y sus espinas.
Los temas de flores han sido siempre una constante en esta sección de fotografía divertida y hemos abierto varios grupos, distinguiendo las flores ornamentales de las sencillas y rústicas, las humildes florecillas silvestres, no menos bellas.
Otro de los apartados más queridos y en los que más hemos insistido , es sin duda el de las flores de montaña, flores que se ven desde la óptica del esfuerzo, que dulcifican con su presencia el sudor que implica la conquista de las cumbres y el placer añadido de buscar y encontrar más tarde sus nombres científicos.
Saxifraga androsacea Aconitum Napellus
Otra cosa que nos llamó la atención es la fuerza con que las plantas se agarran a la vida, dándonos un ejemplo de coraje, hasta límites insospechados que yo calificaba como «milagros». Desde que escribí aquel artículo las he perseguido con denuedo y he incrementado mi colección con ejemplares magníficos.
Otras colecciones gratificantes son las de los animales, pues son muchos y están en todos los ámbitos. Nuestros compañeros de planeta dan mucho juego fotográfico.
Lo mismo da que sean domésticos a salvajes. Su captura sin muerte, los safaris fotográficos, cada vez son más solicitados.
Dentro de los animales dedicamos un par de capítulos a las interesantes mariposas y su lengua, pues siendo tan pequeñas y esquivas, equivalen en fotografía a la caza mayor. Eso sí, hay que tomárselo con mucha tranquilidad, para que después de una mañana dedicada a su fotografía, no tengamos que pasar por el psiquiatra.
Los carteles también son una fuente inagotable de regocijo.
Unos por las clamorosas faltas de ortografía, que en este caso hablan muy alto del nivel cultural de nuestras clases dirigentes.
Puede ser que el que confeccionó el cartel sea algún inmigrante y he repasado algunas lenguas para ver su posible origen
El término pasaje en otros idiomas cercanos es: – Catalán: passatge, – Gallego: paso – Inglés: passage , – Francés: passage – Italiano: passaggio, – Portugués :passagem
Por lo que deduzco que pudiera haber sido un portugués que emigró primero a Francia o a Inglaterra. En cuanto al fabuloso maestro Fathy, el que escribe sin puntos ni comas, es un jolgorio leerlo de corridilla, pues da pie a múltiples interpretaciones. Lo definitivo, me ha parecido a mí, es que este fenómeno de la magia, DESINTEGRA A LOS DEMONIOS DEL INFIERNO. Casi nada. Cuántas medallas se conceden por menos méritos.
Si los ámbitos rurales nos proporcionan mil motivos fotográficos, los urbanos no se quedan atrás. Vamos a recordar algunos de los más atractivos. Por ejemplo: las puertas.
Otra interesante fuente de inspiración lo constituyen esas diabólicas máquinas que van midiendo y descontando el tiempo, anunciando cómo nos acercamos a la fecha de caducidad. Es cierto que por ellos mismos no pasa el tiempo que desgranan, pero otros…
Bueno amigo, he omitido, por recientes, las referencias gráficas de las farolas, las fuentes cantarinas o las setas o los «jitos» que nos muestran el camino. Quedan en la bodega otras tantas referencias, que iremos degustando en próximas entregas.
Todo lo que podamos preparar cara a las próximas vacaciones es hora de irlo haciendo.
Limpiar la cámara y el objetivo, o los objetivos si se trata de una réflex, comprobar las tarjetas de memoria para no llevarnos sorpresas, llevar siempre el cargador y una batería de repuesto… cargada. Y sobre todo llevar un morral lleno de ilusiones pensando en las buenas fotos que vamos a traer de las vacaciones veraniegas.
Bueno Carlos, espero que mis consejos no caigan en capazo roto y te deseo un verano lleno de tranquilidad y de buenas imágenes.
Recibe, como de costumbre, el mejor de los abrazos de tu viejo amigo
Javier