Escribe: Antonio Trueba, Director General de Vidacaixa
Los momentos previos al bocinazo que marca el inicio de una regata son siempre emocionantes. Hay cierta confusión, distintas estrategias, imprevistos por cambios del viento y un resultado que suele marcar buena parte del destino de cada barco.
Nuestro sector vive hoy en un estado parecido con el agravante de que no estamos seguros de haber escuchado las señales que nos marcan el tiempo que resta hasta la salida.
Y sin embargo, habrá regata. Quiero creer, necesito creer que no será suspendida por falta de viento u otros motivos. Tiene que haber regata. Intentaré explicarme.
La reforma de las pensiones aprobada por el gobierno dibuja un escenario en el que se proyecta para los próximos 15 años una gradual disminución de la tasa de sustitución hasta niveles alrededor del 60%. Muy cerca de la media del 55% del resto de países de nuestro entorno.
Con ello se aborda de forma contundente un problema que devenía inaplazable: La solvencia del sistema público de reparto. Primera y casi única hasta ahora, fuente de recursos de nuestros jubilados y por lo tanto piedra angular de la economía y la cohesión social.
No obstante, la solución adoptada – mantener el sistema de ingresos asegurando la suficiencia financiera a través de la reducción de las prestaciones – abre de forma inmediata un interrogante sobre otra suficiencia, en este caso la de la cuantía de las pensiones, entendidas estas en sentido amplio. Y ello es tan crítico o más que lo primero.
Dicho brevemente, ningún país desarrollado puede permitirse que un porcentaje muy relevante de su población carezca de recursos económicos suficientes. Y no puede ni por justicia social ni por el funcionamiento de la economía.
Y en este escenario los sistemas de capitalización a largo plazo tendrán necesariamente que jugar un papel relevante y en ese terreno las aseguradoras tenemos mucho que aportar. Esta es nuestra regata.
Dicho esto y sabiendo que los dos posibles catalizadores de un sonoro bocinazo – un impulso legislativo en el que el gobierno asuma su responsabilidad con la suficiencia global de las pensiones o un cambio relevante en los patrones de ahorro y retribución tanto de los individuos como de las empresas – son de difícil predicción, me centraré en identificar algunos de los aspectos que influirán en nuestro mercado durante este año 2014 partiendo de un 2013 que al igual que el año anterior, ha visto un retroceso en las primas totales.
Desde el punto de vista de la demanda:
– El debate continuo sobre las pensiones está generando una conciencia que impulsará al mercado e irá cogiendo velocidad. La información que enviará el gobierno sobre la pensión esperada no llegará antes de final de año y por tanto no tendrá efecto este ejercicio pero por primera vez desde la reforma fiscal del 2007, en 2013 hemos visto un repunte en las aportaciones a planes de pensiones individuales especialmente intensa en el último trimestre.
– La reforma de las cotizaciones de la seguridad social tendrá un impacto negativo en los planes de pensiones de empleo. Especialmente en las pequeñas y medianas empresas.
– La fuerte bajada de la retribución de los depósitos y la existencia de una curva de tipos de interés con bastante pendiente hacen atractivos los productos aseguradores con garantías a largo plazo. De hecho, parece que los buenos resultados relativos en 2013 de las aseguradoras con distribución tradicional pueden estar mostrando parte de este fenómeno. Las buenas rentabilidades de los productos gestionados (unit linked, planes mixtos) harán también más atractivos estos productos frente a los depósitos.
– El mercado de empresas seguirá seguramente reduciendo su tamaño tanto en riesgo como en ahorro por una disminución de los EREs, la ausencia de nuevos compromisos, el castigo legislativo (límite 100.000€, cotización seguridad social,…) que han sufrido en los últimos años y la presión sobre los precios.
– El proceso de desapalancamiento de las familias, que destinan a reducir deudas casi la mitad de su ahorro, lastrará, mientras dure, la inversión financiera. Aquí será clave la recuperación de la confianza para revertir esta tendencia.
– Por el contrario, podemos esperar que el históricamente gran competidor del ahorro financiero, la inversión en vivienda, se mantenga en los niveles actuales mucho tiempo pues parece emerger una mayor cultura del alquiler frente a la propiedad.
– Por último, el baño de liquidez que en 2013 han supuesto los vencimientos de los bonos autonómicos e instrumentos híbridos en manos de los particulares no existirá en 2014.
Por el lado de la oferta:
– Una destrucción menos intensa de la capacidad instalada de la banca, que representa el 70% de la distribución, y un mayor foco en el crecimiento una vez acabada gran parte de la restructuración del sistema, deberían ayudar a estabilizar y hacer crecer la distribución bancoseguradora.
– Las redes agenciales, tienen a su vez una importante oportunidad combinación de una oferta atractiva respecto al producto bancario, poder capitalizar la pérdida de reputación de la banca y una necesidad por parte de los clientes de asesoramiento en temas de protección y jubilación. Y hay entidades que están trabajando con intensidad en esta dirección.
– Por último, la relajación de la prima de riesgo y las dudas sobre nuestro país además del acuerdo sobre el paquete LTGA en solvencia II, debería también contribuir a que algunas aseguradoras extranjeras vuelvan a ofrecer productos garantizados basados en inversiones españolas.
Como resumen, por parte de la demanda tenemos un panorama incierto con claros y oscuros en los factores más coyunturales y una incierta velocidad de materialización de la fuerza subyacente que creo firmemente que impulsará el crecimiento a medio plazo. Sin embargo, desde la oferta existe la capacidad de liderar e impulsar el crecimiento del mercado apoyándonos y anticipándonos a las distintas oportunidades que se presentan.
Por lo tanto, un mercado dominado por la oferta donde en función de las estrategias habrá claros ganadores y perdedores. Donde algunos iniciarán, ya han iniciado, la travesía y otros seguirán mirando al barco del comité de regatas esperando una señal.