Cómo no quiero abusar de la confianza de César García y Carlos Biurrun, con esta tercera entrega termino la trilogía que hemos dedicado a introducir el coaching. Hoy tocaremos un punto “caliente”:
¿DÓNDE ENCONTRAR UN (BUEN) COACH?
Me gusta la crítica y el humor. Por eso soy el más crítico conmigo mismo y el que más se ríe sus propias miserias. Por eso me atrevo a empezar con un chiste que espero que a mis colegas les haga la misma gracia que a mí: “Si durante la edad media una ardilla podía atravesar la península ibérica saltando de árbol en árbol, ahora lo podría hacer saltando del hombro de un coach al hombro de otro”.
Sí, es cierto, el coaching está “de moda”, todo el mundo es coach porque hace un cursito online, o recibe una charla que tiene más que ver con dinámicas grupales o estrategias motivacionales, que con el verdadero coaching. Basta con darse un paseo por internet para ilustrar lo que estoy exponiendo.
Quiero compartir con vosotros un gráfico que compara el coaching con otras disciplinas porque creo que ilustra bastante bien lo que no es (ya expusimos en los otros artículos lo que sí es), y que nos ayudará a discriminar qué es lo que necesitamos comprar como clientes, y qué es lo que nos están vendiendo. No entro a compararlo con ciencias sociales, es decir, carreras académicas.
Ya tenemos pues, una pequeña guía que nos permite discriminar quién nos está vendiendo motos, humo, charlatenería o un proceso de coaching, llevado a cabo por un (buen) profesional del coaching. Sobre este tema del intrusismo y la mala y falsa imagen del coaching hay varios debates abiertos en las redes sociales de tipo profesional cómo likedin, o en mi propio blog.
¿Y cómo reconocer a ese (buen) coach? Las pistas las doy en esta breve entrada de mi blog “las cualidades de un buen coach”
Entonces, ahora que sabemos lo que es, y que creemos que nos podemos beneficiar de un proceso así, ¿dónde encontrar a un (buen) coach?
Bien, existen multitud de asociaciones de coaching. Soy un poco crítico con ellas: creo que se retroalimentan de manera muy endógena, y que en lugar de defender y exponer lo que es el verdadero coaching dedican la mayoría de su tiempo certificar a los coaches que se han formado en los mismos cursos que ofertan. Soy de la opinión que la profesión necesita regularse con una única federación mundial de asociaciones, con un colegio profesional o cómo los gremios medievales. Que defina claramente lo que es y lo que no y no permita que se cuele el pseudocoaching. Que vele por los intereses profesionales de sus colegiados, regulando competencias y tarifas, entre otras cosas. Que promueva la investigación entre sus miembros como una herramienta que nos dé una base sólida y científica, para realizar nuestro trabajo. ¿Quién sería el mayor beneficiario de esto? El cliente, sin duda.
Concluyendo: La mejor forma de contratar a un pintor, un electricista o un médico es el boca a boca. Nos fiamos de nuestros conocidos que han quedado satisfechos con el trabajo del profesional. Pregunten a quién ha emprendido un proceso de coaching sobre cómo le ha ido, si ha alcanzado sus objetivos y cuál ha sido la actitud y actuación de su coach. Si no conocen a nadie, indaguen en las redes sociales, en las guías telefónicas. O a esa ardilla que salta de hombro en hombro. Pregunten sobre todas las dudas que tengan: tarifas, duración del proceso, formación del coach, todo, todo, todo… En definitiva: “Busque, compare. Y si encuentra algo mejor, cómprelo”.
Después… aplíqueselo a Vd. mismo y divúlguelo entre sus conocidos.
Víctor M. González
Coach (especialista en coaching sistémico)
Profesor
Asesor Editorial
Fundador y CEO de LA CENTRAL DEL COACHING