Escribe: Santiago Rivero, Ingeniero industrial y experto en Neurociencia
Los hallazgos de la investigación en el campo de las neurociencias captan la tención de una parte de la sociedad por lo que tienen de llamativo estos descubrimientos, que ponen de manifiesto que el conocimiento que tenemos de nosotros mismos es más bien escaso. La llamada “década del cerebro” (los años noventa del pasado siglo XX) puso en marcha un proceso de descubrimientos que no ha cesado de acelerarse. Y que probablemente continuará así hasta llegar a un grado de conocimiento de nuestro sistema nervioso central que nada tendrá que ver con el que tenemos actualmente. Ciertamente, tenemos unos conocimientos de nuestro cerebro mucho mayor que el que teníamos hace no mucho, pero lo que sabemos es todavía mucho menos que lo que nos queda por saber.
Un aspecto de especial relevancia es que la investigación en este campo es considerada de interés estratégico por las más altas instancias de las administraciones públicas; prueba de ello son las importantes iniciativas que han acometido recientemente, como son The Human Brain Project, de la Unión Europea, y la BRAIN Initiative, del gobierno de los Estados Unidos, a través de los National Health Institutes, contando con el respaldo del Presidente Obama. El primero de ellos tiene un presupuesto de 1.200 millones de euros y un plazo previsto de desarrollo de 10 años. El segundo tiene una asignación de 300 millones de dólares. Estas cantidades, aunque muy importantes, pueden parecer escasas teniendo en cuenta la magnitud del desafío que se pretende afrontar, pero ha de tenerse presente que en paralelo con este esfuerzo está la pléyade de proyectos que están llevando a cabo universidades y otros centros de investigación del máximo rango en todo el mundo.
En el proyecto europeo, en el que se plantea la simulación informática del cerebro, se contempla la creación de seis plataformas: neuroinformática, simulación del cerebro, computación de alto rendimiento, informática médica, computación neuromórfica y neurorobótica. Inicialmente se espera contar con una potencia de cálculo de 6 petaFLOPS (esto es, la vertiginosa cantidad de 6×1.000.000.000.000 operaciones de coma flotante por segundo)
Se espera que para el año 2016 estén ya listos los primeros resultados prácticos y que los científicos puedan empezar a realizar ensayos del funcionamiento del cerebro en las nuevas plataformas.
Probablemente estamos a las puertas de unos descubrimientos cuyo alcance resulta difícil de imaginar. Es más que probable que tal vez la mayor sorpresa que nos depare la ciencia tenga que ver con el conocimiento de nuestro propio cerebro.
Más información en:
https://www.humanbrainproject.eu/e
http://www.nih.gov/science/brain/
http://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_cerebro_humano
