Escribe: Enrique González, Actuario y miembro de Community of Insurance
Como una buena parte de los interesados en el negocio del Seguro de Vida, he leído, con atención y esperanza, el informe estadístico de ICEA relativo al Comprador de Seguro de Vida en 2013. Lo primero que se indica es que el estudio está realizado sobre un porcentaje que no llega al 48% de cuota sobre el total del volumen de primas imputadas, ya creo que es corta la participación, pero me llama más la atención la ausencia de algunos aseguradores con cierta relevancia en el Ramo, como BBVA, Generali, Ibercaja, AXA, Zurich, ING, que parece no han participado con sus datos en la muestra, pese a que en el ranking del 2013 representan algo más del 20% de este negocio, y dando por hecho que las cifras de Santander con el 12% estén incluidas en los datos de Aegon.
El siguiente desasosiego, me llega con el perfil del comprador de Seguro de Vida que refieren como primer párrafo del Resumen Ejecutivo, creo que es terriblemente desolador, “ varón, casado, de entre 35 y 44 años, empleado por cuenta ajena, sin titulación, residente en capitales de provincia y con un seguro de riesgo de capital asegurado no superior a los 18.000 € y una duración inferior a cuatro años”.
¿Como puede ser esto, en 2013? ¿Seguros de riesgo en temporal renovable de menos de 3.000.000 de las antiguas pesetas? ¡Si en los años 80 los capitales habituales de las ofertas eran ya de ese nivel y superiores! ¿Tanto peso tiene la cartera antigua sobre las nuevas suscripciones en lo que a capital asegurado respecta ?
¿ Será la crisis o el abandono de la oferta de seguro de vida como consecuencia de la caída de la venta de viviendas y el consiguiente seguro de vida ligado a la hipoteca?
Me da que va a ser esto último; para que luego vengan a contarnos el daño que el negocio de bancaseguros hace al sector. Ciertamente este daño es terriblemente evidente, cuando ellos no venden, el sector se hunde.
Resulta curiosa la evolución histórica del número de pólizas y su distribución entre hombres y mujeres en los últimos 10 años, es como un túnel que se estrecha hacia la centralidad, bajando ellos desde el 62% hacia el 54% y subiendo ellas desde el 39% hasta el 46%, pero no hay que dejarse engañar por la imagen, los valores de capitales y primas son muy diferentes , como lo son las distribuciones en el tipo de producto de unos y la edad también marca diferencias.
Avanzando en el informe se ven otras cosas que no tienen, en mi opinión, buena pinta para el sector a futuro; demasiado Temporal Renovable (48% en hombres y 43% e mujeres) frente a las demás opciones de riesgo (15% en hombre y 11% en mujeres); lo que a medio y largo plazo producirá fuertes caídas de carteras de riesgo determinadas por el aumento sistemático anual de las tasas de prima.
Aumentos, que aun cuando están previstos desde el inicio, no dejan de sorprender desagradablemente al cliente según van venciendo y a medida que va saliendo del umbral de la subida de tasa discreta, vamos que a partir de los 45 años, los saltos escuecen y molestan como un sinapismo, y a partir de los 55 años, ya escuecen, molestan, duelen y te hacen pensar si merece la pena seguir con él contrato.
No olvidemos además, que esta situación puede verse agravada aun más, por el efecto de las cláusulas de revalorización de los capitales por índice variable; que incorporan la mayoría de estas pólizas. Este efecto, alcanza niveles de caída mucho más radicales en tramos de edad superiores a los 55 años, y traen como consecuencia, la salida de los asegurados con mejor estado de salud, que abandonan por coste el contrato, mientras que los clientes con peor estado de salud harán todos los esfuerzos posible para seguir manteniendo las garantías de sus pólizas en vigor, lo que supone un deterioro por dos frentes del resultado del negocio.
Los diferentes cuadros del informe en lo que a negocio de riesgo vida concierne, ya apuntan esta tendencia de forma importante, con caídas de carteras de del 7,7% para el tramo 35 años a 45 años, el 8.5% de caída para el tramo de 54 años a 64 años y el 28% de caída para el tramo 65 años o más.
En cuanto al resto de los datos de seguros de vida riesgo, temporales a otras duraciones, sus cifras son tan insignificantes que no ha lugar ni comentario. Si sorprende que ni se cite a la que ya se puede considerar frustrada y naciente galaxia del Seguro de Dependencia , que pese al lanzamiento mediático al amparo de la Ley de Dependencia, parece haberse metido por los ojos del Guadiana y no ha conseguido volver a tener visibilidad. Manifiestamente la ciudadanía y/o la mediación, han vuelto la espalda a este segmento de negocio, dejando el riesgo de dependencia en manos del sector público.
En la parte del informe dedicada al Seguro de Vida Ahorro, las mujeres son las que más pólizas detentan, según el informe el 46.5% de los asegurados de estas pólizas son mujeres, frente al 39,8% de los hombres, ¿Será por eso de la inteligencia natural que proporciona la genética consecuencia de la mayor longevidad en ellas?, o quizá ¿ Son mas abordadas por la mediación en la oferta del producto por aquello de su mejor disposición a preparar el futuro ?.
En la distribución de los productos de ahorro, el más numeroso en pólizas es la de Capitales Diferidos con un 19%, y la siguiente los PIAS con el 10% del total de contratos; la esperanza del seguro para competir con los Planes de Pensiones, los PPA, no llegan ni al 8%, las pólizas de Renta Vitalicia ni llegan al 3% y de todos los demás productos de ahorro ninguno llega al 1%.
A la vista de la imagen que da la distribución de productos y si prestamos atención a la distribución de las primas de cada uno de ellos, y a los capitales medios, podemos imaginar, intuir, inducir, que no saber, la realidad de la situación.
Pero cuando el 19% de las pólizas de ahorro cubre el 34% de las primas y otro 2.3% de los contratos absorbe otro 25% de las primas del sector, y cuando los capitales no son para tirar cohetes; creo que a todos, como a mí, nos viene la idea de que la causa de la bonanza aparente de estos dos grupos de productos, frente al resto de los productos de ahorro ofertados en el mercado, son seguramente consecuencia de procesos de prejubilación, con contratos a prima única.
Se constata esta realidad, con el cuadro que aparece en el informe relativo a la periodicidad de pago de las primas, que para ahorro da un 39,2%; cifra que curiosamente choca con el 59,5% que se obtiene de otros cuadros de datos del informe, como distribución de las primas de las pólizas de Capital Diferido y de los de Rentas Vitalicias y Temporales. Admito que es posible la existencia en cartera de contratos de Capital Diferido a primas periódicas, y a la vista de los importes de capital asegurado, si parece que con la lógica normas se corresponde coherentemente con una cartera antigua, pero esta coherencia no se da en los contratos de Rentas, que si bien en los años 80 se suscribían contratos de Rentas Diferidas a primas periódicas, en la actualidad, es una “rara avis”, por lo que la única explicación razonable, es dar por supuesto que una buena parte de esas pólizas de prejubilaciones se han suscrito a prima única fraccionada en dos o más pagos.
Visto el paño, en lo que al mundo del seguro de vida atañe, creo que solo queda pensar que la crisis aun no ha terminado para este negocio; al que sin duda, las pólizas de prejubilaciones le han ayudado a minorar sus efectos e incluso a crecer algo. Este crecimiento es solo un espejismo, no la salida de la crisis que aun siguen en ella; y salvo que remuevan su actividad, no solo reduciendo gastos absurdos, sino además, con imaginación, buscando novedades que encajen en el mercado e interesen a una clientela cada vez más exigente, tardaran en volver a los niveles de actividad y negocio anteriores a la crisis.
No puedo olvidarlo, que perfil
“ varón, casado, de entre 35 y 44 años, empleado por cuenta ajena, sin titulación, residente en capitales de provincia y con un seguro de riesgo de capital asegurado no superior a los 18.000 € y una duración inferior a cuatro años”.
¡ Denme un pañuelo que quiero llorar ¡