La fotografía, amigo Carlos, ya sabes que da mucho juego.Y desde que tenemos las cámaras digitales, todavía más.
No lo digo por lo engorroso de los antiguos carretes de film, ( y digo antiguos, porque la famosa fábrica de Kodachrome ¡¡¡ ha cerrado !!! ).
Lo digo porque con los dichosos carretes nunca sacabas todas las fotos que deseabas, siempre pensando en que más tarde podías ver algo más interesante aún y no debías quedarte sin película.
Ahora con la cámara digital y las modernas tarjetas de memoria de enorme capacidad, se acabaron los problemas.
Esto ayuda mucho, pero amigo mío, lo fundamental sigue siendo el ojo del artista, descubrir el ángulo adecuado, la composición equilibrada, la complicidad de la luz y el motivo que se desee inmortalizar.
Y de eso quería hablarte hoy, Carlos, porque veo que la gente tiene cámaras cada vez más sofisticadas y sin embargo no se observa un paralelismo en sus logros fotográficos.
Da pena ver las fotos que muchos amigos traen a la vuelta de vacaciones.
Únicamente se ve la piscina del hotel o a la familia comiendo en un restaurante, y no consiguen captar la esencia de los lugares que visitan, sus gentes, los mil detalles a veces sorprendentes que diferencian ese lugar de otros mil igualmente interesantes.
Por eso es necesario viajar con los ojos abiertos.
El problema de algunos es que no saben qué buscar, qué fotografiar, y yo lo que te propongo es ir abriendo horizontes a los fotógrafos de tu blog para que puedan disfrutar el doble de su afición .
Primero, en el viaje, sacando fotografías insospechadas que nunca antes se hubieran imaginado y segundo degustándolas luego en casa por medio del archivo por temas o colecciones. Las fotografías cobran una nueva dimensión cuando se las compara con otras.
Como ya sabes que me gustan los ejemplos, porque ilustran tanto como el más refinado discurso, paso a la acción. Veamos un caso muy sencillo.
Probablemente, cuando visitamos una catedral, todos nos quedamos prendados del colorido de las vidrieras. Incluso muchos las fotografiamos. Con un poco de zoom no suelen quedar mal porque de día siempre tienen por detrás la luz, que realza sus colores y filigranas.( 1) (2)
Pero las vidrieras son variopintas y nunca son iguales . No se puede decir que vista una vistas todas. Y si nos fijamos con atención vemos que dentro de las vidrieras se puede elegir entre innumerables motivos fotográficos , vidas de santos, historia sagrada, la pasión de Cristo o uno que ahora está de rabiosa actualidad como son los motivos navideños (3) (4) (5) (6).
Si tenemos abierta una colección de Belenes , cuando visitemos nuevas iglesias, estoy seguro de que estaremos atentos, a la búsqueda de algún otro para enriquecer nuestra colección y miraremos las vidrieras con ojos mucho más escrutadores e interesados.
Disfrutaremos más.
Esto es sólo un pequeño ejemplo. Seguiré dejando pistas.
Hasta pronto
Javier