Eduardo Rodríguez Rovira, Presidente de Fundación Edad&Vida
La respuesta que los ciudadanos dan en algunas encuestas de satisfacción, como por ejemplo la realizada por la Comunidad de Madrid en 2014, se presenta como prueba de que la población prefiere la gestión pública de la asistencia sanitaria.
En ella los ciudadanos manifiestan sus preferencias por la asistencia sanitaria pública por 57-64% frente a 29-40%, según las diferentes atenciones, primaria, especializada, urgencias u hospitalaria.
Sin embargo cuando se le plantea a colectivos concretos la posibilidad de elegir en condiciones de igualdad la asistencia sanitaria entre la gestión pública directa o la gestión privada, la gran mayoría escoge esta última, como pasa con los funcionarios civiles, militares o del poder judicial de MUFACE, ISFAS y MUGEJU.
¿Por qué esta aparente contradicción? Seguramente porque la pregunta que se hace en las encuestas es equívoca y confunden al preguntado. Todo el mundo interpreta que se da a elegir entre una sanidad pública gratuita (?) y otra privada que debe de ser pagada por el enfermo. Si se dijera explícitamente que en ambos casos el ciudadano no tendría que pagar, gestionara la sanidad pública el Estado o la iniciativa privada, la respuesta sería distinta. Es más, si la asistencia se presta con la misma tarjeta de la seguridad social –como se dice vulgarmente- los pacientes no lo distinguen, que es lo que sucede en los hospitales públicos de Madrid gestionados por entidades privadas.
Esa preferencia en la práctica por la gestión privada de la asistencia pública sanitaria tiene un nuevo ejemplo en la Asociación de la Prensa de Madrid. Sus asociados podían escoger libremente entre las prestaciones del Servicio Madrileño de Salud (Sermas) o las del Servicio médico de la Asociación. El 70% de cerca de 12.000 personas, incluidos los familiares, escogían este último. Y ese alto porcentaje escoge este modelo a pesar de que los asociados tienen que pagar 20% de copago (!).
En el puente de la Constitución, no sabemos si nocturnamente, la oposición en la Asamblea de Madrid votó una enmienda al Presupuesto de la Comunidad para suprimir los 8,6 millones que se destinaban a este Servicio Médico (cuya existencia se puede rastrear hasta los años 70 del pasado siglo, cuando funcionaba como entidad sustitutoria de la Seguridad Social). El supuesto ahorro servirá para apoyar un loable plan bucodental para madrileños sin recursos. Pero nuestros representantes, seguramente todavía noveles, han descubierto un nuevo sistema de ahorro del gasto público, ya que piensan que miles de nuevos asegurados al sistema del SERMAS, se puede hacer a coste cero, sin merma de la calidad del mismo (aumento de listas de espera etc.), Tengamos además en cuenta que el percapita pagado por los asegurados era solo 715€, según leemos a su ex Presidente González Orbaneja, muy inferior a la media del sistema madrileño para prestaciones equivalentes.
Una vez más la realidad destroza las encuestas, pero la filosofía de las mareas se impone a la libertad de elección. Que 2016 nos vuelva más racionales.
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