Estimado Carlos:
Hoy quiero comentarte algo sobre un tema fotográfico, menos evidente que las vidrieras catedralicias o las puestas de sol, pero que por su sencillez está al alcance de todos nuestros amigos.
Se trata de las texturas.
Aunque “textura” deriva del latín y en principio significa lo mismo que “textilis”, tejido, o la operación de tejer, al final los artistas plásticos, que le conceden una gran importancia, la definen como la sensación de aspereza que se produce al tacto: “Esta pared de cemento tiene una textura muy rugosa”; y por derivación nos hablan de texturas ópticas, sensaciones de rugosidad para la vista.
Vamos, que no es lo mismo pintar un mar plano, brillante y uniforme, que pintarlo con las rugosidades, con la “textura”, que le dan las olitas. (c1).
Los artistas plásticos, como te decía, tienen siempre presentes dos ideas fijas, las texturas y los degradados (c2)
Esta fotografía
muestra ambas tendencias. Si la observas con atención te das cuenta de que las hojas son más grandes en el lado derecho y se van reduciendo paulatinamente hacia el izquierdo, a pesar de presentar una única textura.
Hoy sólo vamos a centrarnos en las texturas, porque son muy accesibles y gratificantes. El único requisito es que hay que descubrirlas.
El mar, con sus ondas, es una fuente inagotable de texturas y si somos conscientes y las incorporamos, nuestras fotos van a mejorar (c3) (c4).
Pero las texturas están en todas partes. Toda superficie regularmente rugosa es en sí misma un motivo. Y podemos descubrirlas lo mismo en la arena del desierto, (c5) o en una cesta de pasas (c6) o en un conjunto de caracoles (c7)
Incluso los suelos, que siempre pasan desapercibidos, pueden ser motivo fotográfico por la plasticidad de sus rugosidades , panorámicamente homogéneas. (c8) (c9) (c10).
Si alzamos los ojos al cielo,( una práctica muy aconsejable ), muchas veces están allí, acechándonos (c11)
Y en las paredes (c12);(No es lo mismo un retrato sobre fondo plano que sobre uno rugoso)
O en los techos (c13)
Incluso en los alimentos frescos (c14)
Y hasta en los cocinados (c15)
… y así de manera indefinida , porque los motivos son tan abundantes y variopintos que están por todas partes.
Como puedes comprobar, amigo Carlos, sacar fotos, encontrar buenos motivos, es menos difícil de lo que parece. Únicamente hace falta abrir bien los ojos, estar atento, y darse cuenta de las posibilidades que nos ofrecen las cosas más sencillas.
Puede ser que a alguno nunca se le haya ocurrido fotografiar texturas, pero ya sabes que esto de la fotografía es como la informática, todos aprendemos de lo que nos cuentan los demás .
Yo siempre estoy con la oreja atenta a recoger sugerencias.
Espero que las mías sean de tu interés y el de tus lectores.
Hasta la próxima.
Un abrazo
Javier