Estimado Carlos: La fotografía ya sabes que enlaza con todas las filosofías que en el tiempo han sido.
Si te paras a pensar,- algo que como me comentabas hace poco, cada vez es más inusual- , te puedes dar cuenta de que el tema anterior, el de las mariposas, está íntimamente ligado al conocimiento enciclopédico, a la Ilustración, al “Siglo de las Luces”, el no tan lejano siglo XVIII.
Unos pensadores ingleses, Locke, Hume y Bacon habían desarrollado lo que
se llamó el Empirismo Sensualista. Una filosofía que removió la época y que, simplificando mucho, venía a decir que una teoría sólo es válida si se puede demostrar empíricamente ( Empeirikós es una voz griega que significa que se guía por la experiencia ).
Nosotros únicamente podríamos demostrar las teorías de D. Gregorio, aquello de que las mariposas tienen lengua y que la llevan arrollada en forma de espiral, mostrando las fotos que lo pongan de manifiesto.
Pero hoy vengo de la mano de otra filosofía.
Hoy vamos a echar mano del Positivismo de Augusto Comte, que proponía sustituir el idealismo por la observación del mundo real para llegar al conocimiento.
Se puede decir que descalificaba las ensoñaciones y proponía un concepto práctico y realista de la vida. Fue el impulsor del realismo en el arte.
La fotografía, ya de por sí paradigma realista, se adaptó plenamente a esta
filosofía y hay escuelas importantísimas que han perdurado hasta nuestros días.
Te voy a recordar al aula Becher, de la escuela de Düsseldorf, que hacía grandes exposiciones sobre temas tan prosaicos como los viejos depósitos de agua de las fábricas alemanas. Pero, naturalmente, no nos mostraba sólo uno.
Hacía una exposición recopilando muchos depósitos y así creaba un espacio de reflexión y contraste, una colección, una tipología y las cosas cambiaban de forma espectacular al observar el conjunto.
Estas series son fáciles de representar y están en la línea que hace tiempo te vengo sugiriendo.
Vamos a ver un ejemplo modesto con una tipología que he empezado a desarrollar hace muy poco y de la que aún no tengo mucho material.
Te daré la pista de que su humo acre nos saluda cuando llegamos a un pueblo solitario, despertando con su olor los recuerdos que asociamos al añorado pan de nuestra infancia.
Se trata de las chimeneas
Las chimeneas, oscuras autopistas de humo, pueden llevar adherida información relevante.
Viéndolas podemos deducir muchas cosas, por ejemplo si el dueño les concede cierta importancia, las cuida, o si por el contrario las tiene tan abandonadas como él mismo.
Si le dio importancia y la construyó con esmero o la hizo con los retales que le quedaron al terminar la casa…
También nos ilustran con sus variedades geográficas, pues no es lo mismo una chimenea de montaña que otra de la costa mediterránea.
Podemos saber si en la región el clima es suave o adverso, si por ejemplo corren fuertes vientos…
Incluso podemos deducir la extracción social de los habitantes de la casa
Nos transmiten información… y nos hacen soñar (bueno, eso ya no es realismo)… si corresponderán a un hogar cálido donde la familia se reúne alrededor del fuego en los días invernales o si será solamente una chimenea funcional donde un pobre solterón se calienta el desayuno.
Y por último también nos permiten hacer estudios por zonas concretas, recopilando por ejemplo la tipología de las chimeneas de las Alpujarras y así poder hacernos unas ideas más concretas y realistas de la zona
Bueno amigo Carlos, hoy espero haber proyectado una visión algo diferente de las posibilidades fotográficas que venimos comentando, y que podría ampliar los horizontes creativos de los amantes de la fotografía, que ya sé que son numerosos en tu blog.
Hasta la próxima, donde estoy tentado de presentarte a los deshollinadores, recibe el abrazo de tu amigo
Javier.