[vc_row][vc_column][vc_separator color=»custom» border_width=»2″ accent_color=»#dd3333″][vc_single_image image=»33136″ img_size=»full» alignment=»center»][vc_separator color=»custom» border_width=»2″ accent_color=»#dd3333″][vc_single_image image=»33137″ img_size=»full»][vc_separator color=»custom» border_width=»2″ accent_color=»#dd3333″][vc_column_text]Por Enrique González, Actuario y miembro de Community of Insurance.
Un año más, y ya van 24, el sector de seguros vuelve a premiar a los tramitadores de siniestros, capaces de gestionar su trabajo y además percibir y no tolerar el fraude en el contrato a la hora del siniestro.
No es la primera vez que comparo corrupción y fraude; también creo que todos somos algo responsables de su existencia. A la mayoría social, como les gusta tanto decir a los políticos de uno y otro signo, no le termina de parecer mal que corrupción y fraude exista; se tolera, más cuanto más viene de un amiguete o correligionario.
En algunos casos, hasta divierte, cuando el corrupto y/o defraudador tiene cierta gracia y desparpajo a la hora de contarlo. La realidad del problema de corrupción, estafa y fraude; que básicamente todo está en el mismo saco, es lo barato que sale en nuestro sistema penal real, siendo la comprensión de la judicatura y de los medios, radicalmente bonachones con ciertas maneras y personajes de estos eventos.
Entre todos los casos de corrupción, estafa y fraude; en los que se ejecutan contra una institución financiera, el seguro lo es, sorprende que una parte importante de la ciudadanía de palmas con las orejas, admirando al estafador por su osadía y a otra buena parte de ese colectivo nacional, ni se le mueva una ceja de sorpresa.
Es una cifra importante, puesto que se trata de 165.959 declaraciones de siniestros, cuyo objetivo era el fraude al asegurador, para que este se hiciera cargo de siniestros inexistentes, cuando no siniestros provocados, o reales en los que se reclamaron daños inexistentes o que se debían a causas diferentes y anteriores al siniestro, con la única intención de estafar una suma de dinero al asegurador.
Parecen pocos, pero si tenemos en cuenta que, estos solos los detectados por las 38 aseguradoras que han participado en el XXIV Concurso Sectorial de detección de fraudes, y que estas entidades solo representan el 54,5% de la cuota de mercado; no parece descabellado estimar que el fraude real, muy probablemente duplica duplique el número de casos y de importes.
También habría que añadir los que, bien por la pericia y astucia del estafador, o bien por la desidia, inexperiencia, falta de rigor, o prisa del tramitador pasan desapercibidos y se tramitan y pagan como siniestros reales. Es un gran problema que pagamos todos, aseguradores y clientes, pues ello repercute finalmente en el importe de las primas que pagamos por cada uno de nuestros riesgos.
Lo más llamativo de los últimos años, es el aumento de los siniestros fraudulentos de pequeña cuantía; en los últimos 6 años han crecido casi un 10%; seguramente los estafadores conocen la mayor laxitud de la tramitación de los pequeños siniestros, y también se achaca estaos pequeños y múltiples fraudes a no profesionales de la estafa. Aun cuando la delincuencia organizada esté en otro nivel en esto del fraude al seguro, creo que no conviene perder de vista el pequeño siniestro, más cuanto más digitalizado este el sector.
Como es habitual, la mayor incidencia de fraude se da en el ramo de automóvil, un 63,6%; el volumen de siniestros y la obligatoriedad del seguro, ofrece el campo de más ocasiones posibles para el fraude.
El resto de ramos diversos, tienen una incidencia del 29,4%, hogar, comunidades, comercios, pymes y RC. Los ramos de personas, accidentes, vida, salud, tienen una incidencia de 5.9%, siendo para el resto de los ramos el 1% restante.
Lo que sí es ya una constante es la rentabilidad de lo invertido en la lucha contra el fraude; de media, cada euro destinado a investigación de estafas por fraude, el sector seguros recupera 48 €; es una muy buena tasa de retorno.
En lo que concierne al ranking autonómico del fraude en seguros, las autonomías con más fraude descubierto son; Andalucía con un 22.78%, Madrid con un 14,47% y Cataluña con un 13,13%; mientras que las últimas del ranking, son Cantabria con el 1.43% y Navarra con el 1,03% y La Rioja con el 0,59%. Este es de los pocos rankings que existen en los que hay que felicitar a los últimos.
También debe felicitar el sector a los ganadores de los premios, Pelayo, Mapfre, Caser, Axa, Generali y Fiatc..
Animo a todas las demás aseguradoras que no han participado en este concurso, para que en 2018 si participen y que refuercen todos, el 100% del mercado, sus esfuerzos para la lucha contra el fraude; ellos se sentirán más satisfechos, sus accionistas más contentos con más beneficios y todos sus clientes se lo agradecerán.[/vc_column_text][vc_separator color=»custom» border_width=»2″ accent_color=»#dd3333″][/vc_column][/vc_row]