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“Les Piragües“, de folixa en folixa en el Principado de Asturias
Por Enrique González
El descenso de ríos, en embarcaciones de muy distinto formato, es una práctica muy generalizada en verano; allí donde las características fluviales y no fluviales, permiten el descenso, con riesgo o sin él; y si no hay agua, pues se hace el descenso de cualquier manera.
En Asturias, hay muchos, incluso nadando. Por orden de popularidad según mi personal criterio, los tres principales descensos son; “Les Piragües”, “El Descenso Folclórico del Nalón, y “El Descenso de La Galiana”, este último con una peculiaridad sorprendente muy especial, se celebra en pleno invierno en carnaval, y la Galiana es una calle en el casco antiguo de Avilés.
Creo que pocos lugares hay en el que, con tan pintorescos ríos y con carácter lúdico deportivo, se celebre tanto descenso fluvial festivo como en Asturias. El descenso, competitivo o no, es lo de menos, lo importante es la fiesta, el secreto del éxito es la folixa; hay quien recorre el Principado de folixa en folixa; créanme, hacerlo es duro; la mayoría de esas fiestas son en medio de la naturaleza, si duran un día ocupan mañana, tarde y noche; hasta muy de madrugada, en prados húmedos en la húmeda madrugada asturiana, y algunas, como esta de “les Piragües” duran más de un día entre dos Concejos.
De todos ellos, “Les Piragües” es el de más tradición, se celebra desde 1931 entre Arriondas y Ribadesella. Lo que empezó como una excursión de amigos, ascendió después a competición deportivo-festiva y acabo en Competición Internacional, quizá la única festiva del mundo..
El descenso Internacional del Sella, tiene lugar siempre el primer sábado de agosto posterior al día 2; teniendo la prueba deportiva un recorrido de 15 Km. por el río Sella, desde el puente de Arriondas hasta el Puente de Ribadesella.
La fiesta del Sella es muy peculiar, empieza la tarde noche antes en Arriondas, Concejo de Parres, se va desplazando con las piragüas desde allí hasta el Concejo de Ribadesella, hace parada para comer en Llovio, y termina en la noche siguiente en las capitales de ambos concejos Arriondas y Ribadesella.
Es una gran fiesta; quien gane la competición es importante para los que compiten, pero para la mayoría de los selleros les vale cualquier campeón; para los más forofos locales, les vale cualquier ganador, pero sus preferencias van siempre por este orden, local, asturiano, español, y si no puede ser, cualquier extranjero, pero siempre que sea el mejor. El buen sellero debe acudir con el collar de flores, el chaleco y la montera picona, además de con ganas de fiesta y buen humor dispuesto a colaborar con lo que surja.
La salida en Arriondas es a las 12, y los participantes, piragüistas y selleros, esperan la señal de salida en la orilla fuera de sus piraguas, y estas fuera del agua en las posiciones asignadas. Antaño la salida se hacía con una salva de cañón, hoy convertido en monumento en la Plaza del Cañón de Arriondas. Tras los “versos” de Dionisio de la Huerta, el fundador, y el canto por todos los asistentes, con la solemnidad requerida, del “Asturias Patria Querida”.
Hace algunos años, el cañón fue sustituido por un semáforo y un artilugio técnico que bloquea las palas de los piragüistas, y las libera en el momento en que el semáforo cambia de rojo a verde.
Con la salida de las piragüas, se inician otras dos carreras; la de los selleros que seguirán las piraguas desde el tren fluvial, y la de los otros selleros que harán el seguimiento en coche, moto o bicicleta, por la carretera N-634, que va bordeando el río Sella y se corta al tráfico, salvo para los vehículos que desde Arriondas, van siguiendo a las piraguas dirección Ribadesella. Cuando esta era la única vía de comunicación por carretera entre Santander y Oviedo; el caos circulatorio estaba garantizado todo el día.
El «Tren Fluvial» sale de Arriondas, poco después de la salida de las piraguas, y anuncia su salida haciendo sonar su silbato repetidamente, es el animador de los selleros que corren a la estación para subirse en él antes de que salga.
El trayecto del tren es un recorrido paralelo al río por donde transcurre la carrera, con varias paradas casi imposibles en lugares insospechados. El tren fluvial, va adelantando a las piraguas y parando en medio de los prados que bordean el río en distintos puntos, para que los selleros puedan bajar a la orilla del río, animar a los palistas, y mirar de cerca la carrera. Al poco rato de pasar la cabeza de carrera, el tren empieza a pitar y los selleros vuelven corriendo a subirse en el tren para continuar la marcha hasta la próxima parada, similares paradas se realizan en repetidas ocasiones.
En la carretera N-634, también bordea el río; la forma de actuación es la misma, los que siguen la carrera en coche, moto o bici, bajan por la carretera ocupando los dos sentidos de circulación y con la misma metodología; adelantan a los palistas, abandonan el vehículo y bajan a los prados colindantes hasta el río para verlos pasar; después vuelven al coche y siguen la ruta hacia Ribadesella.
La competición deportiva termina con la llegada de las piraguas bajo el puente de Ribadesella. El ganador absoluto es la piragua que primero llega, pero también hay premios para cada uno de los primeros que llegan según el tipo de piragua: No entiendo mucho de ello, pero este año éxito local total, fueron los primeros dos chicos de Arriondas, en K2, los asturianos levantaron los brazos en Ribadesella, como no hacía ningún asturiano desde 1.996, según dicen los locales.
Lo importante, es que después de la competición la fiesta continua, y continua con un nuevo desplazamiento a los prados de Lloviu; a unos 4 km de Ribadesella.
Es en Lloviu donde se se sirve la típica comida asturiana de fabes y arroz con leche, realizándose aquí la entrega de trofeos. Esta es la comida oficial de Autoridades, deportistas y comisión de festejos.
Los romeros selleros, distribuidos en grupos de amigos más o menos amplios, hacen una comida campestre en esos prados de Lloviu. Los más valientes se bañan en el Sella, para refrescarse antes de comer; se come lo que cada uno lleva, bollos preñaos, bocadillos de lo que sea, tortilla, filetes empanados, ensaladas, morcilla mataxana, se admite cualquier exquisitez; se bebe sidra, cerveza, vino, lo que sea; se escancia sidra por todo el prau. Si se tiene ocasión, se comparte comida y bebida con el vecino o vecina del grupo contiguo.
Después de la siesta allí mismo, unos para la romería y verbena en Ribadesella y otros para lo mismo en Arriondas, incluso los hay que pasaran por ambas dos; después unos antes y otros después, según los gustos y la resistencia; cada uno a su casa y Dios a la de todos.
No he contado nunca las veces que he asistido y disfrutado en la fiesta de Les Piragües, pero si recuerdo la primera vez; fui con mis padres y mi hermana mayor, tendría 12 años, cuando el tren fluvial era de madera y con máquina de vapor y había que darse un madrugón. Recuerdo también las dos veces que hice el recorrido en coche, las demás veces tengo recuerdos asilados, ya no me impacto igual; lo peor que hoy me parece ya demasiado el follón y el aluvión de gente que allí acude. Naturalmente el día de “Les Piragües” no es el mejor para ir a Ribadesella de holganza y turismo.
La fiesta del Sella, creo que es una de las cosas que hay que experimentar, cuando menos, una vez en la vida, mejor antes de los 30 años. Curiosamente nunca he bajado el Sella en piragua, nunca se me paso por la cabeza; este verano tengo que plantearme hacerlo sin falta, es una asignatura que tengo pendiente desde mi juventud.[/vc_column_text][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][/vc_column][/vc_row]